Cultura

El dolor de los corderos que antes fueron lobos

Drama, Reino Unido/EEUU, 2010, 104 min. Dirección y guión: John Wells. Fotografía: Roger Deakins. Música: Aaron Zigman. Montaje: Robert Frazen. Intérpretes: Ben Affleck, Thomas Kee, Craig Mathers, Gary Galone, Tommy Lee Jones, Chris Cooper, Suzanne Rico, Chris Everett, Maria Bello.

Muy buen análisis del duro y triste primer mundo en el que los afortunados vivimos (imagínense cómo lo hacen quienes no viven en él). Un mundo en el que todo está previsto. El orden y el calculado desorden que este orden provoca. El bienestar y la miseria colateral que produce. La integración y la marginación. El éxito y todo lo que puede comprar. El fracaso y todo lo que puede acarrear. Un buen trabajo y cuanta felicidad en forma de ilusión de poder y realidad de posesiones puede procurar. El despido por sorpresa, los psicólogos que "ayudan a que los despedidos se autoayuden" y las estructuras de posible pero no probable -y desde luego no equivalente al puesto anterior- reinserción laboral. Tal vez la escena más triste de esta triste película, que refleja con lúcida inteligencia nuestro triste mundo feliz, sea la de la sesión de autoayuda en la que la psicóloga de guardia da estúpidas recetas de supervivencia a ejecutivos en paro que aún, enfundados en sus lujosos y correctos trajes, parecen no haberse dado cuenta de su nueva condición... Salvo por su mirada derrotada.

Con mucha inteligencia de guión esta película sigue dos caminos que se bifurcan el día en que la crisis afecta a una empresa de astilleros.

El camino del ejecutivo despedido (Ben Affleck) que ve cómo su alto nivel de vida se derrumba y su vida familiar se cuartea. Y el camino de sus superiores que luchan por salvar la empresa al precio de dolor ajeno que sea (Craig T. Nelson) o por salvar sus puestos (Chris Cooper) sin perderse el respeto al poner a miles de buenos trabajadores en la calle (Tommy Lee Jones). En un momento dado los dos caminos se unen para contarnos las trayectorias convergentes que unos y otros siguen, intentando sobrevivir en esa otra vida después de lo que para ellos era la vida.

Inteligente, eficaz y simple guión lleno de buenos diálogos y hallazgos (el ejecutivo que se pasa el día en un bar porque su mujer le obliga a salir con su maletín y no volver antes de las seis para que los vecinos no sepan que ha sido despedido) que el veterano productor, guionista y realizador televisivo John Wells ha dirigido con simple e inteligente eficacia, confiando todo el peso dramático de la película a sus espléndidos actores. Una galería de retratos de la derrota que en los casos de Affleck, Cooper y Lee Jones alcanza una densidad conmovedora. Al poner rostro a estas víctimas del neoliberalismo que antes fueron verdugos, despedidos por voraces empresas que arrojan millonarios beneficios anuales, The Company Men hace la mejor pedagogía y la más eficaz denuncia.

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