Cultura

Una voz comprometida y solidaria

Julia Guerra Lacunza nació en Pamplona (Navarra) en 1953 desde donde arribó a Algeciras recién inaugurada la década de los 90. Traía bajo el brazo un libro de poemas recién editado en Iruña en 1986, Los hijos de la sombra, además de muchas incertidumbres y muchas ilusiones. Fue en Algeciras donde comenzó a afianzarse en su condición de poeta y donde empezó a tejer una red de amistades que la llevaron a ser una de las más importantes dinamizadoras de la cultura local.

En su trayectoria poética encontramos libros como Testamento de lunas (1983), Los hijos de la sombra (1986), Cárcel de la memoria (1991), Al viento (1996) o Dos orillas (2003), además de numerosas inclusiones en antologías como el 10º aniversario Bilaketa, Aoiz (Navarra) (1986); Antología poética vasca en homenaje al 50ª aniversario de Guernica (1987); la Antología de poetas vascas, de Julia Otxoa (1990) o Arribar a la Bahía, editado en Algeciras en 2000. Ha escrito en numerosas revistas, entre las que se encuentra Tres Orillas, de la Asociación de Mujeres Progresistas de Algeciras Victoria Kent. También aparece su obra en Estrecho, una poética de la Solidaridad, editado por la Diputación de Cádiz en 1999 y es mencionada en la obra Poetisas españolas, de Luz María Jiménez Faro, que publicó Torremozas en 2003. Fue colaboradora de Europa Sur, Radio Algeciras de la Cadena Ser o el diario La Mañana, de Tánger.

Su dinamismo la llevó a organizar numerosos encuentros o ciclos poéticos y supo dar cabida a nuevas voces poéticas de Algeciras y el resto de la comarca.

En 2003 publica el poemario Dos Orillas, que marca un punto de inflexión en su condición poética. En este texto se advierte la tenaz lucha de Julia Guerra contra la incomprensión entre culturas y, como afirma Juan José Téllez en el prólogo del mismo: "Julia Guerra propone la pipa de la paz. Esto es, la convivencia, que no la tolerancia. El respeto, que no la fuerza, La convicción, que no la victoria… Julia Guerra aparece más mestiza que nunca. Mestiza de su propia historia, de sus propios recuerdos y pálpitos. Ella ha cruzado el mar y la tierra, buscando la dicha y no es mal empresa para cualquiera que quisiere conocerse a sí mismo, sin perder la perspectiva del horizonte".

Navarra hasta la médula, supo desde el primer momento hacerse a la indiosincracia andaluza y fue en Algeciras, a la que llegó para desarrollarse como persona, donde encontró buenos momentos. Su amor por esta tierra quedó reflejado en muchos de sus poemas como el titulado Nacer en Algeciras: "Dejé la niebla con olor a silencio, / los montes del Norte con humedad de leña. / Dejé trece álbunes de fotos / aprisionados en el tiempo. / Dejé para nacer en Algeciras. / Cómplice del destino / la costa mujer sensual y discreta / guiñó un ojo al Estrecho, / acercándonos. / Alá en su lenguaje Universal / nos regaló el Amor. / Para cuidarlo".

Comprometida hasta la médula, siempre se la podía ver en los actos solidarios con los más desfavorecidos. En los últimos tiempos estuvo tremendamente implicada en el problema de la inmigración y el entendimiento entre pueblos vecinos.

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