Retenidos en Tánger tras salir a pescar

Jorge Cano y Juan José Rodríguez, condenados a tres años por posesión e intento de tráfico de drogas, llevan 55 días en libertad vigilada en Marruecos. En una situación de incertidumbre, esperan el resultado de la apelación

Martín Cano muestra la documentación correspondiente a la acusación contra su hermano y su amigo.
Martín Cano muestra la documentación correspondiente a la acusación contra su hermano y su amigo.
Carmen González / Algeciras

01 de agosto 2010 - 01:00

Desde que el pasado día 5 de junio fueron detenidos por una patrullera marroquí y trasladados al puerto de Tánger Med, Jorge Cano Sánchez y Juan José Ramírez Ruiz están viviendo una pesadilla. Ambos, junto al hijo menor de edad del primero de ellos, se encontraban a bordo de la embarcación de recreo Jorge y David, pero tuvieron problemas con el combustible y con la visibilidad y se adentraron, sin tener conocimiento de ello, hacia la isla de Perejil. Unas horas antes habían salido del puerto deportivo de El Saladillo para pasar una relajante jornada de pesca.

Jorge y Juan José, que fueron acusados de posesión e intento de tráfico de estupefacientes así como de entrada ilegal en aguas territoriales marroquíes y condenados a tres años de cárcel, se encuentran actualmente en Tánger en situación de libertad vigilada. Están a la espera de la determinación del Tribunal de Apelación, que se estima podría conocerse hacia el 15 ó el 20 de agosto. A ambos les relacionaron con la presencia a unos 800 metros de distancia del Jorge y David de una moto náutica abandonada y con 260 kilos de droga a bordo.

Martín Cano, hermano de Jorge, acaba de regresar de la ciudad marroquí, a donde la familia va a menudo para hacerles compañía. También la madre de Juan José, Mari Carmen Ruiz se traslada a Tánger: "lo estamos pasando mal. Llevamos unos días malísimos. Están bien, pero lo han pasado muy mal porque les imputan un delito, siendo inocentes", lamenta la mujer.

Los dos tienen libertad de movimiento, no sólo por la ciudad sino por el país, pero no pueden cruzar la frontera. Martín Cano explica que "el ánimo les sube y baja, como un diente de sierra. No dejan de reconocer el golpe psicológico que supone 55 días de retención. Sometidos a esa presión y teniendo encima el peso de la incertidumbre, se sienten muy machacados. No obstante, intentan sobreponerse y superar estos momentos difíciles."

El hermano de uno de los dos retenidos destaca la inestimable colaboración y apoyo del cónsul español en Tánger, José de Carvajal, a quien visitan prácticamente a diario. " Siempre les ha acompañado para realizar todas las gestiones". Martín agradece mucho todo el apoyo recibido: el senador José Carracao, el Defensor del Pueblo, José Chamizo etc. Sin embargo, "mientras no tengamos a nuestro familiar en libertad, todo nos parece poco".

Martín Cano, como portavoz de ambas familias, explica como empezó todo cuando al estar pescando necesitaron "más arreos" y deciden regresar a Algeciras y es entonces "cuando les sorprende la niebla y se ven totalmente desorientados". Entonces, se ponen en contacto con un amigo, que les da unas indicaciones, que no les son de utilidad: "él es un navegante poco experto".

El hermano continua el relato afirmando que logran ver un claro y se dirigen hacia él, resultando ser una playa de la costa marroquí, en la zona de Oued Al Marsa. Manifestaciones que fueron también corroboradas por el hijo del retenido, de 16 años, a quien devuelven hacia España al cuarto día. Una vez en la costa llegó una patrullera y les piden la documentación solicitándoles que esperen. Al rato regresan los patrulleros "remolcando una moto náutica, con la droga".

Otro hermano de Jorge Cano desde tierra se pone en contacto con un cuñado, pescador profesional, quien le recomienda que llamen a Tarifa-Tráfico, servicio que contacta posteriormente con la embarcación que le informa que ha sido ya abordada por la patrullera.

Entonces, según relata Martín Cano son dirigidos a Tánger Med y posteriormente a Ksar Es Seghir, donde los tienen a los tres durante cuatro días. El lunes siguiente declaran en Tánger y el martes vuelven a Tánger y dejan salir al hijo, haciéndose cargo de él el Consulado. Cano incide en el buen trato recibido, pero lamenta que además de la incertidumbre todo esto representa unos gastos económicos ya que el alojamiento y la comida son sufragados por las familia

Además, Jorge Cano regenta con otro hermano un taller de chapa mientras que Juan José trabaja en una contrata Acerinox, con todo lo que ello implica. Lo que quieren es que las "gestiones diplomáticas conduzcan a aclarar la situación. Lo importante es la libertad".

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