"Mártires soy yo y ahora continúa el personaje, pero con otra banda"

El sanroqueño comienza, ya con su esperado disco en el mercado, una nueva etapa rodeado de músicos distintos. A su antiguo grupo "le salió el espíritu sevillano extraño y no quería darle más medallas a nadie"

El músico sanroqueño Chico Ocaña.
El músico sanroqueño Chico Ocaña.
Alfredo Valenzuela (Efe) / Sevilla

31 de marzo 2010 - 05:00

El sanroqueño Chico Ocaña, fundador, letrista, vocalista y alma del grupo Mártires del compás, que abanderara el flamenco-billy, ese flamenco abierto a las nuevas músicas, mantiene ahora este estilo en solitario con su nuevo disco, Canciones de mesa camilla.

La diferencia de su antigua banda y la nueva, según explica, es que "antes tenía una banda y ahora tengo otra". "Antes eran músicos sevillanos y ahora he decidido quitarme el lastre sevillano y trabajar con una gente de Cataluña. Chemi López es el único sevillano, pero es de Écija", explica.

"Mártires soy yo, el creador, fundador, el de las letras y el que dio sentido al flamenco-billy; esto es la continuación del mismo personaje con otra banda", resume el músico, que está afincado en Sevilla.

Ocaña abandonó Mártires porque, añade, "le salió el espíritu sevillano extraño, y después de quince años me han defraudado, por eso decidí irme y llevarme el nombre y mi obra; no quería darle más medallas a nadie".

"Canciones de mesa camilla es fruto de tres años de trabajo, de una reflexión en un tiempo en el que he sido padre y de cosas que han marcado un antes y un después. Sigo manteniendo el espíritu de flamenco-billy y esa manera de hacer canciones familiares, entre amigos, con mucho cariño", asegura el sanroqueño.

"Sevilla es extraña; en Sevilla hay ciertos personajes que han hecho mucho daño a lo que se podía hacer aquí a nivel musical y, a nivel político, ni te hablo; pero no tengo ganas de quejarme; yo vengo a Sevilla a gastarme el dinero que gano fuera", comenta Ocaña con desplante torero.

El flamenco-billy lo define su creador como "cantes tradicionales animados con una serie de cortes, de ritmos de compás, para decir cosas, desde rumba clásica a tangos", y pone un ejemplo: "Porque una casa no son cuatro paredes, una casa es donde se vive, se quiere y se muere". Esta letra alude al proyecto socialista de construir casas de 30 metros para los jóvenes, lo que le inspiró el tema 30 metros, incluido en el disco.

"He sido mellizo y de familia bastante humilde y sé lo que son las estrecheces de espacio, éramos seis hermanos, dos mellizos que dormíamos en la misma cama y la única hembra dormía con mi madre; pero cuando ya una ministra dice lo de los 30 metros a nivel oficial resulta surrealista", señala Ocaña.

"Lo de billy es un rollo anglosajón, un cruce campero, un flamenco campero por la raíz; siempre utilizo elementos acústicos, no meto piano ni trompeta, predomina la cuerda y la percusión", señala el músico, quien en este álbum ha grabado tres temas en directo, sin mezclas, "del tirón".

Sobre el título, Canciones de mesa camilla, el sanroqueño reconoce que el flamenco-billy nació en una casa porque "no teníamos local de ensayo y no teníamos batería". Algo parecido a lo que le sucedió cuando rompió con Mártires: "Me metí en mi casa y allí todo era acústico y sin batería."

Pese a este espíritu casero, Ocaña es callejero: "En la calle me mezclo, me alimento, observo y luego vomito eso en forma de canciones".

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