Cultura

Evaristo Bellotti se reencuentra con su tierra y desdibuja el equilibrio

  • El algecireño inaugura mañana viernes en la Nando Argüelles sus últimas creaciones Mezcla piezas entre dibujos y diferentes esculturas

El polifacético artista Evaristo Bellotti regresa al Campo de Gibraltar. El algecireño presenta este viernes, 4 de julio, en la galería Nando Argüelles de Sotogrande una de sus últimas colecciones, recreada entre esculturas y dibujos, titulada El Balón de Fútbol.7 Fracciones de Cristal.

Bellotti, cuya forma de identificar la creatividad se circunscribe a medio camino entre la modernidad de Nueva York y el clasicismo de la antigua Grecia, vuelve a sentarse con sus paisanos para invitarles hasta el 3 de agosto a un viaje artístico y genuino. Como define la pintora Blanca Orozco sobre la exposición "es un ejemplo claro de que el artista va cumpliendo años de trabajo y éste no cesa, de que su cabeza y sus manos no pueden ni quieren dejar de crear, a pesar de todo".

La algecireña, impulsora junto a Nando Argüelles de la galería -situada en la ribera del Marlin-, le reconoce a Bellotti "sus innegables aptitudes como escultor y como comunicador, la enorme intuición, que para mi le hace aún más grande. Sobretodo ahora, que he tenido la satisfacción de verlo trabajar de cerca en nuestro espacio". Apuntando además a que poder disfrutar, y tan de cerca de su obra, "es un lujo, ese guiño de cariño hacia los suyos, hacia la que es su tierra". En este sentido Orozco no duda que su vuelta "dejará huella" en la galería, en alusión incluso a que el artista haya pintado un mural en vivo ante ellos, lo cual "no deja de ser un gesto de responsabilidad, generosidad y altruismo del que siempre estaremos agradecidos".

En cuanto a la exposición, en la primera planta, bajo el título genérico de El Balón de Fútbol, se exponen 30 acrílicos sobre papel y tres esculturas exentas en las que el escultor ensaya la construcción/de-construcción de un balón. Éste viene a servir de paradigma de una escultura de bulto redondo. De modo que, en principio, todas las esculturas derivan de la esfera, la figura geométrica que desde la antigüedad ha representado la perfección.

Una vez hecha esta afirmación, lo que sigue consiste en la impugnación efectiva, en tanto obras, de la idea de perfección que encarna la esfera. El propio escultor explica que el balón de fútbol "es una colección de dibujos y tres esculturas que tratan de la construcción de una esfera". En tanto sólido, esta figura geométrica es particularmente interesante para la escultura porque la superficie visible que da forma a cualquier esfera depende de un punto invisible que está situado en el centro de la figura. De modo que la esfericidad del sólido depende de la equidistancia de la multitud de puntos que forman la superficie de la esfera respecto de un único punto invisible situado en su centro.

El modelado de una esfera sin traicionar la esencia de esta figura supone aspirar a un ideal de perfección que tiene su propio sentido pero ningún interés para la escultura. "Lo cierto, en este caso, es que no solo no tiene interés para la escultura sino que es el objeto a batir". La esfera, en tanto arquetipo de la perfección, es no sólo contraria sino incompatible con el compromiso de la escultura con la belleza. Así, la propia práctica de la escultura exige la destrucción del centro, que en el caso paradigmático de la esfera consistiría en la destrucción de la equidistancia del punto que garantiza la perfección de la esfera.

"Un balón de fútbol puede construirse de varias maneras", reflexiona el artista. La que consiste en coser 12 pentágonos a 20 hexágonos según ciertas reglas, es la elegida para esta ocasión. Sobre el plano del papel, los balones multicolores se despliegan presumiendo de tener multitud de centros. Esto mismo, en tres dimensiones, se realiza físicamente como bultos. Esculturas de bulto que se definen como superficies con multitud de centros sin que ninguno ocupe un lugar único.

En este caso son superficies que se auto-sostienen en el aire al albur de la mera duración que les atraviesa, sin más, y de la extensión de las superficies, ese "estar ahí" en el que el visitante las encuentra. De este modo, los balones de fútbol adoptan multitud de aspectos, no siendo ninguno más verdadero o propio que otro. Este desplazamiento de la verdad no supone su negación, sino la multiplicación de sus posibilidades y, en última instancia, un canto al placer que verdaderamente produce hacerlas.

En la planta baja se exponen, dispuestas sobre sendas repisas, siete esculturas inéditas denominadas Fracciones de Cristal, que continúan la serie que el escultor comenzó en 2012.

Evaristo Bellotti ha participado en exposiciones colectivas en lugares tan dispares como México, Madrid o su propia tierra, Algeciras. Ha llevado su creatividad, en la que destaca sobre manera el mármol, en Nueva York, Segovia, Barcelona o Cádiz. Y, además, ha dejado su impronta con obras en espacios públicos o museos en España y fuera de ella.

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