DiarioDelasartes

Gran página de la Historia del Arte

Ha sido, sin lugar a dudas, uno de los más grandes hitos expositivos de la temporada artística española y ha constituido la mejor forma de acercarse a una de las páginas más importantes de la pintura de la segunda mitad del siglo XX. Además, ha servido para que grandes pintores, que teníamos como poderosísimas individualidades, pudiéramos verlos inmersos en un contexto colectivo de fuerte dimensión artística y que dio entidad a una pintura que fue contrapunto estético a los poderosos sistemas plásticos de la abstracción, esos que tuvieron su mayor acomodo en el Expresionismo Abstracto americano y en el Informalismo europeo, movimientos ambos de tan amplia naturaleza matérica.

Como es habitual en el Museo malagueño con todas las exposiciones temporales, ésta intensifica, también, el conocimiento de una parcela artística tremendamente significativa que aglutina a una serie de nombres indispensables en el desarrollo de la pintura figurativa de la anterior centuria; nombres algunos de importancia capital y reconocimiento unánime - Francis Bacon, Lucian Freud, Ronald B. Kitaj, incluso, Frank Auerbach - que junto a otros, menos conocidos pero de absoluta significación - Michael Andrews, Leon Kossoff, Paula Rego y Euan Uglow - constituyen un momento pictórico fundamental en medio de ese océano inmenso que fue el arte del siglo pasado con tantas posiciones distintas y casi todas interesadas en desenlaces no concretos.

LA ESCUELA DE LONDRESMuseo PicassoMÁLAGA

Eran los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, Europa intentaba sacudirse las descarnadas consecuencias del gran conflicto bélico. Londres era la gran urbe que, a pesar de los bombardeos, resultó menos perjudicada, no había sido invadida por la mancha nazi y, además, era el centro neurálgico de los que, a posteriori, resultarían vencedores. Fue, por tanto, un espacio de acogida para muchos que venían huyendo de los rigores de la guerra. Los intelectuales y artistas tuvieron una especie de oasis y, allí, establecieron un punto de absoluta intensidad creativa.

No es la Escuela de Londres un término absolutamente cerrado. Fue Ronald B. Kitaj quien lo acuñó, en 1976, para el catálogo de una exposición en la que reunía a una serie de autores ingleses que se decantaban por una pintura protagonizada por la figura humana; sin embargo, su entidad, incluso, está altamente cuestionada desde varias instancias artísticas pero, quizás, sea tomado como espacio donde se desarrolle la realidad pictórica de un grupo de artistas que toman la figuración, en sus diferentes modos representativos y conceptuales, como centro de interés de una pintura que abarca muchas y variadas posiciones.

La exposición llega a Málaga auspiciada por la Tate de Londres; su conservadora del departamento de Arte Moderno británico, Elena Crippa, ha sido la elegida para comisariar la muestra; su sapiencia y experiencia sobre este momento artístico la ha llevado a seleccionar un total de noventa obras, casi todas piezas magníficas, que sirven para situarnos en una escena de máximos pictóricos.

La muestra comienza con dos artistas a los que se puede considerar precedentes de una pintura de muy amplio espectro figurativo; son David Bomberg y William Coldstream que ejercieron, además, de maestros de los artistas más jóvenes. Hay que decir que el bloque central de la exposición se sitúa en la representación de la figura humana. En ella y con ella, los artistas manifiestan su ideario estético, transmiten sus sensaciones creativas y manipulan la realidad representativa de la misma hasta conseguir imponer sus personales esquemas pictóricos. Francis Bacon nos presenta su particular universo de presencias y ausencias - 'Tríptico Agosto de 1972', como ejemplo de otras muchas -, sus inquietantes retratos de una sociedad - muchas veces su entorno íntimo - que queda supeditada a la envolvente voluntad de un autor personal e intransferible. Leon Kossoff se vale del gesto plástico para recrear un paisaje humano puesto de manifiesto desde la fuerza determinante de la masa pictórica - 'Christ Churck, Spitalfields, mañana' -. Su contundencia formal contrasta, a veces, con un relato pausado de una sociedad en entrañables y comedidas actitudes - 'Dos figuras sentadas nº 2' -. Lucian Freud nos presenta distintas posiciones de su particular realismo. Por un lado, personajes sutilmente dispuestos con un dominio clarificador del dibujo, en líneas escuetas y signos ilustrativos que marcan una profunda melancolía - 'Muchacha con gatito', 'Narciso' o 'Muchacha con perro blanco', contrastando con la contundencia formal y expresiva de sus últimas pinturas - 'Leigh Bowery' o 'David y Eli' -. Frank Auerbach, también postula una pintura matérica, de fuerte empastación - 'J.Y.M. sentada nº 1' o 'Edificio en construcción en Oxford Street I' - que envuelve de pasión formal una realidad que el artista ajusta con profundo sentimiento gestual. R.B.Kitaj diseña, más que pinta, estructura una obra que modula de imágenes extraídas de un contexto - 'Isaac Babel cabalgando con Budionni', aunque, a veces, compone relatos de una sociedad que encierra muchas cuestiones - 'La Boda', 'Cecil Court, Londres W.C. 2' o 'El ascenso del fascismo'-. Dos artistas nos conducen por historias protagonizadas por grupos humanos, Michael Andrews y Paula Rego. El primero nos sitúa ante una sociedad que muestra sus íntimas preocupaciones y que hacen participar bien sus juegos cotidianos - 'Melanie y yo nadando' bien situaciones existenciales, con sus dudas, sus marcas esquivas o sus realidades ficticias - 'El parque de los ciervos'-Por su parte, Paula Rego hace más inmediatas escenas extraídas de una realidad inquietante cuyos particulares personajes crean escenas con una personal iconografía de acciones y actitudes - 'El baile' o 'Los esponsales' -. Por último, Euan Uglow nos presenta su clara preocupación por la representación de la figura desnuda - 'Zagi' o 'Desnudo' -. Sus obras crean una inquietante expectación plástica y una tensión estructural que abre las simples perspectivas de la ilustración humana.

De nuevo, el Museo Picasso nos conduce por lo más selecto de la gran Historia del Arte, esa que encierra páginas de absoluta trascendencia protagonizada por los grandes artistas que conforman nuestro ideario artístico más convincente.

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