Cultura

La gran obra de un escultor total

  • La obra del artista Jaime Pérez Ramos reaparece desde la sala Ramón Pujol de Algeciras en un encuentro amplio y profundo con su capacidad manipuladora del hierro y del espacio

En cierta ocasión, el gran Manolo Alés me dijo: " si Jaime Pérez Ramos no fuera tan buena persona y no tuviera tanta humildad como tiene, su obra estaría presente en los principales estamentos del arte español". Las sabias palabras de Manolo, como todo lo que decía, eran afortunadas sentencias. Él me dio a conocer a Jaime y a su poderosísima obra; me hizo constatar que lo que decía era una aplastante verdad y me posibilitó el acercamiento a un artista dominador que sabía trabajar los materiales, sobre todo el dificilísimo hierro, con absoluta claridad y fuerza creativa. Además, el artista algecireño es de los pocos escultores que, todavía, realizan una escultura pura, en el estricto sentido de la palabra - nosotros tenemos la gran suerte que en la provincia trabajan dos de los mejores, Jaime Pérez Ramos y Sylvain Marc-, esa manipulación de la materia plástica y de los elementos plásticos confortantes hasta desentrañarles sus más poderosos argumentos estéticos. Pero el escultor algecireño es, además, un trabajador callado ajeno a los esquivos y equívocos mentideros artísticos; para él su trabajo es lo más importante y su extrema pasión la pone en el ejercicio de una actividad a la que profesa verdadera veneración.

Hacía tiempo que no sabíamos nada del trabajo de Jaime, como de muchos otros que, desaparecido Manolo Alés, que potenciaba su realidad artística y después canalizaba la obra en muestras por un amplio sector de la geografía expositiva, vieron reducidas sus comparecencias. Por eso, cuando, ahora, he recibido la convocatoria de su exposición, me he alegrado muchísimo porque se trata de un artista altamente necesario en el panorama de nuestro arte.

Si tuviéramos que realizar una definición básica de la obra de Jaime Pérez Ramos habría que decir que se trata de un escultor que manipula la materia hasta datarla de sentido artístico. Y es que la escultura de este artista se basa en la planificación de los elementos plásticos para exigirle que desentrañe su máxima potestad expresiva. El artista de Algeciras acoge el hierro, lo transforma, le da vida, le insufla hálito artístico y desarrolla una estructura compositiva dirigida a que el espectador le manifiesta su definitiva voluntad escultórica.

Lo mismo que realiza el pintor abstracto con su pintura ajena a las concreciones y abierta a la visión emotiva del espectador, la escultura de Pérez Ramos concentra la atención en la fortaleza plástica del hierro, emite unos planteamientos artísticos que no se limitan a la presentación esencial de los elementos conformantes sino que ejercen un controlado presupuesto estético donde se abren las perspectivas significantes más absolutas para que el espectador encuentre un desenlace de infinitas e inquietantes circunstancias.

La obra de Jaime Pérez Ramos nos lleva al encuentro con una escultura amplia, abierta, sin resquicios para la duda. Sus piezas son quiebros al espacio, pellizcos de emoción en hierro que posibilitan los juegos arbitrarios de la forma y el volumen, en sintonía total con un ambiente envolvente de profunda artisticidad. Su escultura no es más que una señal, un signo, una huella que ha sido extraída de la maraña existencial, son conceptualizaciones matéricas de instantes captados en la vorágine cotidiana, los esqueletos de asuntos inmediatos que han perdido sus concreciones externas.

Es la obra de Jaime Pérez Ramos el encuentro con una realidad escultórica profunda, con un camino plástico integral donde se confunde la materia y el espacio a la búsqueda total de una intangible representación de emociones. Es el compendio absoluto de la gran escultura de siempre. Manolo Alés, como siempre, llevaba razón.

Sala Ramón Pujol Algeciras

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