Entidades recreativas y culturales actuales (IV)

Enciclopedia de la LÍNEA

El décimo volumen de la Enciclopedia de La Línea está dedicado a la vida social en la localidad, con un repaso a entidades de todo tipo

La caseta de Feria de la Unión Deportiva en 1978, basada en la serie Heidi.
La caseta de Feria de la Unión Deportiva en 1978, basada en la serie Heidi.
Miguel Del Manzano Pratts

24 de diciembre 2017 - 09:11

La ciudad de La Línea ha sido muy prolífica a lo largo de su historia en cuanto a la creación de entidades sociales. Las que se recogen en este apartado han llegado a nuestros días y se mantienen activas.

El himno de la Unión, con letra de Bernardo Díaz Pinés, fue grabado por el maestro Jaén

Unión deportiva linense

Continuando con la historia, hablamos ahora de Marcos Trujillo Mascarenhas, el presidente que más ha sufrido y gozado por la Unión Deportiva, no en balde le tocó vivir los peores y mejores momentos de nuestra Entidad. A la muerte de Biaggio D'Amato, sus herederos decidieron no prorrogar más el contrato de arrendamiento de la planta baja de la calle Real.

Ya en tiempos anteriores, cuando su propietario, Biaggio estaba ya muy mayor, amenazaban con "echarnos", lo que representaba la desaparición de la Entidad. Gracias a la labor de Enrique Guzmán, de Germán Montes después y la de Marcos Trujillo, íbamos logrando renovar los contratos, cada vez más caros y más cortos, hasta que a final de Junio, nos dieron el ultimátum de que en tres meses, el día 30 de Septiembre de 1988, habríamos de dejar el local. Por aquel entonces, como siempre, hemos tenido socios que han amado a la Unión de una forma inhabitual, me vengo a referir a que por mediación de Pepe Chacón Lobo, Marcos se enteró que existía la posibilidad de adquirir el local de la Cruz Roja en la Plaza de Fariñas.

La venta que ya se había efectuado (pero que no se sabía) y paradójicamente el comprador era otro socio de la Unión, Antonio Moya, promotor de viviendas, que ya tenía confeccionado hasta el estudio del edificio que allí se iba a construir, pero que al enterarse del gran problema por el que pasaba la Unión Deportiva, acudió a entrevistarse con Marcos y Pepito Chacón y después de destruir el estudio y parte de los planos que ya tenía hecho, cedió la opción de compra a la Unión Deportiva, con un desinterés y un desprendimiento del que sólo puede hacer gala una persona que quiera a la Unión como la quería Antonio, el cual un día u otro, seguro habrá encontrado su recompensa, y si no, que más recompensa que ver a su Unión asentada en el lugar más bonito de La Línea.

A todo esto, corría el año 1983, estábamos en la preparación del libreto de Feria de la Unión, y aquel año se me ocurrió hacer de "vidente" y me vinieron estos versos que así salieron publicados:

Hoy leeré tu futuro, tu mañana, el porvenir y me siento tan seguro de lo que voy a decir que al plantearlo no dudo. Tan linense y tan bonita no puede acecharte el mal, que como tu nombre indica siempre unida vencerás los problemas de tu vida. Con esa rancia solera y esos mil novios que tienes, debes sentirte segura sin ignorar la locura con las que todos te quieren. No me gusta verte seria que en ti eso no es normal recuerda, estamos en feria y ésta es para gozar y olvidarse de miserias. Los claveles, tu mantilla, tu alegría y tu peineta, sonrojarán las mejillas del que al verte tan compuesta se asome por tu caseta. Aleja ya esa morriña, no vivirás de alquiler, te pondremos casa, niña, asomada a ese vergel que es la Plaza de Fariñas. Así que, ¡fuera inquietudes! ¡basta de preocupaciones! que aún te quedan tus virtudes y un lindo par de salones pa vencer vicisitudes. Por ir siempre por derecho y prestigio verdadero, un par de amigos sinceros, un pasodoble te han hecho, lo mismo que a los toreros.

