Cultura

El linense Rafael Fernández 'Vivillo' siembra la ilusión de su primer disco

  • El cantante participó en 2004 en el Festival de Benidorm El hijo de Camáron, Luis Monge, le acompaña como guitarrista en sus directos

Rafael Fernández Martín, conocido artísticamente como Vivillo, ha emprendido un vuelo de altura. Este linense, de 26 años, viene de una saga familiar de mucho arte, vecino del centro de La Línea de toda la vida, lleva el flamenco en la sangre siendo sus grandes referentes Antonio y Rosario Flores; Antonio Carmona, de Ketama; Niña Pastori; Alejandro Sanz e incluso Michael Jackson; sin dejar de lado al inolvidable Camarón de la Isla.

Vivillo está inmerso en la nueva generación del flamenco, con la fuerza y el marcado carácter andaluz. Ha empezado a trabajar en su primer disco después de un largo recorrido profesional, pese a su juventud. Soñé fue el tema con el que participó en el Festival Internacional de la Canción de Benidorm 2004, siendo seleccionado de entre más de 3.500 candidatos a nivel mundial para ser uno de los 12 finalistas. Asimismo, en el año 2010 fue finalista para los premios Estrella Music Award Spain.

Actualmente, mientras trabaja en la preparación de su primer trabajo musical al que aún no puede ponerle fecha, en el marco de la selección de temas, sigue ofreciendo diversas actuaciones en directo. Hace unos días se le pudo ver en La Línea y el 10 de febrero estará en Estepona.

En sus directos se acompaña de Luis Monge, hijo de Camarón, a la guitarra, al que además de amistad le une el parentesco de ser primos; y en la percusión está Marote. Reconoce la gran unión que tiene con Monge, el cual le acompaña siempre porque la familia es muy importante. El repertorio que ofrecen, además de algunos temas de su propia cosecha, hacen diversas versiones de artistas ya consagrados en el panorama musical, y especialmente en el ámbito flamenco, desde canciones de Ketama a Niña Pastori, Rosario Flores o Pitingo.

Su futuro más inmediato lo ve lejos del Campo de Gibraltar, de hecho ya tiene casi un pie puesto en la capital, en Madrid, "allí hay más posibilidades", reconoce, "llevo tiempo con mi carrera musical pero uno no sabe nunca cuándo llegará el momento de saltar", en relación a lograr ser más conocido entre el público. Y es que no sólo canta, también toca el piano y la guitarra, aunque éste último instrumento lo usa más para componer.

El nombre de Vivillo viene de su abuelo, para rendirle homenaje, "era muy conocido en la ciudad", todo un personaje linense que mucha gente recuerda. Rafael Fernández, con tan solo seis años y siguiendo la tradición musical de su familia, ingresó en el coro de la Iglesia Evangélica Filadelfia, en la que estuvo de forma continúa durante diez años, hasta que decidió abrirse camino como solista. Esta experiencia le ayudó a formar un estilo, educar la voz y aprender a tocar el piano para acompañar sus presentaciones.

La envidiable juventud de este artista aporta un extra de ilusión y buen hacer. Vivillo canta desde dentro, buscando las claves de una música de raíces profundas para fusionarlas en su justa medida con los ritmos más contemporáneos que también han hecho parte de su crecimiento musical. "Para mi la música es como una terapia. Ahí echo mis penas, mis alegrías y mis ganas por vivir", destaca. Sus ganas de expresarse a través de la música son su mejor vehículo para el éxito.

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