Cultura

Fallece Claude Lévi-Strauss, uno de los grandes pensadores del siglo XX

  • El antropólogo francés, que murió a los 100 años de edad, fue el padre del estructuralismo · En su libro más célebre, 'Tristres trópicos', el autor advierte de la extinción de las culturas "primitivas"

"Me convertí en antropólogo huyendo de la filosofía", dijo en cierta ocasión Claude Lévi-Strauss, y sin embargo el etnólogo francés de fama mundial, que el próximo 27 de noviembre habría cumplido 101 años, era para muchos uno de los grandes pensadores del siglo XX. Con la desaparición de Lévi-Strauss, el mundo del razonamiento ha perdido a un notable intelectual, cuyos restos descansan ya en la localidad de Lignerolles, en la Borgoña francesa, donde el sabio centenario fue enterrado antes de que ayer se divulgase la noticia de su defunción. "Un gran sabio, siempre abierto al mundo" y "uno de los más grandes etnólogos de todos los tiempos" que "llevó a lo más alto la reputación de las ciencias humanas y sociales francesas", dijo de él el presidente francés, Nicolas Sarkozy, al conocer la noticia.

Hijo de un judío agnóstico, Lévi-Strauss nació en Bruselas en 1908 y fue en 1955 cuando publicó Tristes trópicos, una narración melancólica y autobiográfica de sus viajes que sería el origen de la corriente estructuralista. "Odio los viajes y a los exploradores. Y aquí me dispongo a relatar mis expediciones", comienza el célebre libro de Lévi-Strauss quien, fiel a sí mismo, se terminaría convirtiendo en un investigador de biblioteca desde donde elaboraría una serie de obras que le llevaron a ser el maestro de la antropología moderna.

El académico francés, que había cursado estudios de Derecho y Filosofía en la universidad de la Sorbona, abandonó la docencia en esta última disciplina gracias a una invitación del etnólogo Marcel Mauss para ingresar en el recién creado departamento de etnografía. De esa forma, el hombre que terminaría ejerciendo una influencia decisiva en la filosofía, la sociología, la historia y la teoría de la literatura, se interesó por la antropología, materia que le llevó como profesor visitante a la universidad de Sao Paulo, de 1935 a 1939.

Desde hace más de medio siglo, este hombre discreto se posicionó en los debates culturales actuales. Dotó de un nuevo significado los conceptos de raza, cultura y evolución y ya hace décadas que hizo de la diversidad cultural un factor esencial de la cohesión social y de la paz, una teoría que en el contexto de la globalización gana cada vez más relevancia. Por ello, la prensa solía celebrar a este científico como el "etnólogo filósofo".

Una imagen que ya se fue gestando en los años 50 con la publicación de su célebre Tristes trópicos. Un recuento científico que recorre Brasil y que los medios ensalzaron como "gran libro de la sabiduría". Este compendio de estudios ya advertía de la extinción de culturas "primitivas" amenazadas por el avance de la civilización. En un momento en el que el término "avance" todavía era una palabra mágica de connotación positiva, el científico se convirtió en un pesimista sobre la cultura y en agorero de los que creían ciegamente en el avance. Pero Tristes trópicos no sólo fue una crítica a la sociedad.

Lévi-Strauss analizó toneladas de material y elaboró un nuevo método de investigación antropológica: el estructuralismo. Las obras decisivas de este pensamiento, que intenta comprender cómo funciona el espíritu humano y cómo son las estructuras mentales y cognitivas, surgieron en los años 60 con El pensamiento salvaje, El origen de las maneras en la mesa y Lo crudo y lo cocido. Con su lógica rigurosa y clasificadora, el científico demostró que los sistemas sociales y familiares de los pueblos ancestrales a menudo eran más complejos y sutiles que los nuestros, lo que escandalizó a muchos etnólogos. Pues hasta Lévi-Strauss, los "primitivos" eran considerados pueblos con formas de pensar arcaicas. Sin embargo, para él ninguna raza es intelectualmente superior o inferior a otra. "Cada grupo étnico de la humanidad tiene su especificidad con la que ha contribuido a un legado común", escribió.

En 1973 ingresó en la Academia Francesa. Fue el primer antropólogo que lo hizo. El año pasado, el mundo cultural francés le rindió un homenaje al cumplir un siglo de vida: fueron múltiples los estudios, documentales y muestras consagradas a su persona y a su obra.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios