La Línea de ahora

El 'Heraldo de Madrid' publicó un artículo sobre La Línea de la Concepción en su edición del 28 de febrero de 1909 con los principales hitos históricos y características de la ciudad

La fábrica de corchos que estuvo ubicada en el espigón de San Felipe.
La fábrica de corchos que estuvo ubicada en el espigón de San Felipe. / La Línea En Blanco Y Negro
Luis Javier Traverso

13 de noviembre 2016 - 02:09

Unos días en La Línea me abrieron las puertas de francas amistades. Tales cicerones tuve: Bartolomé Lima, Ricardo Ruiz, Blanco, Villar... En su grata compañía, sus amigos pasan pronto a serlo míos, y así, los dignísimos alcalde D. Cayetano Ramírez, jefe militar don Juan García Aguirre, juez D. José Ruiz, capitán de carabineros Pérez del Villar y Rogelio y José Ramírez, Espinosa, Nieto, Díaz Escribano, Gómez de la Mata, González Vázquez, Escobar, García Cruzado, Cubillo, Parra, Francisco L. de Tosas y otros muchos me colman de atenciones. Vaya a todos mi gratitud.

-Se impone la visita á fábricas y comercios- digo un día a mis cicerones.

-Pues al visiteo- me contestan. Y lo hacemos muy despacio, porque al ver en las tiendas tan hermoso mujerío nunca nos parece hora de abandonarlas.

Ahora me explico que estos comerciantes linenses estén siempre al pie del cañón. Por ver aquellas mujeres cualquiera querría ser centinela a perpetuidad...

Fábricas de electricidad

Después de ver unos ojos negros como una pena, está indicado buscar la luz, y las fábricas eléctricas son con nosotros.

La primera visita es para la que se titula La Concepción, donde encontramos al presidente perpetuo de su Consejo administrativo, al emprendedor y activísimo D. Félix García del Rivero, iniciador también del proyecto de construcción de la fábrica, felizmente realizado en 1906.

La Concepción puede producir fluido para 7.000 lámparas, pues tiene tres grandes motores Croosley, a gas; tres turbinas de vapor con calderas multivalvulares é inexplosibles, sistema Babroche y Wilcox y todo el servicio auxiliar de lo más perfeccionado que se conoce. Y, sobre estar montada conforme a los últimos adelantos, tiene una nota altamente simpática. Allí no hay nada que sea extranjero mas que las máquinas. Lo demás es linense puro: capital, empleados altos y bajos, operarios, etc.

Ni siquiera montó la maquinaria un extranjero, sino el linense D. Francisco Manzano, competentísimo director técnico.

Otra fábrica de electricidad importante es La Cooperativa. Se ha fundado recientemente para suministrar fluido a los socios de la misma, y no es difícil aventurar a La Cooperativa una vida próspera, dada la competencia de su gerente, D. Leovigildo Sampedro, quien aporta no sólo iniciativas, sino grandes conocimiento en la industria de producción de luz.

Bebamos

La Línea es también Andalucía; con lo cual quiero decir que la cañita se impone de cuando en cuando. La primera cae en el antiguo almacén de Palma, en la calle del Clavel. Su dueño, el señor Ramírez Maresco, que tiene vinos excelentes, cognacs, aguardientes y licores de todas clases, nos obsequia con un rico amontillado, procedente de famosa Casa portuense, de varias de las cuales se surte en grandes cantidades, como para vender al por mayor.

Excelente vino. Acreditaría a cualquier almacén expendedor que no llevase como el de Ramírez cuarenta años de vida comercial sin que ni un momento haya desmerecido en crédito, y cuyos negocios son tan extensos que comprenden, además, la venta de cervezas, aceites y otros artículos, y donde se hacen operaciones por cuenta propia y en comisión.

-Son negocios y años. El personal auxiliar será bueno.

-Como que dos dependientes llevan treinta años en la Casa. Es el mejor elogio de ellos y del dueño.

-Probemos el vino corriente de Rociana (Huelva), que se distingue por su bouquet, y del que es representante en La Línea, como de vinos finos y amanzanillados de importantes Casas del Puerto de Santa María, Domingo de Manzano Álvarez.

-Lo conozco, es superiorísimo; pero probémoslo. Un día es un día.

-Este otro establecimiento de bebidas, aquí en la calle del Clavel, es el de Francisco Villanueva. No pasa nadie por su puerta que no entre.

-Pues nosotros no somos menos ¡Adentro, y venga de lo mejor!

-Aquí es todo de esa marca.

Al pasar.

-¡Buena tienda y hermosas mujeres!

-Es el establecimiento de tejidos de Chacon y Campos. Esta de la calle Real es la central. La sucursal la tienen en las de la Aurora, San Pablo y Ángel, y en las dos grandes surtidos en géneros de todas clases a precios sin competencia.

