Familiares de un desaparecido hace 24 años piden que se le declare fallecido

Se trata de un pescador tarifeño de 23 años enrolado en el pesquero 'Montrove'

Shus Terán / Tarifa

07 de noviembre 2008 - 01:00

El buque congelador Montrove, con base en puerto gallego, partió un 19 de julio de 1984 totalmente pertrechado desde el puerto de Las Palmas de Gran Canarias en dirección al banco de pesca saharaui. Otro buque gallego, el Borneira, lo tuvo avistado durante tres días de navegación. 27 días más tarde de su salida, el patrón de la embarcación denunciaba su desaparición. Nunca más se supo ni del barco ni de sus 16 tripulantes, uno de ellos tarifeño. Cuando pasan 24 años de aquel fatídico día, el Juzgado de Primera Instancia número 1 de Algeciras y a instancias de la familia del tarifeño, se ha solicitado la declaración de fallecimiento del marinero. Un trámite con el que la familia quiere dar por zanjado tan espinoso asunto.

El pescador era Enrique Pérez Varela, tenía tan sólo 23 años y se encontraba enrolado en el Montrove, un barco frigorífico con base en el pequeño pueblo costero de Bueu, en Pontevedra. La tripulación la componía 16 hombres, la mayoría gallegos, junto a dos marroquíes -porque así lo demandaba el convenio pesquero firmado entonces con Marruecos- y el tarifeño.

Ahora, la familia del marinero confía en que cuanto antes la Justicia reconozca a su hermano como fallecido sin necesidad de rebuscar en causas o explicaciones que ya no tienen importancia para su familia.

José es el hermano del desaparecido y al que se le solicita la declaración de fallecido aseguró que reclamar esa condición es un derecho que le corresponde a la familia y que su condición de desaparecido ha provocado a lo largo de los últimos años numerosas trabas burocráticas para la gestión de la familia. Pero además, es un final de una historia ocurrida hace casi un cuarto de siglo y que la familia quiere cerrar cuanto antes .

La historia del Montrove puede ser causa de la piratería. Una piratería alejada de hazañas épicas y aventureras y realmente más triste. Es la historia de una desaparición de unos trabajadores en la que hay detrás varias familias destrozadas por la incertidumbre y con una esperanza casi ahogada, la de que un día el hijo, hermano, sobrino, primo o cuñado, llame a las puertas del hogar que mantendrán abiertas para ellos.

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