Mala Rodríguez. rapera

"No puedo ser una artista que lo hace todo por y para el público"

  • La intérprete sevillana regresa mañana para presentar en la sala Custom su último disco, 'Bruja', un trabajo belicoso pero también íntimo y reflexivo

Aunque dijo una vez que no quiere ser nada, tan sólo "un poco de viento que pasa", su tremenda ambición nunca disimulada -para qué, como si la oyéramos-, y su permanente inclinación a romper la baraja en una escena entregada tantas veces a la repetición irreflexiva y complaciente de tics y ortodoxias, convirtieron muy pronto, hace ya tiempo, a María Rodríguez en una de las figuras más importantes del rap nacional. Mucho más allá de haber firmado uno de los primeros y más rotundos superventas del género en España (Lujo ibérico), y de no haber vacilado ni por un segundo cuando tuvo la oportunidad de saltar del underground a un mainstream en el que se ha desenvuelto astutamente y que en ningún momento ha aplacado ni desdibujado su rotunda personalidad, la Mala lleva años ensanchando los contornos del rap español con su sello inconfundible, entre la fiereza y la vulnerabilidad. Mañana presenta en un concierto en la sala Custom de Sevilla su quinto disco, Bruja.

-Han pasado casi tres años desde la publicación de Dirty Bailarina. Da la impresión de que se lo toma con mucha calma, de que siempre tiene ideas muy precisas sobre cómo y cuándo hacer las cosas...

-Me gusta que se respete la vida de un álbum, salir de gira, defenderlos bien en los conciertos, y además haciendo eso tengo la oportunidad de visitar otros países. Así que por qué iba a perderme eso, ¿no? Paso mucho tiempo actuando y ese mismo tiempo es el que dedico a escribir y componer. Y sólo cuando considero que tengo algo, cuando lo considero yo, no cuando me lo diga nadie, entonces me meto en el estudio. Pero eso es lo que hago yo todo el tiempo, escribir, actuar, hacer música. No es que tenga un plan ni nada, es que esa es mi vida.

-Desde el punto de vista emocional, Bruja tiene muchos contrastes, desde momentos muy crudos, de los más fieros en años, a temas muy serenos, de mucha intimidad...

-... Pues todas hablan de mí. Otra cosa es que haya distintos puntos de vista en las canciones, pero todo eso soy yo ahora...

-Lo que quería preguntarle era cómo gestiona, digamos, ese material autobiográfico. Qué clase de filtros emplea al ponerse a escribir, cuál es la distancia, y cómo ha evolucionado en ese aspecto...

-Alguien me dijo: en esta vida sacarás lo que metas nada más. Entonces yo creo que cuanto más pone uno, pues más recoge. Es gratificante darlo todo. El haberme ido atreviendo a desnudarme poquito a poquito me hace muy feliz. Y el saberme ahora mujer, como yo me siento: mujer, y entendiéndome y conociéndome y compartiendo todo eso... hace que me sienta completa. Hay que darlo todo y cuando digo todo me refiero al riñón, al páncreas, al corazón, al cerebro, todo. Eso la gente lo siente y lo entiende. Trabajo con mi vida y en mi música está mi alma, claro que sí.

-Ha dicho que el título del álbum se refiere a una mujer sabia y libre porque así es como se siente. ¿Qué claves acerca de ese crecimiento observa en su discografía?

-Uy, es muy difícil eso. Mira, a mí lo que más me gusta de hacer música es que no tengo que explicarme, sino que construyo cosas con las que puedo hacerme entender. Es como: no te digo lo que me ha pasado, pero hago una canción y te transmito lo que yo he sentido y cómo lo he resuelto. Todo lo que he hecho habla de una persona que quiere estar bien y encontrar su verdad.

-Malamarismo y Dirty Bailarina ampliaron mucho sus registros sonoros y este disco tiene ahora un aire más rap, con menos probaturas. ¿Por qué le apeteció volver a ese sonido?

-Bueno, a mí realmente me parece normal porque es lo que yo siempre he hecho: rap. Así que no creo que se pueda volver a un sitio de donde no se ha ido uno nunca. Sí es cierto que en Bruja no hay tanta melodía como en otros trabajos...

-Es usted especialmente reacia a dejarse encorsetar. ¿Es más premeditada o más instintiva su concepción del rap como algo fronterizo con muchas cosas?

-Creo que es ridículo simplemente copiar algo. Las cosas tienen sentido cuando hay una raíz. Con Lujo ibérico ya salió gente diciendo que eso era flamenco, que eso qué era. Pues mire, señor, yo estoy haciendo lo mío, y esto no es flamenco, esto es mi rap, y tengo un acento, resulta que soy andaluza, resulta que de donde yo vengo hay una cultura que siento por mis venas, y resulta que entiendo la música de otra manera y tengo una determinada cadencia al hablar, y esto es el rap que yo hago, y en mí sabe distinto.

-¿Se ha sentido incomprendida?

-Ay, a mí eso me da igual, no tengo ningún problema yo con eso...

-Se lo pregunto porque usted misma ha dicho que Dirty Bailarina no se comprendió...

-Es que es horrible cuando tienes que hacer las cosas en función de lo que los demás esperan de ti. Si hago algo que gusta a los demás, entonces me sentiré feliz, pero no puedo convertirme en una artista que lo hace todo por y para el público. Yo tengo que hacer lo que tengo que hacer. Con ese disco lo mismo algunos esperaban una cosa más cruda y se llevaron una desilusión: "No, es que no me gusta que cante tanto, no, es que no sé qué". Ya, que sí, que muy bien, pero es que yo sentía que tenía que hacer eso. Y además me encantó hacerlo.

-He leído por ahí que uno de sus sueños pendientes es trabajar con grandes presupuestos, ¿a qué se refería exactamemente?

-[Se ríe] Mira, yo digo muchas cosas. Me quedan tantas cosas por hacer... Otro de mis sueños es irme a Italia a comer un mes entero sin parar, y a ver obras de arte, y venirme gorda gorda. A ver, es estar todo el rato pendiente de lo que se puede o no se puede hacer, porque muchas veces no puedes trabajar con alguien porque no puedes pagarlo, eso es una lástima. Coño, el puto dinero siempre por medio. Pero yo de lo que soy de verdad partidaria es de decir: con esto, que es lo que tengo, puedo hacer grandísimas cosas, y en eso estoy siempre.

-Ha colaborado con gente muy distinta, desde Estrella Morente a Nelly Furtado o Alejandro Sanz... ¿Cómo ha vivido esas experiencias en el mainstream más masivo, valga la redundancia?

-Hombre, lo más alejado a mi mundo fue cuando canté con Diego Torres. Es lo más loco que he hecho. Me lo propuso el presidente de mi compañía y yo me dije: venga, voy a conocerlo. Me daba buen rollo. Es el que hizo la canción aquella de Color esperanza [se pone a cantarla]... que es tan súper passé [risas], pero es que yo tengo ese lado también, coño... Y lo conocí, y tengo que decir que es un tío estupendo el Diego éste... Pero también te digo que muchas cosas no las hago porque no me veo, porque sencillamente no lo siento. Otra cosa superloca fue con Romeo Santos, el bachatero. A mi prima y a mí nos gustaba de chicas la bachata y nos pusimos en plan: niña, ¡qué guapo! No sé, mira, yo voy por ahí sin pararme a pensar todo el rato si esto es conveniente o inconveniente. Lo que me apetece hacer, lo hago, y ya está, ¿no?

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