Cultura

"No he querido hacer un elogio, sino un antídoto contra el conformismo"

  • El director portugués presentó ayer en Cádiz 'José y Pilar', su documental sobre el escritor José Saramago

Más de mil días al lado de José Saramago. Ese fue el proyecto en el que un día se embarcó Miguel Gonçalves Mendes. Una iniciativa que nos permite ver al Nobel portugués con bloqueo de escritor. Las primeras líneas de El viaje del elefante. A Pilar del Río examinando las garrapatas de Camoes, uno de sus perros. Al matrimonio discutiendo sobre las candidaturas de Hillary y Obama. El arrasador golpe de la enfermedad. El discurso de constante coherencia ante lo humano no ajeno. Miguel Gonçalves acudía ayer a la proyección de su José y Pilar -inédita en las salas gaditanas- en los Multicines El Centro, a iniciativa de la agrupación local de Izquierda Unida.

-José y Pilar es el resultado de tres años de "seguimiento" a José Saramago y su esposa. Tres años.

-Y uno de montaje.

-¿Cómo los engañaron?

-Sobre José Saramago se han hecho multitud de reportajes: en Portugal despierta emociones extremas, lo aman o lo aborrecen. Pero nadie había tratado de acercarse a la persona tras el escritor, no se conocía a Pilar del Río, cómo era su cotidianeidad... Quería plasmar cómo puede ser la vida de un premio Nobel hoy en día y, sobre todo, el afán de una persona de más de ochenta años por ganar tiempo. Y eso sólo es posible si se tiene cierto grado de confianza, algo que da el tiempo. Yo creo que al principio ellos pensaron que estaba allí para unas semanas, y en un primer momento me limitaba a ir, como un cámara más, a los actos públicos, las charlas, los viajes... Y ya, después de compartir un montón de cosas, cuando volvimos a Lanzarote me abrieron las puertas de la casa.

-Una de las cosas que plasma la película es la desmejoría física de Saramago. ¿Temía que al verse así renunciara al proyecto?

-Es que quería que la película sirviera para eso: que registrara el ansia de una persona por vivir el doble. Cuando José Saramago vio al fin la cinta, me confesó que muchas veces había tenido dudas de la utilidad de todo esto, pero que veía que se trataba de una reflexión sobre las relaciones y la vida, y que había valido la pena.

-Uno no se espera, por ejemplo, los momentos de humor, que son muchos.

-Todos sabemos cuál es la personalidad política y literaria de Saramago, porque está en sus libros. Pero nadie había contado las pequeñas cosas graciosas, cotidianas, que lo distinguían como ser humano, la belleza que hay en las cosas banales y que son realmente las pequeñas joyas que encierra toda vida. Esta cinta no es un elogio a una gran figura, sino un antídoto contra el conformismo y la autocompasión. José Saramago fue un gran ejemplo con su propia vida: procedía de una familia pobre, no tenía formación universitaria y comenzó a escribir en serio a los sesenta años. Veinte años después, ganaba el Nobel. Eso quiere decir que tú puedes ganar varios Pulitzer y yo veinte Oscar, o cambiarlo todo y hacernos médicos. La vida está ahí para explotarla.

-Una de las etiquetas que más se le ha colocado es la de gran pesimista, cuando su mensaje puede llegar a ser luminoso.

-El mismo solía decir: "Yo no es que sea pesimista, es que el mundo es pésimo". Y no, no era pesimista: porque el pesimista se rinde, y él llamaba a la reacción. Al final del documental dice que "todo se trata de amor y de amar", que sería más viejo si no hubiera conocido a Pilar, que quería ir a Japón y la India...

-Para definir su relación con Pilar, Saramago decía que a él se le ocurrían ideas para novelas, y a ella, ideas para la vida.

-Siempre he pensado que las relaciones de almas gemelas están condenadas. José y Pilar eran muy diferentes pero se complementaban muy bien: ella era como su corazón batiendo, era su energía. Hay una frase -que por supuesto no es mía, sino de él- en la que dice que cuando una pareja se separa hay veces que uno siente no tanto separarse del otro como de ese tercero que han construido entre los dos. José y Pilar tenían un tercero combativo, una lucha común. Gran parte de la presencia que Saramago ha tenido se debe a la abnegación de Pilar que, con todo, se aparcó a un lado para cuidarlo.

-Es que el gran descubrimiento es Pilar del Río, que aparece como una mujer extraordinaria, de gran carácter... ¿hubo algún problema con ella durante la grabación?

-Al principio, hubo momentos un poco extraños, porque los españoles son más directos... Pero en absoluto: es una mujer apasionante, inspiradora, con gran sentido del humor y muy generosa con su familia, sus amigos y las causas en las que cree. Y respecto a su feminismo, me gustaría decir que me encanta que sea tan extremista.

-Así compensa...

-Eso dice ella, que es una feminista apasionada para compensar al mundo machista y a todas las que no lo son... Yo estoy de acuerdo: creo que las mujeres son mejores, gestionan mejor, tienen un mayor sentido de la solidaridad porque no tienen esa ambición primaria que parece abundar en los hombres...

-"¿Paridad?" -decía-. "¡100% mujeres, a ver si así arreglamos algo de lo que habéis hecho!"

-(Risas) Sí, la verdad es que ha sido un privilegio enorme, conocerlos a los dos. Doscientas cincuenta horas de grabación que terminaron siendo seis... A mí me gusta el corte de seis horas. Pasar a esas dos horas fue lo más difícil.

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