Cultura

Cruz Herrera, un museo de justicia

  • Abre sus puertas el esperado templo de culto a la obra del pintor linense más emblemático La visita se compone de 110 cuadros que recorre su vida creativa

Mujer linense es el cuadro que da la bienvenida a los visitantes del nuevo Museo Cruz Herrera. Abrió sus puertas ayer este templo de culto a la obra del pintor más grande probablemente de todos los tiempos que ha dado el Campo de Gibraltar: José Cruz Herrera (La Línea 1890-Casablanca 1972). Tres años después de su fallecimiento su ciudad le dedicó un espacio museístico y tras siete años cerrado con altibajos y cambio de emplazamiento se vuelve a hacer justicia a su obra y a su memoria con este espacio situado en la remodelada Villa San José, antiguo Ayuntamiento de la avenida España.

Conocido popularmente como Las tres gracias, la obra Mujer linense arranca el recorrido por los 110 cuadros expuestos del Hijo Predilecto de La Línea desde 1926. Mientras, descansa en los fondos casi el 50% de la producción que albergan, 257 obras, que en su mayoría fueron donadas por el pintor a su pueblo y que irán dando vida a las salas permitiendo alternar el contenido. En cualquier caso Cruz Herrera dibujó a lo largo de su vida más de 5.000 obras. Como detalle el coste total del museo asciende a 1.150.000 euros.

La directora del museo, Mercedes Corbacho, dirigió ayer una visita guiada para explorar los detalles del edificio partiendo precisamente de la obra citada. La concejal de Cultura, Encarna Sánchez, dio el pistoletazo de salida al recorrido destacando que "ya es una realidad", sin olvidar a los compañeros de anteriores corporaciones que han trabajado por este museo. "La Línea también es cultura", elevó.

La directora del museo adelantó que será una suerte poder ver cuadros inéditos y conocer su trayectoria desde sus inicios. "Esto es la historia temporal de Cruz Herrera, aparte de ver las obras por estilos también se verá por épocas". Desde cuadros muy oscuros, perfilados, bodegones... "de ser una pintura casi con miedo porque copia íntegramente cuadros de grandes maestros a una pintura llena de color, luz, expresividad y pinceladas muy suelta, que es prácticamente impresionista". Mercedes Corbacho iba deslizando cada detalle con sumo entusiasmo mientras dirigía la visita.

La primera sala arranca con el inicio de la labor pictórica de Cruz Herrera -ubicada en el ala inferior derecha del edificio-. Obras que realizó en la adolescencia y en la que cultivaba diferentes géneros, como el típico bodegón y en la que destaca una inmortal paleta original del pintor. En este ala hay que aminorar el paso frente a óleos como Las hilanderas, Gitanos o Hagan juego, ésta última en la que incluso sale retratado.

Subiendo a la segunda planta se interrumpe el paso frente a una pequeña sala que se ha dejado como Alcaldía institucional porque no hay que olvidar que el edificio también es emblemático en sí mismo. En 1922 el Ayuntamiento lo compró y en 2009 se cerró para ubicar el museo dedicado al pintor. Este rincón queda ahí con cuadros como Hermanamiento de países, retratos de antiguos alcaldes -entre ellos Alfonso Cruz Herrera, hermano del pintor- o Justicia, obras simbólicas que se unen a un mobiliario y a fotos de la niñez.

La segunda sala está dedicada a los bocetos del artista adquiridos por el Ayuntamiento en 2002. Se trata de un espacio que pretende ser un punto de afluencia para reuniones o presentaciones, ya que Corbacho recordó que no pretenden que se convierta en un museo estanco, subrayando que se pretende ceder en préstamo la obra "para difundir a Cruz Herrera por todos los museos de relevancia".

La sala costumbrista se ubica en la zona este, aprovechando la inyección de luz solar. Recoge una amplia representación de obras dedicadas a las festividades como los carteles de la Velada y Fiestas de La Línea, la Semana Santa, temática taurina, músicos o hasta el vendedor zaragozano. Son cuadros datados en torno a 1940.

El siguiente paso es la sala de desnudos, que se ubica en la zona de nueva construcción ganado al edificio original -94 metros cuadrados-. Belleza en reposo es probablemente el cuadro que más impresión deja en el visitante. La nieta del pintor Amparo López, presente en la visita, recordó que durante años ha estado presidiendo su salón. Corbacho puntualizó que se tratan de obras "sensuales", lejos de ofrecer un lenguaje soez. Su inclinación hacia el impresionismo gana fuerza en una temática en la que Cruz Herrera destacó especialmente dentro de su generación.

La directora del museo hizo una especial parada en la sala de retratos masculinos, ya que la producción femenina del pintor es mucho más conocida. Son personajes con nombres y apellidos, entre ellos su hermano, al que dibujó en numerosas ocasiones, e incluso aparece un retrato del propio pintor.

Antes de pasar a la última sala se rodeó un jardín japonés a modo expositivo, siendo un área de descanso con información sobre el pintor y el edificio. La concejal de Cultura quiso tener un recuerdo para el funcionario Pedro Cano, fallecido recientemente y que depositó mucho esfuerzo en embellecer ese espacio céntrico.

Por último la sala árabe refleja gran parte de la vida del pintor en Marruecos. La nieta presentó el cuadro Judíos, obra en la que señaló que aparece su madre y por el que una familia le puso un talón en blanco al maestro, pero rechazó. En este área se encuentra Las tres moritas, el único cuadro premiado -Premio Princesa Sofía- que hay en el museo y que se tuvo en préstamo en Córdoba y Palermo (Italia). Otra obra cumbre de su estilo impresionista es Lluvia en Marrakesh, una joya para los sentidos. El punto y final de la obra pictórica de Cruz Herrera en el museo es el óleo Calle de Fez.

El final del recorrido se completa con una sala que reúne obras de la hija y la nieta, como reconocimiento a la familia y que además se convertirá en un espacio de exposiones temporales. El museo abrirá sus puertas de martes a viernes de 10:00 a 14:00 horas y de 17:00 a 20:00 horas, mientras que los sábados y domingos se podrá visitar también en horario de mañana. Pronto habrá una web a disposición.

Como detalle, Mercedes Corbacho explicó que faltan obras emblemáticas, que se han solicitado en préstamo y que esperan poder inaugurar. Son la que ganó el Premio Nacional en 1926 y la que quedó en segundo lugar en 1924. Ambas son propiedad del museo Reina Sofía: La ofrenda de la cosecha y Al mercado.

La directora destacó que se ha hecho un museo a la carta, gracias al trabajo del arquitecto Fernando Suárez y la ardua labor de la arquitecto técnico Marina Arrimadas. "Fue uno de los grandes maestros del siglo XIX y XX y al pueblo de La Línea le ha dado una riqueza cultural que ya es hora que se nos conozca por otras cosas y estamos en deuda con Cruz Herrera y es digno de que se valore".

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