Cultura

Alberto Cortez, el conquistador

  • El argentino le canta a la vida y al amor en San Roque, donde encandila a unas 350 entregadas personas

El cantante y compositor argentino Alberto Cortez ofreció anoche un concierto en el teatro Juan Luis Galiardo de San Roque con el que hizo disfrutar a los incondicionales que congregó en el recinto. Que fueron incondicionales se demostró pronto, cuando el autor tomó la palabra y recordó que ya había estado antes por la zona y rápidamente entre el público surgieron varias voces que concretaron que en 1978. Sin duda estuvieron entonces como lo estuvieron anoche.

El responsable de temas como Mariana o Callejero deparó un concierto que él mismo calificó como de cámara, acompañado toda la velada por un piano, un bajo y una batería. De forma habitual Cortez intercambió con sus músicos pulgares hacia arriba, en señal de que la función marchaba o que la última pieza había salido como era esperado.

El argentino, vestido entero de negro, realizó un repaso a temas emblemáticos de su carrera como Mi árbol y yo o Cuando un amigo se va y esas canciones fueron sin duda las más celebradas por el público asistente, compuesto por unas 350 personas que aún debieron acceder al patio de butacas por una entrada lateral al encontrarse el teatro en obras.

Esos recordados temas sacaron aplausos en los primeros acordes y en esos aplausos se deleitó el protagonista. Para Cortez, contó, las palmas de Despeñaperros hacia abajo son como estallidos de alegría.

No todo fue nostalgia, sin embargo. El cantautor anunció que iba a estrenar un nuevo tema, para lo cual, advirtió, necesitaría leer la letra del atril. Se puso gafas para hacerlo y cantarla. "Las cosas de la vejentud", bromeó con sus veteranas primaveras.

La vejentud, en cualquier caso, no se le nota a Cortez en la voz, que conserva poderosa; y grave cuando recita versos, versos como los que canta.

Alberto Cortez demostró en San Roque, en definitiva, por qué se ha doctorado en escena, con más de cincuenta años sobre el escenario gracias a los cuales se ha convertido en todo un referente. Fue en el año 2001 echó la vista atrás, lo cual permitió advertir la inmensidad de una obra materializada en los más de 40 discos editados a lo largo de su exitosa trayectoria. El recopilatorio En un rincón del alma fue una de sus mejores celebraciones de los últimos años.

Nacido en la localidad de Rancul, en pleno corazón de La Pampa, Cortez lleva tanto tiempo en la brecha porque viajó a Europa con tan sólo 20 años, para aprender de los grandes maestros de la música popular de la época como Jacques Brel o George Brassens. Fue en Bélgica donde el argentino grabó sus primeros discos y desde allí inició una serie de actuaciones por diversas naciones del continente hasta llegar a España, el país en el que fijó su lugar de residencia hace ya más de cuarenta años.

El público asistente al concierto pudo comprobar la maestría del argentino para retratar en forma de música los sentimientos humanos, cantando a la vida y al amor. Unas composiciones de fuerza y sencillez de quien prefiere definirse por cierto como cantor en lugar de cantautor o cantante.

El que fue uno de los pioneros en la grabación de temas basados en textos de grandes autores, como Lope de Vega o Antonio Machado, demostró la sabiduría de la veteranía en el teatro Juan Luis Galiardo.

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