Verdemar detecta de forma puntual en el Estrecho a barcos cazatesoros

Verdemar Ecologistas se ha convertido junto a la Armada Española en la mejor defensa del patrimonio de las aguas del Estrecho en los últimos años. El colectivo está ojo avizor sobre cada buque oceanográfico que deja su rastro por las costas de la zona, especialmente en los alrededores de Gibraltar. Antonio Muñoz, portavoz del Verdemar, explicó que llevan mucho tiempo observando la presencia esporádica de este tipo de barcos que "camuflados" en otras actividades, realmente son empresas "cazatesoros". Recordó incluso que el pasado mes de octubre se echó de las aguas de la zona a una fragata por parte, precisamente por parte de la Armada.

El fantasma del caso Odyssey y el pecio español de Nuestra Señora de las Mercedes ha convertido las aguas españolas en un auténtico búnker contra el expolio. Entre algunos de los buques oceanográficos sobre los que Verdemar sigue la pista están L Spoir, Ocean Endeavour, Osprey Explorer o Seaway Invincible. Todos con características comunes, especialmente en el caso de los sistemas de última tecnología que acompañan a bordo.

Aunque Odyssey es la empresa más conocida, han sido localizadas muchas otras en estas aguas, casi siempre de nacionalidad extranjera. La presencia del Peñón da singularidad a la zona porque la base de estos barcos suele estar en Gibraltar, lo cual dificulta el trabajo de control a la Guardia Civil para realizar una inspección a fondo, como ocurrió con Odyssey en octubre de 2007.

Salvamento Marítimo ha realizado en los últimos años numerosas inspecciones de barcos, especialmente entre 2006 y 2008, de carácter rutinario, aunque actualmente se ha reducido porque básicamente no se detectan estas prácticas, aunque sí su paso por la zona como alerta Verdemar.

La zona del Estrecho de Gibraltar se puede calificar actualmente de "bastante segura" frente al expolio por parte de la Guardia Civil y el trabajo fundamental que llevan a cabo. Para estas empresas está casi "permeabilizado". El Servicio Marítimo comenzó a funcionar en Algeciras en 1992. La salvaguarda del patrimonio obliga a ejercer un control absoluto y la presencia de algunos buques "camuflados" siempre llama la atención, pero bajo la mirada de la Armada y los ecologistas.