Y viene a colación la historia de cómo nació el pasodoble de la Unión. A mi amigo Luis Miguel García García se le ocurrió la idea de intentar hacer el himno de la Unión Deportiva, idea que fue bien acogida por toda la directiva, que en aquel momento presidía Marcos Trujillo. Me cuenta que, aprovechando la amistad que le unía con D. Rafael Jaén García y con la inestimable ayuda de D. Bernardo Díaz-Pinés, trataron de convencer al Maestro Jaén para que pusiera música a una letra que ya se compondría. Al principio, Rafael había dicho que tras el fallecimiento de su esposa, se había propuesto no componer más, pero no dejaba de ilusionarle el tema, ya que según él, posiblemente si lo hacía, sería lo último que compusiera en su vida y así fue, ya que tras esta composición, no volvió a escribir más música.

Lo principal que nos pidió el maestro fue una buena letra. Pensando que lo mejor sería presentarle varias y que él eligiese la que más le gustara, así solicitamos de todos los socios que quisieran podían aportar una, no recuerdo si fue boca a boca o lo insertamos en el tablón de anuncios. Según me dijo el maestro (sigue contándome Luis Miguel), fueron tres las letras que recibió, una de ellas del propio Luis Miguel, sin firmar y en el más absoluto de los anónimos, la segunda no supe nunca de quién era y la tercera, la que fue elegida, pertenecía a Bernardo Díaz Pinés. Una vez seleccionada la letra, Rafael Jaén se puso manos a la obra en Madrid, donde residía por aquellas fechas. Al cabo de dos o tres meses (continúa contándome Luis Miguel García), una tarde llego a la Unión y está esperándome Bernardo Díaz en tono ingenioso como en él era habitual me dijo; ¿Sabes quien te está esperando en Secretaría? (antigua Bizcochuela) y le contesté que ni idea. Sí, me dijo, un señor que siempre va dando la nota. Tardé unos instantes en coger su segunda e inmediatamente le dije: el Maestro Jaén, y efectivamente así era. Pasamos a Secretaría y allí oímos por primera vez nuestro querido pasodoble, grabado en un casette cantado por la hija del maestro y con el acompañamiento al piano del propio maestro Jaén.

Quedamos entusiasmados y emocionados, pues la prueba nos encantó. He de decir que ese casete, la maqueta del pasodoble, cuando Rafael Jaén me lo hizo oír, me lo regaló; era muy amigo de mi padre y yo de su hijo Rafaelito con quien me reunía a menudo, ya que los dos teníamos una afición común, coleccionar vitolas de puro.

Guardo ese casete como si de una joya se tratara. El propio maestro se encargó de que el disco se grabara en Madrid, interpretado por Gracia de Triana, que apenas si cobró por su intervención, como asimismo los músicos de la orquesta, pues todos eran amigos y Rafael Jaén les dijo que se trataba de una obra altruista que quería hacer por la mejor entidad de su Pueblo, a la que él deseaba dejarle una herencia.

Poco tiempo después Rafael Jaén dejaba de existir, se había ido con su Obdulia, precisamente la triste noticia nos llegó el día antes de que en la Cena de Confraternidad de aquel año en la Caseta de Feria, se le iba a nombrar socio de honor junto a Bernardo Díaz-Pinés, acto que se llevó a cabo a título póstumo, el día previsto y puedo asegurar que cuando sonó el pasodoble que se estrenaba públicamente esa noche, habían nudos en muchas gargantas y lágrimas en muchos ojos.

Letra del pasodoble: Una entidad de solera, un ambiente de amistad y de obligación primera es quererla de verdad. Aire, luz, gozo alegría un vivir, un sentimiento raíz y firme cimiento del sentir de Andalucía. Unión Cultural Deportiva Linense a tí decirte quisiera. Unión Cultural Deportiva Linense eres siempre la primera. Así lo dice el cantar si naciste en La Línea que más puedes desear.

Bien, sigamos con la historia: Inmediatamente Marcos, con su equipo de directivos, con la inestimable ayuda de Andrés Guerrero, director entonces de la Caja de Ahorros de Jerez, que se volcó para con la entidad de también toda su vida, avalaron un crédito y abonaron la entrada para la compra del solar.

