Conde indulta un gran toro de Núñez del Cuvillo en Tarifa

El diestro malagueño cuaja una faena con su particular toreo y perdona la vida del toro 'Lanzafuegos'. El Fandi y Perera también salen a hombros en una buena tarde

El diestro Javier Conde rematando una de las series al cuarto toro de la tarde, animal que indultó.
El diestro Javier Conde rematando una de las series al cuarto toro de la tarde, animal que indultó.
José M. Laza

09 de agosto 2008 - 05:00

La corrida que lidió ayer Núñez del Cuvillo en la plaza de toros de Tarifa tardarán en olvidarla los aficionados, que llenaron el coso tarifeño en la tradicional corrida del verano. Un encierro con toros buenos, bravos, con clase, calidad, transmisión y sobre todo con nobleza. Una tarde en la que la terna salió a hombros y el público disfrutó en todos los aspectos.

La gran tarde tuvo su momento álgido cuando Javier Conde indultó al cuarto de la tarde, un animal que mereció el perdón desde que el malagueño cogió la muleta. La faena tuvo muchos detalles, destacando algunos cambios de manos con gusto. El resto del trasteo tuvo el sello del toreo peculiar de Conde. Al final quedó la duda de si Conde indultó al toro, o el toro a Conde. Eso sí, tuvo la gran habilidad, con su concepto del toreo, de perdonarle la vida al animal. Tiene mérito. Lo que está claro es que el toro se ganó la vida y será un gran semental.

Y los toros de Cuvillo siguieron saliendo buenos. Como el segundo de la tarde, premiado con la vuelta al ruedo. El Fandi estuvo sensacional en banderillas. Con la muleta le cuajó una faena variada, por ambos pitones, destacando algunos naturales con temple. Paseó las dos orejas, después de una gran estocada. En el quintó volvió a formar un auténtico lío con los rehiletes, puso hasta cuatro pares, incluido el del violín. El de Cuvillo iba bien por los dos pitones, pero El Fandi sólo aprovechó el derecho. Faena intermitente con algunos enganchones. Otro buen toro. Sólo pudo cortar un trofeo.

Miguel Ángel Perera tuvo un balance de tres orejas. En el primero de su lote, un toro que hacía el avión, el pacense realizó un trasteo con series donde predominó el temple. Le molestó en algunos pasajes el aire, a pesar de ello cuajó buenos muletazos. Pero fue en el sexto donde Perera toreó con mayor profundidad, con series ligadas sobre todo al natural. Tampoco faltaron buenos muletazos por el derecho, después de que el toro se templara más. Pisó terrenos comprometidos y demostró su toreo de poder.

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