Cultura

Guo-Qiang propone un diálogo con los maestros del Prado

  • El artista realiza una muestra con 22 piezas que será visitable a partir del 25 de octubre

El artista chino Cai Guo-Qiang, ayer.

El artista chino Cai Guo-Qiang, ayer. / efe

El artista chino Cai Guo-Qiang, el primero que concibe obra inédita para el Museo del Prado, terminó ayer con una explosión de pólvora la primera de las ocho piezas que creará durante su residencia artística en la pinacoteca madrileña y que formarán parte de la exposición El espíritu de la pintura.

La muestra se compondrá en total de 22 piezas suyas y se abrirá al público el 25 de octubre en el edificio de los Jerónimos, con la idea de establecer "un diálogo espiritual" con los grandes maestros del Prado, empezando por su favorito, El Greco, pero también con Rubens, Tiziano, Velázquez o Goya.

Guo-Qiang, León de Oro en la Bienal de Venecia (1999), trabaja estos días en las instalaciones desnudas -a la espera de que se inicie la rehabilitación- del Salón de Reinos, donde ha desplegado sus lienzos de gran tamaño, pigmentos, plantillas, fotos de las obras del Prado y kilos de pólvora adquirida en Valencia.

La pintura que finalizó ayer, un león verde devorando el sol, se inspira en una imagen empleada antiguamente por los alquimistas en Europa para simbolizar la búsqueda de la reacción química final, según explicó el artista a un grupo de periodistas. "China inventó la pólvora, que también es resultado de una reacción química. Cuando se inventó, su objetivo no era la guerra, sino el uso medicinal para lograr la vida eterna, y algo así es lo que yo busco utilizando la pólvora en mis creaciones", añadió.

Guo-Qiang, que ha expuesto en el Metropolitan Museum de Nueva York y en 2008 fue objeto de una retrospectiva en el Guggenheim, se paseó por el Salón de Reinos en vaqueros y deportivas, con una sudadera verde, guantes de plástico y un encendedor de cocina a mano. Antes de la explosión hay mucho trabajo previo, de dibujo, recorte de plantillas, espolvoreado de pintura, pero la clave es la pólvora, que lo difumina todo y deja su huella. El artista protege los dibujos con plantillas de cartón y esparce la pólvora por encima, antes de taparlo todo con otro lienzo. "Todo se juega en uno o dos segundos", aseguró.

En la explosión dice hallar "la fuerza y la espiritualidad", pero también una especie de liberación que lo conecta con la naturaleza. Al lado de la pintura del león le aguarda otro lienzo, más grande aún, pero de momento inacabado, que ya tiene título: El día y la noche de Toledo.

Guo-Qiang visitó la capital manchega por primera vez en 2009, para hacer la ruta del Greco, y repitió a principios de este año en busca de inspiración para este proyecto. "Asomado a la ventana de mi habitación en Toledo contemplaba el cambio de luz del anochecer al amanecer y quería capturar esa energía", señaló. Todo acabará estallando. Eso sí, por motivos de seguridad el Prado ha limitado el uso de pólvora a cinco kilos diarios.

La residencia artística culminará el 23 de octubre al atardecer con la creación de la obra que da título a toda la exposición, El espíritu de la pintura, un lienzo monumental de 18 metros de largo.

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