La Virgen de la Amargura regresa a su templo tras ser restaurada en Sevilla

El taller de Eugenia Suárez y Juan Luis Molina repara el torso, la cabeza y las manos de la imagen sin alterar su fisonomía

La Virgen de la Amargura, en una imagen de archivo.
La Virgen de la Amargura, en una imagen de archivo.
Redacción / La Línea

16 de enero 2008 - 01:00

La Virgen de la Amargura ha regresado a la parroquia de la Inmaculada Concepción, después de haber sido restaurada en Sevilla por los profesionales María Eugenia Suárez Corchete y Juan Luis Molina López.

La Hermandad del Cristo de la Misericordia y María Santísima de la Amargura informó de que mañana tendrá lugar en el templo la eucaristía de Acción de Gracias y la reposición al culto de la imagen. La misa será a las siete y media de la tarde y estará presidida por el director espiritual de la cofradía, el padre Juan Valenzuela. Después de la eucaristía, tendrá lugar el solemne besamanos de la imagen, tras lo cual será trasladada definitivamente a su altar en la capilla bautismal.

Así, después de varios retirada del culto, la Virgen de la Amargura volverá a ocupar su lugar correspondiente en la capilla del baptisterio del santuario de la Inmaculada Concepción, donde la corporación reside canónicamente desde su fundación en 1955.

La imagen de la Amargura fue trasladada el pasado mes de octubre a Sevilla para su restauración del rostro y de las manos que se encontraban seriamente dañadas, según la hermandad.

La junta de gobierno de la cofradía ha explicado que siempre tuvo claro que la intervención sobre la imagen debía realizarse bajo el compromiso de no alterar en lo más mínimo la apariencia externa de la misma, por lo que el trabajo que se ha llevado a cabo en el taller de Suárez y Molina "ha sido minucioso y siguiendo los más estrictos criterios de conservación".

Así, durante tres meses, la llamada Virgen de los toreros ha sido objeto de diferentes trabajos para devolverle su esplendor original, sin que perdiera su fisonomía.

Los restauradores procedieron a la reposición del estucado y policromía en las manos de la Virgen, donde habían incidido la erosión de agentes externos, afectando sobre todo a la mano derecha. Con respecto al torso y a la cabeza de la imagen, también se ha integrado tanto el aparejo de estucado como la policromía, dado que la talla presentaba en esa zona importantes ralladuras e incisiones originadas principalmente por los alfileres que se utilizan durante el proceso de realización del tocado y vestimenta. Tanto en el caso de las manos, como en el torso y la cabeza, la reintegración de aparejo y policromía se ha realizado siguiendo los criterios impuestos por la junta de gobierno para que no se vieran alterados los tonos de policromía.

Otro importante detalle de las tareas de restauración ha sido la sustitución del candelero, que debido al paso de los años se había ido deformando alterando la inclinación y torsión original que le imprimiera a la imagen su autor, Manuel Pineda Calderón.

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