Cultura

Si esto es humor negro inglés, Benny Hill es Shakespeare

Comedia negra, Reino Unido, 2012, 88 min. Dirección: Ben Wheatley. Intérpretes: Alice Lowe, Steve Oram, Eileen Davies, Roger Michael, Richard Glover, Monica Dolan, Seamus O'Neill, Jonathan Aris. Guión: Steve Oram y Alice Lowe, con la colaboración de Amy Jump.

Down Terrace (2009) y sobre todo Kill List (2011) situaron a Bean Wheatley en la primera línea del actual cine inglés gracias a su perfil de cultivador de una extrema violencia que podría interpretarse -y así lo ha sido- como una visión suburbial-apocalíptica de la realidad inglesa. Creo que se exageró. Y hay quien ha visto en su última película, Turistas, la huella del humor negro inglés (se ha citado El quinteto de la muerte) fundida con las películas de carretera en su variante de asesinos psicópatas. Otra exageración. De milagro no lo han comparado con las vitriólicas sátiras político-sociales al estilo de Una modesta proposición para impedir que los niños de Irlanda sean una molestia para sus padres o para el país de Jonathan Swift. Pues ni Quinteto de muerte, ni broma a partir de Los asesinos de la luna de miel, ni mucho menos Swift.

Lo único que Wheatley parece compartir con Swift es su visión pesimista del ser humano. Para Swift "sus facultades animales siempre están sobre las racionales, su cabeza en el lugar donde deben estar los talones, arrastrándose en la tierra". Para Whatley, en su cita poco sutil del inicio de 2001: una odisea del espacio, el hombre es poco más que un simio golpeando con brutal delectación la cabeza de un congénere con un palo. Lo que diferencia a Wheatley de Switf -u otros ácidos maestros del panfleto moralista-, y a su película del humor negro inglés, es la inteligencia y sobre todo el sentido de la ironía. Lo suyo es el humor gamberro televisivo inglés, en el que él ha participado dirigiendo entre 2006 y 2009 dirigiendo episodios de Time Trumpet, Modern Toss, The Wrong Door o Ideal. Su humor es más grueso que hiriente, su tono negro es más gore que irónico (y además no tiene gracia), su crítica -si la hay- carece de objeto (salvo que la película se proponga como un espejo deformado de la realidad hooligan, hasta con su acomplejada forma de entender la lucha de clases) y su público ideal debe ser una rara mezcla de devoradores de palomitas ensangrentadas y esnobs de esa cosa tan caducada que algunos se empeñan en seguir llamando contracultura.

Dos ejemplares de eso que los americanos llaman basura blanca se van de gira por Inglaterra en una autocaravana. Ella es una imbécil medio lela, acomplejada y con la autoestima por los suelos, machacada por una madre posesiva y medio loca de la que está deseando huir. Él es poco más que un simio parlante, una variante del hooligan neonazi capaz de incendiar el mundo porque otro cacho de basura blanca opuesta -una grosera criatura suburbial- tira un papel al suelo. Bueno, de incendiar el mundo no. Pero sí de aplastar con su autocaravana al tipo ante su mujer y su hijo, dejándolo que se ahogue en su propia sangre. Es el inicio del divertido viaje de muerte y sangre que emprenderá la pareja. Porque ella, para ponerse a la altura de su amado, se convertirá también en una asesina. Los tipos que liquidan son tan imbéciles como ellos, con lo que esta grosera y más bien aburrida matanza puede tomarse como un ajuste de cuentas entre iguales.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios