"Me gustaría ser ciudadana linense de manera oficial"

LA Línea tiene pequeños reinos distribuidos por todas las partes del planeta. Linenses que, por los motivos más diversos, han tenido que emigrar pero que se sienten vinulados a su patria chica, a la que añoran, con independencia del tiempo que pudiesen disfrutar de ella. Diana Dalton es un significativo ejemplo de ello. Nacida en el número 23 de la calle Coronel Yagüe, en las inmediaciones de la Plaza Fariñas, hace 71 años, se vio forzada a abandonar España cuando apenas tenía los cinco años de vida. Significativamente eso no ha impedido que siga sintiendo una enorme vinculación por la ciudad que la vio nacer, con la que ha retomado el contacto, después de unos años de paréntesis, gracias a la aparición de las redes sociales y muy especialmente de Facebook, que le ofrece la posibilidad de conversar con sus paisanos casi a diario.

Diana es hija de la desaparecida Teresita Larrea, una conocida bailarina de mediados del siglo pasado cuyo espectáculo se escenficaba en el Royal Club de Gibraltar bajo la dirección del añorado maestro Rafael Jaén, con el que le unía una relación prácticamente de familia. Fue precisamente allí, al otro lado de la Verja, donde Teresita conoció a un capitán de la Marina Mercante estadounidense, Dalton, que adoptó a Diana como propia y se llevó tanto a toda la familia al estado de Nueva Jersey, una expedición a la que años más tarde se incorporó la bisabuela de Diana, Antonia Rivera, natural de Pinos Puente (Granada), pero que también pasó buena parte de su vida en suelo linense.

Diana desempeñó varias profesiones durante su largo periodo en Estados Unidos, lo que no le impidió ser el epicentro de una amplia familia, que componen dos hijos varones y dos chicas, que a su vez han aportado trece nietas, dos nietos y estos, dos bisnietos. La mayor parte de este amplio contingente vive en el entorno de esta bisabuela orgullosa de ser linense, aunque una de sus hijas lo hace en el estado de Virginia.

Después de desarrollar varias profesiones, Diana Dalton abandonó la actividad laboral y está jubilada. A pesar de que sufrió un fuerte contratiempo físico en 1994 se mantiene activa y precisamente para eso a veces cuida, especialmente durante los fines de semana, a los hijos de sus vecinos, que depositan en ella esa confianza porque conocen su enorme grado de responsabilidad.

Diana Dalton no regresó a España hasta unos veinte años después de haberse marchado. Lo hizo con el objetivo de conocer a su padre legítimo, algo que consiguió y que admite que le "cambió la vida", aunque poco después éste fallecería. En 1995 Diana regresó a España para esparcibir sus cenizas por las playas malagueñas de El Palo.

Lógicamente, después de periodos de ausencia tan marcados Diana Dalton encontraba La Linea muy cambiada en cada uno de sus viajes. "Me preguntó cómo será ahora", dice, aunque admite que prácticamente tiene descartada la posibilidad de regresar después de haber hecho el último viaje en 1981. "Aunque algo sé porque los amigos que he ido conociendo me envían fotos por Internet".

"Para mí ha sido una gran oportunidad de recuperar una parte de mi vida, porque contacto con muchos vecinos de La Línea y con otros que, como yo, nacieron allí pero viven en otros sitios, aunque de momento no he encontrado a ninguno por aquí cerca", explica Diana Dalton en referencia a las redes sociales. "Aquel viaje que hice hace tantos años me sirvió para enamorarme de La Línea. Hace muchísimos años que no estoy allí, pero, y quiero que lo sepan todos mis paisanos, mi corazón, mi alma y mi cuerpo serán siempre linenses".

"Algo que me gustaría hacer es convertirme en ciudadana linense de manera oficial, aunque siga residiendo en Estados Unidos, pero la verdad es que no sé si será posible", reflexiona. "De todas formas yo me siento así, que es lo importante".