Cultura

Caballero Bonald: "El escritor debe ser un vigilante del poder"

  • El poeta y narrador es investido doctor honoris causa por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) en Madrid

El poeta y narrador José Manuel Caballero Bonald aseguró ayer, tras ser investido doctor honoris causa por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), que el escritor "debe ser un vigilante del poder, de cualquier poder", y ha de colaborar en "la regeneración moral y cultural de la sociedad".

El escritor debe ser "un testigo de cargo de los presuntos desvíos y abusos del poder, no necesariamente a través de su obra sino por medio de sus reacciones personales, de su conducta cívica", afirmaba Caballero Bonald, ataviado ya con el birrete y la toga azul claro, característicos de los doctores de la Facultad de Humanidades de la UNED.

Esta distinción se suma a la larga lista de reconocimientos que posee Caballero Bonald, cuya carrera se ha visto coronada por el Premio Cervantes 2012, que el escritor recogerá el próximo 23 de abril. Su amplia trayectoria fue elogiada hoy por Francisco Gutiérrez Carbajo, catedrático de Literatura Española de la UNED, para quien el autor de Manual de infractores es un escritor "de máxima excelencia ética y estética de la literatura contemporánea". Detrás de su obra "está el alma de Caballero Bonald, un espíritu que nunca se ha dejado vencer ni convencer, ni manipular".

El compromiso del escritor con la sociedad fue el eje central del discurso de agradecimiento de Caballero Bonald, para quien este doctorado "tiene mucho de premio a la constancia". Lleva ya 65 años como escritor, "y esos son muchos años".

"Siempre he pensado que la literatura es el trabajo que mejor me justifica y, en cierto modo, el que me permite un más perseverante ejercicio de la libertad", decía Caballero Bonald en presencia de su mujer, Pepa Ramis; del secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle; de escritores como Luis García Montero y Clara Sánchez, del cantante Joaquín Sabina y del editor Chus Visor.

El autor de Entreguerras, ese poemario -el último hasta ahora- del que se siente especialmente orgulloso, trató de explicar en su discurso cómo entiende él la función de escritor "en la forja de una sociedad donde la cultura no se quede en un mero enunciado teórico, sino que consista en la práctica consecuencia de una moral colectiva, en la búsqueda de un bien común".

Caballero Bonald pertenece a una generación, la del cincuenta, que vivió "el infortunio histórico del franquismo", y para la gente de su edad el compromiso del escritor debía anteponerse a su trabajo como creador. El escritor tenía que "poner al descubierto, sacar a la luz las injusticias y carencias que se producían a su alrededor". La voz del escritor puede alcanzar "un eco que lo sobrepasa". "No sin optimismo", podría afirmarse que lo que dice "es escuchado, y lo que calla también es tenido en cuenta. Poner el dedo en la llaga supone una dignificación moral, y guardar silencio una perfidia".

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