La plaza olvidada de Carmen Blázquez
Un decreto de Alcaldía que aún no ha sido aplicado otorgó el nombre de una plaza a la histórica militante del Partido Comunista e Izquierda Unida, represaliada en la Guerra Civil
Una plaza del barrio de San Bernardo aún no tiene nombre. La placa que debe colgar en algún rincón de ella, según un decreto de Alcaldía, es el de Carmen Blázquez, histórica militante primero del Partido Comunista y más tarde de Izquierda Unida, que fue represaliada tras la Guerra Civil y dio con huesos en la Línea tras ser desterrada de su Madrid natal.
El actual equipo de gobierno se comprometió con Izquierda Unida a dar el nombre de Carmen Blázquez a una calle o plaza de La Línea. La formación de izquierdas presentó en una junta de portavoces una moción sobre este asunto, aunque la alcaldesa, Gemma Araujo, indicó al representante de IU que no hacía falta llevarla al Pleno, que lo haría con gusto a través de un decreto de Alcaldía. De eso hace ya un tiempo y, por ahora, esta plaza, que está situada entre las calles Juan de Garay, Tarifa y Castellar, sigue sin tener su nombre.
"No es que fuera asesinada durante la Dictadura o en la posguerra, pero fue represaliada. Era de Madrid, estuvo en la cárcel de Las Ventas con las llamadas Trece Rosas y fue desterrada a La Línea. A su marido sí lo asesinaron", cuenta Manuel Cárdenas, coordinador local de IU.
Carmen Blázquez murió en junio de 2008 a los 87 años. Llegó a La Línea en 1944, donde formó una nueva familia con su segundo marido, con el que tuvo dos hijas, y trabajó con pasión para Comisiones Obreras, para el Partido Comunista y, cuando se constituyó, para Izquierda Unida, formación a la que estuvo muy unida como militante en activo hasta que la edad la obligó a ingresar en una residencia.
Carmen Blázquez nació en Madrid en 1919. Comenzó a trabajar a los doce años y durante la I República militó en el Partido Comunista de España. Colaboró en el creado Hospital de sangre para atender a los heridos de guerra y formó parte del quinto regimiento, donde conoció a Jacinto Vallejo, militante del PCE, con quien se casó a los 18 años.
Fue detenida en la caída de Madrid y fue condenada a 20 años de prisión y un día; en la prisión de Ventas, donde coincidió con las llamadas Trece Rosas -13 mujeres que fueron fusiladas por el régimen franquista en Madrid el 5 de agosto de 1939- y sobrevivió al hacinamiento, la falta de higiene, el hambre, las torturas, las listas de fusilamientos y la desesperación. Tras varios traslados por diferentes cárceles, le concedieron la libertad condicional en 1944, aunque tuvo que llevar consigo el destierro y la obligación periódica de comparecer ante el juzgado para firmar. No fue hasta 1957 cuando le concedieron la libertad vigilada.
Marchó a La Línea, donde vivía una antigua compañera de celda, y consiguió un trabajo como empleada de hogar. En esta ciudad conoció a su segundo marido, tuvo dos hijas y se dedicó a sacar a su familia adelante durante el franquismo y a la acción política, sobre todo en la lucha para conseguir que los presos y represaliados del régimen franquista y las familias que combatieron en el lado republicano durante la Guerra Civil fuesen reconocidas por las instituciones españolas.
Blázquez recibió un sinfín de homenajes durante su vida, tanto por parte de colectivos de La Línea, de la comarca, o incluso a nivel nacional. Por ejemplo, en 1996, la Librería de Mujeres de Madrid celebró el 65º aniversario de la proclamación de la Segunda República homenajeando a todas aquellas mujeres que habían luchado por defenderla en la guerra y en la dictadura. Entre ellas, estuvo Carmen Blázquez.
Ya a título póstumo Mar del Sur reconoció su figura con su insignia de plata en 2009. En el acto de reconocimiento el socialista José Expósito dedicó unas palabras a la figura de Carmen Blázquez, de la que dijo que "nunca se doblegó" ante la Dictadura. Alabó de ella que era "educada, sabia, sensible y llena de humanidad".
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