Cultura

Paco Cepero, 76 años de fuerza y sabor en el Galiardo de San Roque

  • La guitarra del jerezano derrocha el elixir de la eterna juventud musical

Paco Cepero, durante su actuación el viernes por la noche en San Roque.

Paco Cepero, durante su actuación el viernes por la noche en San Roque. / j.m.s.

Para comérselo. Así estuvo Paco Cepero (Jerez de la Frontera, 1942) en el teatro Juan Luis Galiardo de San Roque. Lo suyo fue un derroche de fuerza, una muestra de eterna juventud y frescura musical aunque esté cercano a encarar la octava década de su vida. Pero no solo eso. Hubo mucho más: hondura, sentimiento, delicadeza, silencios, gracia... Todo ello aderezado por el soniquete mágico y propio de su tierra jerezana y un proceder rebosante de flamenquería.

El guitarrista se mostró en plena forma y, además, sirvió los platos de su menú con inteligencia y oficio. Ora una seguiriya que cale a los más puristas ora piezas de mayor ligereza para abrir el campo de los gustos.

Como él mismo reconoció ante un aforo que superó con creces los tres cuartos de entrada, el acompañamiento de tres grandes músicos lo llevó en volandas durante la hora y diez minutos que estuvo ante el público. Brillantes la guitarra del portuense Paco León, la percusión y las palmas de un Chicharito que lleva el compás de Jerez en las venas y el violín de la suiza Sophia Quarenghi.

Cepero, muy conversador con el respetable, emocionó con su guitarra. Su figura es historia viva del flamenco -ha tocado para todos los mejores de la segunda mitad del siglo XX y principios de este XXI- y su son tiene un sello propio inconfundible.

Dedicó una de las composiciones a las mujeres y otra a su esposa... "Que lleva 61 años aguantándome, 5 de novios y 56 de casaos". Este concierto estaba en la programación de la gira con la que Cepero celebra 60 años desde que hiciera su debut como profesional y que apoya la Fundación Provincial de Cultura de la Diputación de Cádiz.

Iba a aprovecharse esta cita para presentar las actividades de la II Bienal Canela de San Roque, muchos de cuyos familiares estaban en el patio de butacas del Galiardo. No se hizo finalmente porque quedan unos flecos mínimos pendientes y queda previsto para una fecha inminente. Toda la noche tuvo contenido flamenco lleno de emoción, que es de lo que se trata. Llevado a la perfección por una figura indispensable de la guitarra. Toque con aire, fuerza, profundidad y muchísimo sabor. Qué más se puede pedir.

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