En Gibraltar, a la espera del desguace

El lujoso crucero 'Saga Rose', del que cuentan que ha recorrido el mundo más veces que el 'Queen Elisabeth II', aguarda junto al Peñón desde que la legislación internacional le impidiera seguir navegando

El crucero 'Saga Rose' aguarda frente al litoral de levante de La Línea a que su naviera decida qué hacer con él.
El crucero 'Saga Rose' aguarda frente al litoral de levante de La Línea a que su naviera decida qué hacer con él.
A. Muñoz / La Línea

04 de abril 2010 - 01:00

4

Entre los buques mercantes que normalmente fondean en la costa de levante cercana a Gibraltar se encuentra desde hace al menos cuatro meses un barco muy llamativo, un auténtico hotel flotante, propio de unas buenas, tranquilas y lujosas vacaciones. Se trata del Saga Rose, un majestuoso crucero, el único barco de pasajeros que ha recorrido el mundo más veces que el Queen Elisabeth II, según la prensa inglesa, que duerme junto al Peñón el sueño de los justos mientras su naviera, Saga Cruises, decide qué hacer con él.

El Saga Rose recaló en Gibraltar tras su última travesía, que realizó a finales de 2009 con Southampton como último puerto, medio millar de pasajeros octogenarios y británicos, y 350 tripulantes. Lejos quedaban 44 años de cruceros y magníficas vacaciones, truncadas por el paso del tiempo que hicieron que el barco no llegara a los estándares de seguridad en la última inspección del convenio Solas 2010, que le impide que vuelva a navegar.

La naviera asegura estar sopesando diversas opciones para el futuro del buque. Una de ellas es la venta, aunque el montante necesario para reformarlo y que cumpla la normativa vigente le hace poco atractivo. Además, su antigua maquinaria precisa mucho combustible, por lo que la maquinaria también precisaría una buena reforma. Sí se conoce que una empresa de desguace ha hecho una oferta interesante por él, por lo que las aguas de la bahía pueden ser, realmente, su último puerto antes de ser hecho pedazos.

Lejos queda su primer viaje, que hizo el 2 de octubre de 1965 bajo el nombre Sagafjord con la naviera Norwegian America Line. En su construcción no es escatimó en gasto, todo para construir el barco más lujoso. Tanto, que cuentan que puso en serios problemas la economía del astillero. En 1983 pasó a ser propiedad de la compañía Cunard Line y en 1996, se vendió a Transocean Tour, que renombró el crucero como Gripsholm, un nombre que no le dio mucha suerte, ya que salió ardiendo. En 1997, Saga Shipping lo agregó a sus servicios y le puso el nombre que le hizo mítico, Saga Rose.

Mientras se vende o no, a bordo continúa viviendo parte de la tripulación que hacía fácil y cómodos los viajes. La justa y necesaria para garantizar la seguridad de sus movimientos. Este diario ha podido saber que son más de 30 los tripulantes que están en el barco, la mayoría filipinos, más algunos oficiales de otras nacionalidades. Este crucero, nacido para viajes de lujo, con 189 metros de eslora, 24,4 de manga y 8,25 de calado, tenía una capacidad total para 620 pasajeros más la tripulación.

Desde su llegada al Estrecho, hizo las aguas de levante frente a Gibraltar su residencia, aunque, a veces, es visto en el centro de la Bahía, probablemente en busca de avituallamiento. Cómo ha terminado este clásico crucero en Gibraltar es probablemente una cuestión económica. La naviera admitió que es pura conveniencia, mientras decide si se vende, si terminará como un hotel flotante o si se desguaza.

stats