La ITF busca fórmulas para las repatriaciones del 'Ocean Sparkle'
La deuda con el agente, que renunció a representar al cementero, dificulta la marcha de 22 de los tripulantes de Algeciras
El fin de la espera de los tripulantes del Ocean Sparkle, el cementero de bandera de Indonesia que lleva casi tres meses detenido en el puerto de Algeciras por deudas, queda aún lejos. Los trabajadores han llegado ya a un acuerdo con el armador para que les abone los salarios, aunque la situación se ha enrocado con los tripulantes que han solicitado la repatriación. Así lo explicó el inspector de la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte (ITF), José Manuel Ortega, que se afana en encontrar la fórmula para que las 22 personas que quieren regresar a sus respectivos países, puedan hacerlo.
"El acuerdo está hecho, pero el problema es que la agencia consignataria renunció por deudas, porque le deben unos 90.000 euros. Tendría que recibir yo el dinero y gestionar las repatriaciones. Pero parece que el armador no tiene ni un céntimo más para el resto de las deudas", explicó Ortega a este diario, bastante preocupado por la situación a bordo después de tantas semanas.
Como se recordará, el Ocean Sparkle llegó al puerto de Algeciras el 25 de marzo y fue detenido por las deficiencias detectadas, por dos embargos de un juzgado de Cádiz y por vulnerar el convenio sobre el trabajo marítimo MLC 2006 al superar el tiempo del contrato de al menos parte de la tripulación y por impagos de sus emolumentos, que sólo hasta abril ascendían a 515.000 euros.
El barco fondeó en un principio en la zona Delta y, ante la falta de combustible y por seguridad, solicitó atraque en el dique exento, donde permanece desde entonces. En un principio tuvo problemas de falta de suministros. Cruz Roja y Cáritas facilitaron a la tripulación útiles de aseo personal, de limpieza, mantas y el operador continuó proveyéndoles poco a poco de lo necesario hasta ahora.
Con el paso de las semanas, los ánimos en la tripulación están pasando mella en sus ánimos. Son un equipo de 34 personas de seis nacionalidades diferentes, que viven amarrados al dique exento de Isla Verde Exterior, donde no hay posibilidad de desembarcar y acceder a la ciudad si no es con una lancha.
"Mi problema principal son los tripulantes. El armador ha llegado a un acuerdo con ellos y no tiene más dinero, pero la solución para los tripulantes puede ser un primer paso para la solución del problema porque no querrá dejar el barco aquí tirado", defendió el inspector de la ITF, que reconoció que la situación es complicada, aunque está dispuesto a buscar la fórmula para gestionar él mismo las repatriaciones.
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