Fallece Sofía Gandarias, una creadora "poseída" por la pintura y la literatura

La artista Sofía Gandarias, fallecida el pasado fin de semana en Madrid a los 64 años, plasmó a lo largo de su carrera a figuras de la literatura como Primo Levi, Albert Camus, Jorge Semprún, Augusto Roa Bastos, Carlos Fuentes o José Saramago en obras que, como dijo este último, eran "mucho más que retratos", al revelarse como "las luces y las sombras de su mundo interior".

El Ayuntamiento de Sevilla se sumó ayer a las condolencias por su fallecimiento, pues se da la circunstancia de que ahora mismo, y hasta el próximo día 30, el Espacio Santa Clara acoge una exposición de la artista, titulada cervantinamente El coloquio de los perros e inaugurada el pasado día 14 por el alcalde, Juan Espadas, y el delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo, Antonio Muñoz, en un acto al que asistió el también político del PSOE Enrique Barón, ex presidente del Parlamento Europeo y hoy presidente de la Fundación Yehudi Menuhin. Gandarias estaba casada con Barón y era patrona de la última institución.

La citada muestra se centra en la obra homónima de Cervantes, El coloquio de los perros, tal vez la más inclasificable de su serie de las Novelas Ejemplares. "En esos soberbios 28 lienzos -escribe el académico Francisco Rico, una de las grandes autoridades mundiales en la literatura cervantina, en el texto que acompaña al catálogo de esta exposición sevillana, ahora de carácter póstumo- triunfa la interpretación del Coloquio como visión de visiones (...) Los fondos oscuros, los perfiles borrosos, las tonalidades que se entremezclan, los rasgos en fuga..., las formas, en definitiva, y sustancialmente las formas, constituyen la auténtica lectura que Sofía nos ofrece del Coloquio de los perros".

Esta exposición, por lo demás, entronca con el interés que siempre suscitó en la artista el universo literario. Desde Presencias, en los años 80, una serie de retratos de Lorca, Borges, Rosalía de Castro, García Márquez, Julio Cortázar, Rubén Darío, Gabriela Mistral, Juan Carlos Onetti o César Vallejo, hasta los más recientes retratos de Fernando Pessoa o Primo Levi, sus pinceles siempre se dejaron atraer por los libros y por sus autores.

Le interesó en especial hacerse eco de la historia reciente a través de sus personales interpretaciones pictóricas de las obras de grandes escritores y pensadores que abordaron la guerra y la violencia. Esos temas se instalaron en el centro de su estilo, entre el neoexpresionismo y el simbolismo-surrealismo, con el que se abrió paso en numerosas galerías de arte europeas.

La artista, que recibió en 2005 la Orden de Caballero de las Letras y las Artes de Francia, comenzó a pintar a los 12 años, una actividad que, aseguraba, la "poseyó", aunque confesaba que no hubiera ocurrido sin la música, muy presente en su obra. También la "invadió", decía, la obra de Neruda, y pudo ver cómo un retrato del chileno pintado por ella preside una de las paredes de la casa del poeta en Isla Negra, en la costa central de Chile. Por eso la Fundación Yehudi Menuhin eligió el poema Recuerdo, de este autor, para evocar a la pintora, fallecida a consecuencia de un cáncer de páncreas.

Ese mismo poema fue el que utilizó en El llanto de las flores, la exposición que realizó en 2006 con la serie que comenzó a pintar el día de los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid: una docena de cuadros de gran formato en los que unía pintura, poesía y música en homenaje a las víctimas de la masacre.

Inició su carrera artística en 1978 con el cuadro Kokoschka, Mahler y Alma y la mencionada serie Presencias. Más tarde, los retratos de Nureyev iniciaron otra, Toreo y Ballet, a la que siguieron distintas obras sobre Francisco Bacon, Diego Rivera y Frida Kahlo o Delvaux, El amor en Venecia, Arte contra la violencia o la dedicada a los atentados del 11-S en Nueva York. En uno de sus últimos trabajos, fechados en 2015, la artista retrató a Plácido Domingo, Steven Spielberg o Giorgio Armani caracterizados como El caballero de la mano en el pecho de El Greco.