Cultura

El Museo Provincial exhibe fuerza con dos nuevas muestras

  • Las exposiciones 'Museo de Huelva&Museo de Cádiz' y 'La chanca del Duque' pueden visitarse hasta el día 8 de diciembre

El Museo Provincial de Cádiz exhibe fuerza con la inauguración de dos exposiciones muy distintas entre sí y que estarán abiertas hasta el 8 de diciembre.

Remedios Palma, delegada territorial de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía, presentó ayer Museo de Huelva&Museo de Cádiz. Representaciones de animales en la antigüedad, que se enmarca en un programa a través del que "se intercambian piezas significativas de un museo a otro" de Andalucía. Dicho programa llamado Los museos viajan-Obra invitada ha traído a Cádiz la que es "una de las piezas icónicas, con las que se identifica" el museo provincial onubense, en palabras de su director Pablo Guisande.

Es en concreto un jarro de bronce fechado en el siglo VII a.C. que procede de una tumba, la dieciocho, localizada en la necrópolis de La Joya (Huelva) y que presenta rasgos zoomórficos y carácter aristocrático; la boca es una cabeza de ciervo y su asa una de caballo.

Esta obra central se completa con otras pertenecientes a los fondos del Museo de Cádiz, en materiales como cerámica, mármol o bronce y que remiten a seres como conejos, toros, perros o insectos, de uso cotidiano o ritual y época fenicio-púnica y romana. La colección supone, según Guisande, "un gran esfuerzo que ha realizado el Museo de Cádiz por recopilar piezas de esta temática" en una muestra que plasma la "realidad del mito de Tartessos".

El programa de intercambio Los museos viajan-Obra invitada está promovido por la Dirección General de Bienes Culturales y Museos de la Consejería de Cultura. En la actualidad se encuentra en el Museo Arqueológico de Córdoba una de las figurillas de Melkart del Museo de Cádiz y en breve viajará a Huelva un cuadro de Mariano Benlliure, titulado Las Floristas.

Por otra parte, el museo gaditano acogió ayer también la inauguración de otra exhibición con tintes de la tierra. Bajo el título de Conil, la chanca del Duque. Lo que el maremoto nos dejó el visitante puede recorrer en tres áreas temáticas -vida cotidiana, industria y pesca- las labores de los almadraberos a mediados del siglo XVIII.

La comisaria de la muestra, Verónica Gómez, fue la encargada de explicar la razón de ser de este conjunto de piezas, alrededor de 40 de un total de aproximadamente 2.000 encontradas en las excavaciones arqueológicas que desde 2010 se han realizado en este enclave conileño, con una superficie de 7.500 metros cuadrados.

La muestra rescata el terremoto de Lisboa de noviembre de 1755 y el posterior tsunami que asoló las costas del golfo de Cádiz, en las que el Duque de Medina Sidonia, que levantó La Chanca en el siglo XVI, tenía el monopolio del comercio del atún. El lugar quedó destrozado y el material que compone esta muestra sepultado bajo arena y piedra, según crónicas de la época.

Resultado de la catástrofe es este conjunto arqueológico rescatado y formado por piezas como bicheros, una tapa de tonel embreada, cebos de esparto, vértebras y escamas de atún fosilizadas, agujas para coser redes, topes de rueca, y objetos de la vida cotidiana de los almadraberos como recipientes de cerámica de Alcora (tazas y platos), piedras de chispa, quemaperfumes, pipas de caolín e, incluso, botes medicinales que albergaban láudano, para curar cualquier mal que padeciesen los trabajadores de la mar.

Objetos que, en definitiva, se relacionan con la labor artesana de la pesca, manufactura y comercialización del atún rojo y su "importancia para la gastronomía y el turismo de la zona", como comentó la delegada de Cultura. Una realidad que queda explicada también en la exposición por un vídeo que acompaña al conjunto de piezas que constituyen "una pequeña Pompeya del siglo XVIII, una pequeña parte de todo lo que se ha encontrado" según dijo Gómez durante su intervención.

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