Posteriormente y ante la proximidad del anterior referido ultimátum, se solicitó un crédito mayor, para estudio de detalles, terminar de pagar el solar, cancelar el crédito anterior e iniciar las obras, crédito que fue avalado por un puñado de socios, acompañados por sus esposas, arriesgando algunos sus propios hogares que pusieron como valedores de ese aval y que por el riesgo que corrieron y la valentía y amor a la Unión, no quiero que se pierdan en el anonimato y queden reflejados en esta reducida parte de la historia de la Unión: Francisco Pérez Ortiz, Andrés Olivero Gómez, Aníbal Sánchez de la Rosa, José Zamora Farelo, Aurelio Álvarez Haro, Domingo Sánchez Bárcenas, Luis Fernández de Lara, Andrés Mérida Morillo, Francisco Caracuel Santos, José Martínez Herrera, Francisco Ruiz Sánchez, José Camacho Tobaruela, Víctor Arnedillo Danino, Rogelio Pérez Hernández, Francisco de Sola Aguilar, Francisco Campos Gutiérrez, Pedro Fernández Rodríguez, Antonio Mendoza Luna, Luis Rodríguez Hemmi, Máximo Gavira Montes, Juan Manuel Perea Expósito, Antonio Santiago Gambero, José Luis García García, Francisco Jiménez Sánchez, Enrique Luis Abadía Aselín y Miguel Cuevas Gil.

Con todo esto, se convocó por parte de Marcos y su junta directiva una asamblea extraordinaria de socios en septiembre de 1987, en el teatro del colegio Salesiano, donde asistieron sin exagerar casi un 70 u 80% de los socios. Allí se debatió qué podíamos hacer con el solar, se pensó construir sólo la planta baja en principio, se propuso que las plantas segunda, tercera y ático se destinaran a viviendas y se vendieran, construir la primera y segunda planta, acondicionar la primera para ocuparla; en fin, múltiples ideas. Al final se propuso una cuota extraordinaria de 50.000 pesetas, a pagar por cada uno de los socios en cinco cuotas de 10.000 para construir primera y segunda planta.

Dentro del calor y la ilusión que reinaba en la asamblea, se procedió a la votación aceptándose ésta ultima propuesta por un 85% de los asistentes. En aquellas fechas éramos un total de casi 1.100 socios, con lo que los cálculos nos cuadraban para construir el edificio y posteriormente pagar sin muchos agobios, pero, paradojas de la vida, a raíz de terminar la asamblea, se produjo la inexplicable 'diáspora' de casi 500 socios, que pensaron que nuestra entidad iba a desaparecer (qué desconocimiento de nuestro estilo, sin reparar que con el sacrificio y lealtad de esos 600 socios que quedamos y la perseverancia y entusiasmo de ese equipo comandado por Marcos Trujillo, su continuidad estaba garantizada, pese a las cada vez más grandes dificultades, escollos y zancadillas que surgían, la reacción de un alto número de los 600 socios que quedábamos fue la de pagar el doble de la cuota establecida en la asamblea.

Una vez que se habían iniciado las obras de derribo del antiguo edificio de la Cruz Roja, ya afortunadamente propiedad de la Unión Deportiva, se cumplió la fecha que nos habían dado para abandonar el local de la calle Real, con la obra a medio empezar. Vernos en plena calle era un problema que sólo algunos de nosotros que lo vivimos, asumimos en aquel terrible momento. Sólo teníamos cuatro días para solucionar este otro problema, no sabíamos donde acudir, buscábamos como locos un local por muy pequeño e incómodo que fuese para en él, esperar que nos terminaran la obra, que aún no había empezado. Pero como la Unión nació un 24 de diciembre y lo hizo con buena estrella, Pepe Gutiérrez Galindo, secretario de Manuel Gavira Sáez y socio de la Unión de siempre, se ofreció para mediar junto con Manolo Sánchez Jiménez (también empleado de Bodegas Gavira).

Continúa la próxima semana

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