Flamenco

La cantaora Argentina se consolida buscando en las profundidades

  • La artista onubense publica su segundo trabajo, 'Las minas de Egipto', confirmando los valores que avalan una trayectoria corta pero intensa

Fue en junio de 2006 cuando tuvimos la primera noticia discográfica de esta cantaora onubense de nombre Argentina María López Tristancho. Su disco de debut gustó, incluso fue designado mejor disco de cante revelación de aquel año en alguna de las listas al uso. Pero, tres años y medio después, la buena valoración que pudo suscitar aquella grabación se muestra empequeñecida ante el desarrollo de los acontecimientos. Porque, en este tiempo, la joven artista ha protagonizado un despegue artístico de unas dimensiones difíciles de encontrar en tiempos recientes. Argentina se ha convertido en una cantaora flamenca conocida y valorada, y en ello, más que aquel disco de debut, tiene mucho que ver su desarrollo artístico y la convicción que transmite en sus actuaciones en directo. Quienes acudieran a escucharla hace un par de primaveras al Teatro Falla pudieron ser testigos de la capacidad y del poder de transmisión de esta joven onubense que convence allá donde actúa.

Con estos precedentes, la cantaora entrega su segunda grabación, Las Minas de Egipto. Hay en la elección del título -que realmente remite a unas soleares de Rosalía de Triana- una intención metafórica, de bajar a la tierra y buscar los minerales, la energía con que fundir el afortunado metal que adorna a Argentina. Es la obligada búsqueda interior porque, como la propia artista afirma, "un segundo trabajo que mostrar resulta difícil de encontrar". Para hallar el camino, la artista y su productor, Luis Miguel Baeza, que tan bien cuida de su carrera, han vuelto a confirmar a parte del equipo que tan felizmente hizo realidad el primer trabajo. Sobre todo por la contribución del guitarrista jerezano José Quevedo 'Bolita', que se vuelve a encargar de la dirección y producción musical, así como de la mayoría de las guitarras. Su tino, inteligencia y generosidad le da también para invitar a Manuel Parrilla, que acompaña las soleares que dan título al álbum, o al también paisano Diego del Morao para las bulerías Verás las flores nuevas. No son los únicos: en el disco también ponen sus seis cuerdas Eugenio Iglesias y José Luis Rodríguez, encargado de la tanda de fandangos huelvanos que cierra la grabación. La apertura a otras colaboraciones también afecta a las composiciones, entre las que encontramos las de Antonio Rodríguez 'Caraqueño' en los tangos o las de Ricardo Rivera y Juan José Jaén (sí, 'El Junco') en unas alegrías que Argentina hace tan suyas como gaditanas.

La relación de colaboradores se haría tan extensa que no habría espacio para destacar lo esencial, lo que afecta a la protagonista, a la cantaora Argentina. En su día se señalaron su solvencia, su versatilidad, su forma clara de decir los cantes y atenerse a los acentos de cada uno de ellos. Todo ello sigue vigente, aunque puede que ya no sorprenda como antaño. Pero ello no debe tenerse como un demérito, sencillamente ha de ser tenido como el resultado palpable de una madurez que ha sido perseguida y trabajada a conciencia y que deja momentos interpretativos de mucho regusto. Las soleares, su homenaje a Chacón con malagueña y media granaína, las señaladas alegrías, los fandangos de su tierra, las bulerías… La voz redonda de Argentina, que es clara y cobra en ocasiones tintes mates, procura unas interpretaciones que se llenan de musicalidad. A veces, puede que estemos ante unas sencillas canciones, pero son muy flamencas y están muy bien dichas. Y quedan ganas de oírlas una y otra vez.

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