José Luis Figuereo le roba horas al sueño. Su nuevo disco, Duermevela, está cosido a retales de insomnios, con hilos de noche y soledades. El Barrio se torna zombie y se mete en la piel de una especie de regidor del tiempo para parir un compacto con catorce nuevas canciones. El gaditano desafía a los relojes, a la angustia y a la soledad para crear luz en mitad de la oscuridad.

-Ahora que el disco está en la calle, ¿ha conseguido descansar, por fin?

-Pues la verdad es que sí. Prácticamente el año al que me dedico a componer se llena de intrigas, de ansiedades, de miedos y de duermevelas, de ahí el título del disco. Pero una vez que lo tienes pues, eso, consigues descansar.

-¿Qué le quita el sueño?

-Me lo quita cualquier cosa que tenga pendiente. Cualquier cosa que me haya dejado por hacer en el día.

-¿La noche es mejor para componer?

-La noche es soledad y tranquilidad. Por eso me gusta componer de noche. También me gusta componer los días nublados, grises, encapotados, como decimos por Cádiz, ¿no? Esos días me visitan más las musas que los días que hay sol.

-Pues en sus canciones siempre hay un rayito de luz al final, un poquito de esperanza, ¿no?

-Sí, es cierto. Y es porque se me quedó grabada una frase de la película El Cuervo: "Nunca llueve eternamente". Intento que siempre quede un halo de esperanza en las canciones. Por ejemplo, en Crónicas de una loca, el primer single de Duermevela, es un tema triste, social, con crítica pero el estribillo, sin embargo, es un canto a la vida.

-¿Cómo vive el proceso de composición de sus temas?

-Pues de una manera lenta, sosegada. Con muchas ganas pero con mucho miedo porque, por ejemplo, este disco tenía que superar a mi última obra y, no por nada, sino por no defraudar a mi público al que respeto mucho. Y, ya te digo, en este disco el proceso de creación ha sido lento pero muy maduro y muy pegado a la realidad.

-En cuanto al sonido, se mueve dentro de lo que ya es su sello, ¿ha costado mucho crear esa huella musical?

-No sabes tú lo que ha costado. Llevo desde 1996 ideándolo y dando forma a ese sello. Lo que más cuesta es crear una personalidad artística, que es lo que te define, y me parece que lo he conseguido.

-¿De dónde viene el compás?

-De tocar para el baile. Por lo menos el mío.

-¿Le molestó alguna vez el sector ortodoxo del flamenco?

-Qué va. Los puristas entendieron bien que yo dejé de tocar flamenco para hacer otra cosa. Y me apoyaron mucho. Además yo estoy muy orgulloso de haber escogido este camino porque ha sido mi manera de subsistir, de ganarme el pan, haciendo lo que me gusta y lo que soy, siendo músico. Me siento muy feliz.

-Y, además, con un público muy fiel que lo respalda.

-Yo tengo un público maravilloso. En estos días he tenido firma de discos en Madrid, y ha sido impresionante, incluso hubo muchas personas a las que no pude atender. Y la respuesta en los conciertos también es muy buena. Por ejemplo, para el concierto que abre la gira el 22 de enero en Badalona ya está rozando el lleno. Y en Madrid, en el Palacio de Deportes, ya están vendidas las 16.000 entradas del día 5 y se ha ampliado un día más de concierto, el 6, y ya van vendidas 6.000 entradas para ese día. Así que, tú verás, no me puedo quejar.

-¿Suele estar en contacto con los club de fans y con las webs?

-Prefiero mantenerme al margen pero sé que la gente de los clubs de fans velan por mí y yo estoy muy orgulloso de ellos.

-A lo mejor le parece difícil pero, ¿sería capaz de destacar sólo una canción de 'Duermevela'?

-No es difícil. Lo tengo claro. Como llora el amor.

-¿Por qué?

-Porque tiene un sonido rock sinfónico como el de hace veintitantos años, el sonido del que yo he bebido y con el que me he criado, y porque la letra tiene un significado muy personal.

-La portada del disco es muy efectista. Sale un poquito demacrado.

-(Ríe) Es verdad. Quiero representar al señor del tiempo, expresar el insomnio que también sufre él.

-¿Preocupado por el paso del tiempo?

-No, no es eso. Es que el tiempo es el único que rige tus sueños, el que rige tu descanso. Hoy vas a soñar tres horas, dos horas, ocho horas...

-También lo podemos engañar y robarle horas en el día para soñar.

-Claro, en la siesta (vuelve a reír).

-¿No sueña despierto?

-Claro

-¿Con qué? Dígame un sueño. Bueno dos, uno para el disco y otro personal.

-Para el disco, que suba un escaloncito más que La voz de mi silencio. Mío... Uf, qué difícil, porque no soy muy ambicioso y soy muy feliz.... Pues que quiero seguir teniendo los amigos que tengo y vivir mi vida como más me gusta y que haya paz en el mundo.