-¿Y esta otra del diecisiete de la misma calle?

-De don Simón Lozano. Es también un acreditadísimo establecimiento de tejidos del reino y extranjeros, en que se encuentra cuanto en el ramo pueda desearse, desde la seda más rica a la tela más modesta. La Línea, en comercios de telas está a gran altura, pues además de estos, que son hermosos, hay otros, como el de D. Carlos Sáinz Guerra, en las calles del Clavel y Jardines, 7, donde además de los tejidos del reino y extranjeros y novedades hay montado un gran taller de sastrería; el de D. Antonio Merino Zumaquero, en las calles del Sol, San Pablo y Jardines, también excelentemente surtido de cuanto la industria nacional y extranjera producen en este ramo.

-Y todos concurridísimos, demostrando que se busca la clientela en buena lid y que eso del contrabando pasó a la Historia.

-Naturalmente. Si lo hubiera, no tendrían razón de ser estos Comercios, donde voy entrar a ver si hace falta un aprendiz.

-¿Para qué?

-Para quedarme y llevarles los mandaos a estas mozas juncales. ¡Jesús, que mujerío!

-Almacén de coloniales de don Cristóbal Ruiz Pérez. Es Casa acreditadísima, que se dedica a la venta al por mayor y menor de cereales, aceites y harinas y a la exportación de pescado salado y fresco desde su saladero del barrio de La Atunara. Esta industria, con buenas comunicaciones sería próspera; pero sin ellas...

-Y eso que La Veloz es una buena Empresa de transportes a Puerto Mayorga, San Roque y la estación,

-Como que sin ella y sin su servicio permanente de carros a la estación de San Roque la incomunicación sería casi absoluta.

-La verdad es que es milagroso cómo se realiza el servicio de carruajes desde La Línea y San Roque a la estación y viceversa. ¡Para mi que en vez de carruajes usa globos!

-Esta es la Casa de Pérez, hermanos, una de las más acreditadas de La Línea. Expende al por mayor y menor coloniales, vinos, cereales y harinas, que obtiene de los mejores centros de producción directamente; lo que la permite unir a la buena calidad la economía de los precios. Tiene una sucursal en Puente Mayorga.

En ultramarinos, la Casa de Simón Garesse, en las calles de San Pablo y la Aurora, goza de gran fama. Expende también aceites y harinas, todo de tan superior calidad, que la hacen una de las Casas preferidas por los linenses para el consumo de dichos artículos.

Y son también establecimientos reputadísimos el que en la calle de las Flores, 6, tiene Antonio Sánchez Gómez, de comestibles de todas clases; el de el Valenciano, propiedad de Bautista Jaén, en las calles de Sol y Sevilla, que es a la vez almacén de vinos y aguardientes, cereales y patatas, y depósito de azafranes y alpargatas; el de Villar y Moreno, en la calle del Clavel, que es almacén de harinas, afrechos y cereales, que gozan de gran crédito por las finas clases de las primeras, principalmente, y lo económico de los precios; el de ultramarinos, coloniales y quincalla que en la calle de Isabel la Católica, 13, posee Antonio Vivas Guerrero, industrial y comerciante acreditado, y La Valenciana y La Alicantina, dos almacenes de calzado que en las calles del Clavel y Jardines tiene el amigo Enrique Espinosa, y en donde se encuentra desde el zapato más lujoso al más modesto, y así van de primorosamente calzadas las linenses.

-Pues hay que verlos todos.

-Pero antes entremos en el Café de España. Nos espera el simpático propietario, Francisco Freddi, un joven inteligente y trabajador, pues además del café, que está siempre lleno, en la plaza de Alfonso XII y calle Real tiene una fábrica de aguardientes compuestos y licores y almacén de vinos en las calles de Sagasta y Clavel, hay que tomar el vermouth riquísimo.

-¿Es ya hora?

- Véalo usted en este escaparate de la calle Real, 11. Es de la relojería de Pablo Carreño, que no es sólo relojero, sino redactor artístico de mi periódico- me dice Blanco, presentándomelo.

Y Carreño, violentando su modestia, nos enseña algunos trabajos excelentes, mientras un oficial va colocando una partida de primorosos relojes de sobremesa, pared, bolsillo y despertadores que acaba de recibir.

Tomado el vermouth almorzamos en casa de Luis Plomé, que sirve a las mil maravillas, y continuamos nuestra excursión.

Nos queda por ver -dicen mis cicerones- a León Toledano Díaz, cuya droguería, en las calles de la Aurora, 27, y Flores, 2, 4, 6 y 8, es una de las mejores y más afamadas de la región. Toda clase de productos químicos y farmacéuticos, de las mejores marcas, y especialidades nacionales y extranjeras se hallan en esta droguería, digna de una capital de primer orden, que surte a casi todo el Campo de Gibraltar.

