Paco de Lucía: "Llenar el alma es mucho más difícil que llenar el estómago"

El maestro de la guitarra flamenca se confesó en un impecable inglés en el año 2010 durante su paso por el Leverkusener Jazztage, el prestigioso festival de jazz alemán

Paco de Lucía, el genio que no grabó con los Rolling Stones porque no eran flamencos

Paco de Lucía: "Llenar el alma es mucho más difícil que llenar el estómago"
F. Silva | G. Sánchez-Grande

09 de diciembre 2024 - 10:35

Algeciras/En el otoño de 2010, Paco de Lucía conquistó una vez más el escenario internacional al presentarse en el Leverkusener Jazztage, uno de los festivales de jazz más importantes de Europa. Con 63 años, el guitarrista habló de su arte en un inglés sorprendentemente fluido, una habilidad que pocos esperarían de alguien que creció en el seno de una familia humilde en la barriada de La Bajadilla, en Algeciras. Pero Paco de Lucía, además de revolucionar el flamenco, tenía una capacidad única para conectar con públicos de todo el mundo, incluso a través de un idioma ajeno.

“El flamenco no es una música que se aprende en la escuela, estudiando escalas como en Berklee o cualquier otra academia”, explicó durante la entrevista, realizada con motivo de su actuación en el festival. “Es una música que se aprende en casa, con la familia. Desde pequeño escuchas a tu padre, a tu madre, a tus hermanos y a los vecinos haciendo música. Por eso digo que es una forma de vida, porque no se estudia, se vive. Es un lenguaje”.

El maestro, que se presentaba como el embajador más respetado del flamenco en el mundo, reflexionó sobre su evolución personal y artística. Recordó los días de su infancia en La Bajadilla, cuando tocaba para ayudar económicamente a su familia, y cómo esas circunstancias forjaron tanto su virtuosismo como su búsqueda constante de perfección. “Quería ser un buen guitarrista rápido para poder ayudar. Esa fue mi primera motivación. Pero cuando el estómago estuvo lleno, mis motivos cambiaron. Llenar el alma es mucho más difícil que llenar el estómago”.

A lo largo de la entrevista, el algecireño habló de los elementos únicos del flamenco, como las falsetas, esas pequeñas composiciones que, según él, “son como historias breves dentro del ritmo, que tienen que decir algo y terminar. Aunque el flamenco también tiene mucha improvisación, la falseta en sí es una composición”.

También abordó uno de los conceptos más misteriosos del arte flamenco: el duende. “Duende significa inspiración. Es algo que puede tener cualquiera, incluso un periodista haciendo una entrevista si está inspirado. Pero cuando llega en el escenario, es como ninguna otra sensación en el mundo. Las manos flotan solas. No hay droga que se compare a ese momento”. Y añadía: "Antes de salir al escenario, siempre siento una gran tensión. La adrenalina es necesaria cada noche. Es duro a mi edad, pero también lo necesito para sentirme vivo. Si me quedara en casa, sentado en el sofá viendo la televisión, me haría viejo muy rápido. Estoy luchando contra mi propia naturaleza".

A pesar de su estatus como leyenda, Paco de Lucía no escondía su insatisfacción constante con su música. “Nunca estoy contento. Mi padre me inculcó esa idea de que tienes que ser perfecto. Incluso cuando compongo algo que me gusta, al día siguiente lo escucho y pienso: Esto es una porquería. Es una forma de ser que no es buena para la salud, pero siempre intento sorprender, a mí mismo y a otros músicos”.

En el Leverkusener Jazztage, Paco de Lucía no solo reafirmó su genialidad, sino que también ofreció una ventana íntima a su proceso creativo, a sus luchas internas y a su pasión inquebrantable por la guitarra, ese instrumento que, según él, “es muy difícil, porque depende de todo: de la longitud de las uñas, de tu estado de ánimo, de tu concentración. Si no tocas en dos días, tienes que empezar casi desde cero”.

Cuatro años después, el de Algeciras fallecería inesperadamente en Playa del Carmen, en México, pero en aquella noche de 2010, demostró que su arte y su alma seguían buscando incansablemente algo más allá de la perfección. “De niño era muy tímido, tanto que me costaba cantar. Mi padre me pidió que cantara cuando tenía cuatro años, y no pude. Me dio un azote porque no me atrevía. Pero siempre he amado el cante. Toco la guitarra porque ella es la protagonista, no mi voz. Pero siempre he intentado ser un cantaor a través de la guitarra. Esa es la diferencia entre lo que hago y lo que hacen otros guitarristas: yo quiero cantar tocando”. En esas palabras, como en su música, resonaba una verdad profunda: Paco de Lucía no solo tocaba la guitarra; la hacía hablar, llorar y cantar como nadie más lo había hecho.

También te puede interesar

Lo último

stats