Thriller, EEUU, 2013, 85 min. Dirección: Joseph Ruben. Guión: David Loughery. Fotografía: Chris Seager. Intérpretes: Michelle Monaghan, Michael Keaton, Barry Sloane, Andrew W. Walker. Cines: Cinesur Nervión Plaza.

La ceguera y el suspense se llevan bien. Recuerden A 23 pasos de Baker Street de Henry Hathaway, Terror ciego de Richard Fleischer o Sola en la oscuridad de Terence Young, tres grandes éxitos en su tiempo. Esta es la carta que juega sin excesiva imaginación, pero con eficacia, Joseph Ruben, un especialista en thrillers claustrofóbicos como Durmiendo con su enemigo, El buen hijo o Regreso al paraíso en los que el encierro claustrofóbico era el matrimonio, la relación entre padres e hijos o, directamente, una cárcel malaya. En Atrapada en la oscuridad la reclusión es la ceguera. En parte basándose en Terror ciego y sobre todo en Sola en la oscuridad -con unas gotitas de la gran Charada de Stanley Donen, en la que Audrey Heburn no era invidente pero sí presa de antiguos cómplices de su marido- la película juega (en una liga inferior a sus ilustres predecesoras) con la angustia de una invidente cuyo hogar, un apetitoso ático con vistas al Hudson y Manhattan, es asediado por dos indeseables que buscan algo escondido allí cuya existencia ella ignora.

Michelle Monaghan convence como la invidente y Michael Keaton es, como suele, un malo estupendo. Repitiendo, en parte, su papel en aquel buen thriller de invasión doméstica que fue De repente un extraño de John Schlesinger. Ruben dirige con un oficio privado de creatividad pero sobrado de experiencia. No le teme a los precedentes, no rehúye los tópicos. Ni tan siquiera dura en utilizar la ducha 53 años después de Psicosis. Maneja hilos mil veces tejidos y los teje de acuerdo con las técnicas más tradicionales. Así todo funciona perfectamente y el dibujo resultante, por muy familiar que resulte, entretiene con dignidad. Y además se le agradece que respete la antigua duración convencional de hora y media.