La estantería

'Otoño. Cuarteto estacional I'. El adiós del Reino Unido a la Comunidad Europea

  • Un libro para jóvenes que saben ir creciendo, haciendo historia

La portada de 'Otoño'.

La portada de 'Otoño'.

¿Puede ser historia lo que acaba de ocurrir, lo que todavía está ocurriendo? Sí. Ya es historia y Ali Smith la convierta en bella literatura. La literatura es el arte de contar con belleza y musicalidad la vida cotidiana, lo que en un primer momento parece intranscendente, pero sí ha ocurrido, se ha contado y se ha fijado en los textos escritos “ya es historia”.

En Otoño nos sumergimos en la belleza de la cotidianidad sin darnos tiempo a tener distancia, perspectiva, pero nos subraya la trascendencia de estos. Los momentos que vivimos son segundos de la gran historia. Su marco temporal es el referéndum del Brexit. Medio pueblo no se habla con el otro medio. En este referéndum todos creen que han ganado, pero a la vez se sienten perdidos. Por el resultado todos se sienten triunfantes, pero a la vez temen estar confundidos. Todos señalan al otro como el causante de los males del pueblo, de la región, del país.

En Otoño es tan importante el momento, el instante como la palabra usada para contarlo. Al leerlo es sentido, asumido, pero no nos marca líneas de posicionamiento en uno de los bandos. Nos da una mirada amplia del horizonte. ¿A qué lado está la alambrada? ¿A quién encierra? ¿A quién no deja pasar? ¿Qué oculta? Llega un momento que el constructor de ella, el que la ha levantado, está más encerrado que él otro.

En Otoño pasado, presente y el futuro conviven en la misma frase, crean un único instante, un sentimiento, una emoción, una vivencia que da sentido, marca la causalidad de los acontecimientos. En Otoño la línea del tiempo lo mueve todo, la costa es devorada por el mar que sumerge en las frías aguas las construcciones. Un minuto puede ser una eternidad. Un mapa de 1962 puede quedar a siglos de distancias, y diez días los podemos percibir como si fuesen diez años. Lo público se hace privado. Hora y media de charla con tu madre puede ser una cadena perpetua porque no existe comunicación.

'Otoño' y el resto de la colección Cuarteto Estacional. 'Otoño' y el resto de la colección Cuarteto Estacional.

'Otoño' y el resto de la colección Cuarteto Estacional.

En Otoño el lenguaje nace y crece. Las palabras brotan como organismos vivos, herbales y verbales: “Solo requiere que algo remueva la tierra a su alrededor para que las palabras que estaban dormidas broten rojas, lozanas, meciéndose al viento”.

En Otoño el cansancio se hace ligero, ágil, dinámico: cansados de las noticias, de la rabia, de la mezquindad, del egoísmo, de no hacer nada, de la violencia existente y de la que vendrá, de los mentirosos que hemos glorificado, de los gobiernos que mienten y de que a la gente no les importe que les mientan…

En Otoño la edad no tiene que ser un hecho circunstancial ¿Por qué no poder elegir la edad que “sentimos”? En Otoño disfrutamos del collage: “el tamaño, el espacio y el tiempo, el primer plano y el fondo se vuelven relativos” y “gracias a eso, todo lo que crees saber se convierte en algo nuevo y desconocido”.

Otoño es carne sonrosada, joven, infantil, llena de vitalidad, de manchas que no ensucian, de sudor que no mal huele, de inocencia que es capaz de trasladar una bomba a casa; sin embargo, también es carne silenciosa, anciana, madura, vaciada del ritmo de la vida, con la blancura y la pulcritud de la espera fina, de la despedida de esta vida, cuando se está, pero en realidad ya no se nota la presencia, cuando se está dormido despierto, cuando la vida se desplaza por la superficie de un arroyo.

Otoño es realismo social con fotos fijas en blanco y negro marcando la dureza diaria de los mileuristas, allí jugarán con las libras, pero con la misma escasez salarial; pero a la vez centellean chispas de humor en las absurdas directrices administrativas, como ejemplo las fotografías para el pasaporte o la posibilidad de que te atienda un médico al estar fuera de tu residencia habitual.

Otoño es narración, descripción, diálogo, opinión, sonido y silencio. Todo ello envuelto en un aroma poético: “Las arañas de las casa y graneros guardan sus sacos de huevos en los rincones del techo”.

Otoño es pintura, cine, arte, pero sobre todo literatura. Es un material con el que puede disfrutar cualquier profesorado de literatura de bachillerato, está lleno de referencias literarias: James Joyce (Ulises), Kafka (La Metamorfosis), Herman Melville (Moby Dick), Aldous Huxley (Un mundo feliz), León Tolstói (Guerra y Paz) y sobre todo Shakespeare entre otros. La primera frase del libro es de Charles Dickens (Historia de dos ciudades): “Era el peor de los tiempos, era el peor de los tiempos”, y con ella todo se resume.

Pero ¿cuál es el argumento de Otoño? ¿El Brexit o la amistad de Elisabeth y el Señor Gluck?

Los protagonistas de Otoño son Elisabeth, una niña de trece años y su madre. Ellas son muy diferentes, sus relaciones son complicadas, además la madre es “ultra irritable y ultra susceptible”. Ellas tienen un vecino, el Señor Gluck, un hombre mayor de ochenta y cinco años. Elisabeth entabla una gran amistad con el señor Gluck al que prefiere llamarlo “mi amigo Daniel”. Es una amistad según la madre, malsana y antinatural, pero durará décadas. Daniel, el Señor Gluck, con 101 años se convierte en el Sócrates durmiente. Sus charlas, juegos y paseos se entrecruzan con la historia reciente y las creaciones artística de Pauline Boty, artista británica del pop art. Elisabeth es profesora de Arte en la Universidad de Londres por esas influencias del Señor Gluck.

Otoño es el primer libro del Cuarteto Estacional, son cuatro novelas y cada una de ellas lleva el título de una estación. No dejes de leerla; yo salgo corriendo en busca de Invierno ya.

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