Andrés Ruiz y Biedma, el joven e ilustrado farmacéutico de la calle del Clavel, 20, autor de la emulsión al creosotal que lleva su nombre y de otros preparados reputadísimos, no sólo en la región, sino en el mismo Gibraltar, delegado farmacéutico del partido de San Roque, que hizo una carrera brillantísima y tiene una farmacia muy bonita.

Esta y la Farmacia Modelo, de la calle de la Aurora, 22, son las que más clientela cuentan, encontrándose en la Modelo, además del surtido completo de toda clase de medicamentos, especialidades y aguas minerales, todo lo referente a ortopedia y cura Lister.

Enrique Earle, propietario de la fábrica de gaseosas de la calle de Ángel Pulido, 13, montada con todos los adelantos modernos y con una producción considerable y cada vez más estimada, pues Earle es un fabricante que emplea los mejores productos.

José González, dueño de la gran sastrería La Rondeña, en la calle de Jardines, que tiene una clientela tan numerosa como distinguida, porque González es de los maestros que más elegantemente visten a sus parroquianos.

Y, por último, dos fábricas hermosas, en las que hay que invertir unas horas,

-Pues andando.

La Concepción

Terminado nuestro visiteo, nos encaminamos a La Concepción, hermosa fábrica que junto a la playa posee Don Luis Ramírez.

Unas copas de un rico cognac con que nos obsequia nuestro excelente amigo Don Luis espolea nuestros músculos, poniendo punto al descanso, y nos encaminamos a recorrer el edificio. Sólo guía tan experto puede conducirnos por aquel laberinto de departamentos, en que uno es fábrica de gaseosas, con maquinaria moderna y excelente; otro, fábrica de aserrar maderas, conteniendo los últimos modelos fabricados; otro, fábrica de pinturas, en que su dueño ha introducido mejoras de fabricación o inventado y construido envases especiales; otro, fábrica de fideos; más departamentos auxiliares que sirven para almacenes, depósitos, secaderos, etc., etc.

De negocios tan complejos sólo es director Don Luis Ramírez, cuyas iniciativas y energías no ha agotado una vida, ya larga, de trabajo. Detallar las operaciones, el trajín que representan cuatro fábricas en una, exigiría mucho espacio.

Baste decir que La Concepción es una fábrica que ha logrado extender su radio de acción á muchas regiones de España, y que sus pinturas, principalmente, gozan de un renombre extraordinario, pues nada tienen que envidiar a las más reputadas del Extranjero. La Línea se honra con esta fábrica, a la que dedica todas sus actividades una persona inteligentísima, que si en el aspecto industrial ha ganado la estimación de los linenses, en el aspecto político no tiene, por su probidad, ni adversarios, pronunciándose su nombre con respeto.

Larios, hermanos

La fábrica de corchos de Larios, hermanos, fue antes de la creación de impuestos sobre el corcho elaborado el primer establecimiento de su clase en España.

De lo que fué su producción puede dar idea un solo dato: los operarios de uno ú otro sexo ascendían a 1.000.

Gravada la elaboración del corcho con impuestos, sufrió un rudo golpe la industria, y con ella La Línea. Hoy, la fábrica no es, desde el punto de vista obrero, ni sombra de lo que fue. Es el edificio grandioso, que en el Espigón de San Felipe ocupa una superficie de 23.504 metros cuadrados, construido para elaborar corcho, y en que se invirtió una fortuna para la adquisición de maquinaria, fraguas, fundiciones, talleres de varias clases, etc.

Hoy los trabajos están reducidos a lo que permiten las circunstancias en que los impuestos han colocado a la industria, que fue en La Línea próspera y que a La Línea reportó grandes beneficios; porque los señores Larios, hermanos no sólo ocupaban 1.000 obreros, sino que constantemente procuraron su mejoramiento, costeándoles asistencia médica y farmacéutica, creando escuelas dentro de la fábrica y realizando, en fin, cuanto podía beneficiar al obrero.

-¿Hemos terminado, queridos cicerones?

-Sí, señor; pero para charlar sobre todo lo que hemos visto esta noche vamos a ir a A B C.

-¿Se estrena aquí la zarzuela de Perrín y Palacios?

-El A B C es un café y cervecería que está en la calle de la Libertad, y del que es propietario Diego Mangas. Tomaremos un café excelente y ¡vivan los pompeyanos!- grita Blanco.

-¿Que viva es ese?

-¡Ah! Es de los tiempos de mi Madrid. Verá usted: llamábamos los pompeyanos...

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