Poeta en el puerto
Flamenco
La cantaora catalana Mayte Martín publica su nuevo disco, en el que pone música a la poesía de Manuel Alcántara
Al cantar a Manuel. Mayte Martín. Nuevos Medios. CD.
Con este poeta se entiende a la perfección aquello de que el arte es un bien "de primera necesidad". Por la compasión que el común de los mortales encontramos en sus versos ("siempre tuve un pequeño presupuesto para el amor"). Sin grandilocuencias, trocando cultismos por emociones: nostalgia sencilla, cotidiana, pegada a nuestra piel como una forma de resistencia ante la muerte. Así se justifica. Los que murieron habitan en el recuerdo. El escritor Miguel Hernández o el niño Manuel Alcántara, que se hizo poeta porque se sentía perdido en el mundo de los adultos.
Por la mar chica del puerto tiene la métrica propia de una bulería por soleá o una cantiña, pero Mayte Martín ha querido que sea una canción ternaria. Poeta neopopular, creo que más popular que neo en el caso de Alcántara, en sus versos está el cante porque está el canto, el folclore. Y está el futuro del cante, todas sus posibilidades evolutivas como supieron Lole y Manuel, Diego Carrasco, Carmen Linares o, sobre todo, Morente. Con poeta neopopular quiero decir San Juan, Góngora, Luis de León, Bécquer, Unamuno, Machado, Juan Ramón Jiménez, Pedro Garfias, Alberti, María Zambrano y un largo etcétera que llega hasta hoy con Caballero Bonald, Quiñones, Moreno Galván, Ortiz Nuevo, García Montero o Javier Salvago. Y ¿por qué no, si lo fueron, en la voz de Morente, Cernuda, Cervantes, Picasso, lo puedan ser Gimferrer o Vázquez Montalbán, Octavio Paz o Muñoz Molina? Poveda ha musicado a Joan Brossa y a un novisísimo como Sebastià Alzamora ...
Es una pena optimista, un dolor que consuela, un llanto amargo y vitalista y sencillo, incluso en su ingenio. Y eso lo ha visto muy bien Mayte Martín en los mejores momentos de esta obra, en los que deja atrás el almíbar y se lanza al vuelo libertario de su voz. No siempre ocurre así, basta que ocurra en cuatro o cinco ocasiones, como lo hace. Estos momentos son Excusas a Lola, No sabe el mar que es domingo, La paloma de Picasso y la mentada más arriba. Es lo mejor de un disco pulcramente concebido y ejecutado que resulta el resto del tiempo, en lo musical, reiterativo en sus progresiones melódicas y en los almibarados arreglos. Dentro del panorama discográfico desolado de hoy, este disco es lo mejor que uno se puede echar al oído en meses.
María Teresa Martín Cadierno (Barcelona, 1966), Mayte Martín para el cante, obtuvo en 1987 la Lámpara Minera, en el Concurso del Cante de las Minas de La Unión, éxito que repitió dos años más tarde en el Nacional de Córdoba. Formó compañía con la bailaora Belén Maya, firmando espectáculos como Flamenco de cámara. Ha publicado dos discos de flamenco (Muy frágil, 1996 y Querencia, 2001) y dos de boleros, uno de ellos con Tete Montoliu (Freeboleros, 1996), a los que se une recientemente su colaboración con las hermanas Labeque. Por cierto que este disco fue antes un espectáculo llamado Cuando llega la noche, encargo del festival Málaga en Flamenco 2007. Recuerdo la noche del estreno, después de perderme en la sierra de Ardales, ya que fue en la Casa del Ingeniero del Guadalhorce: la voz emocionada y emocionante del propio Manuel Alcántara recitando sus poemas al aire libre de la noche, una de las noches más ventosas de la historia. Por eso me ha sorprendido no encontrar en los créditos del disco el nombre de José Luis Ortiz Nuevo, que fue el que ideó e instigó esta obra.
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