La XII edición de la Fiesta de la Bulería se celebró en la noche de ayer en el Parque María Cristina gracias al promotor y organizador del evento José Luis Lara y a la colaboración de los ediles del Ayuntamiento de Algeciras Juana Cid, delegada de Ferias y Fiestas, y Segundo Ávila, encargado de Parques y Jardines.

A la cita acudieron célebres del flamenco, que entre mantos negros que cubrían el escenario, fueron aclamados por los asistentes. El gran Miguel Flores Quirós conocido por todos como El Capullo de Jerez dejó sin palabras a las más de 700 personas que se reunieron en el María Cristina. Con discos como Este soy yo, Madrid-Córdoba-Barcelona, Poderío, Flor y Canela en los que el compás brota con asombro consiguió el aclamo de todo el público que hoy día le venera.

Desde Jerez acudieron unas 100 personas deseosas de ver de cerca la pureza de los cantaores propios de su tierra.

El evento fue inaugurado por Jesús Méndez junto al guitarrista Manuel Valencia que arrancó por alegrías con el Tirititrán. Continuó por soleá y fandangos y con las bulerías puso a todo el público en pie.

La segunda actuación corrió de la mano de la jerezana Filipa Moreno conocida por sus bulerías y tangos, aunque las seriguiyas siempre fueron su espinita clavada.

La terceraintervención antes del descanso fue protagonizada por el niño algecireño Juanito Oliva acompañado por el guitarrista Álvaro Llano. Esta pequeño promesa ya demostró su arte en el concurso de jóvenes flamencos donde arrasó por bulerías. Además, apareció en varias ocasiones en el programa de Menuda Noche de Canal Sur donde actuó junto a otros grandes como José Mercé o Manuel Lombo.

Otros de los artistas invitados al concierto fue Fernando Soto, que destaca por sus coplas por bulerías y por acompañar actualmente al grandioso Pitingo en sus actuaciones.

Luís Moneo, famoso por tocar la guitarra aunque luego se inició en el mundo del cante, también tuvo su lugar en este evento.

La noche finalizó con el más grande entre los grandes Capullo de Jerez que bajo el cielo anaranjado y las palmeras que rodeaban el escenario hizo mella con el retumbar de su eco propio del hondo flamenco en una noche tan especial. Un espectáculo cargado de voces peculiares que arrebataron el aliento a todos los presentes.