Calle Carboneros (y II)

COMO os comentaba el domingo pasado, el antiguo edificio de la Casa Consistorial, tiene una pequeña pero muy interesante historia. En primer lugar por su alcaldía pasaron nada menos que 24 alcaldes linenses desde 1.871 a 1.922, tales como don Lutgardo López Muñoz, don José Peón Fernández, don Luis Ramírez Galuzo, don José Hernández Bara, don José Vázquez Soto, don Francisco Arroyo Ramírez, don José Escalante Brito, don Antonio Gutiérrez Bueno, don Enrique Rovira Ortiz, don Andrés González Rojas, don Andrés Galt Luque, don Trinidad Fernández Roda, don Pablo Soler Palazón, don Francisco Vázquez Rodríguez, don Agustín Acedo del Olmo Sarrias, don José Cruz García, don Francisco María Ramírez Galuzo, don José Cayetano Ramírez Galuzo, don Manuel José Bonelo Infante, don Juan Bautista Fariñas Marin, don Salvador Henández Breffa, don Bartolomé Lima Ortiz, don Ruperto Toledano Fernández y don Ricardo Ruiz Cuadro.

Aquel edificio, nos recordaba Francisco Tornay en sus Radiografías Linenses tal y como era por fuera y por dentro, como además el funcionamiento del Ayuntamiento en el mismo. Hasta el año 1.922, "El salón de sesiones ocupaba una amplia pieza que corría a lo largo de toda la fachada por la calle de Carboneros, en su testero principal bajo un modesto dosel, el retrato del Rey Alfonso XIII. Una amplia mesa presidencial con los asientos para los 25 concejales que, además del alcalde, formaban en aquellas fechas la Corporación Municipal; el estrado que ocupaba la mayor parte del salón estaba separado del espacio destinado al público por una sencilla barandilla de madera. La entrada al salón se hacia por dos puertas una por el pasillo de entrada para uso del público los días de sesiones, la otra, en la parte del estrado, que se comunicaba con el despacho que utilizaban en común el Alcalde y Secretario".

"Otro salón con cinco o seis escritorios ocupados por el personal de los distintos negociados, que recibían la luz natural a través de un gran ventanal enrejado que daba a un pequeño patio adoquinado, en el que un frondoso árbol prodigaba el regalo de su sombra en los días calurosos del verano. En este patio había una puerta de acceso al Depósito Municipal de Presos, cárcel local conocida por la Parra, en el que estuvo de calabocero don José del Castillo del Pino, persona muy popular en La Línea, conocido con el sobrenombre de Quinqué, debido al café de su propiedad que tenía este nombre, café que luego se llamaría El Central.

Este Deposito Municipal se encontraba situado en el patio del Ayuntamiento con entrada por la fachada de la calle Cadalso en la que sus dependencia eran muy reducidas: una habitación que servía de oficina, dos pequeño patios interiores, en uno de los cuales una barraca de madera era el alojamiento de los detenidas, en el otro una pequeña pieza para aislamiento de peligrosos y una habitación mas amplia para el resto de los detenidos.

Otro de los edificios de esta calle era el servicio de Correos y Telégrafos el cual se inauguró el día 1 de marzo de 1893, más tarde el de Telégrafo se trasladó a la hoy Avenida de la Banqueta, en frente al antiguo edificio del Juzgado Municipal, hoy Jefatura de la Policía Local. Este viejo edifico llevaba en su portada la fecha de 1875.

El servicio de Correos se trasladó a la calle del Sol, en el mismo edificio donde estaba situado el club la Real Balompédica Linense. Y hablando de la Balompédica, precisamente en esta calle también se realizaban diferentes reuniones nuestra querida Balompédica, en una barbería que se llamaba de Antonio Cámara.

El Parque de la Victoria (Teatro del Parque) se comenzó a construir el 18 de agosto de 1895, y se inauguró el 29 de junio de 1896. Este Parque tenía una superficie de 5.550 metros cuadrados y fue en aquella época el único lugar de recreo que existía en La Línea. Tenía su entrada principal por esa gran puerta ubicada en esta calle y tenía en la parte superior de su arco como ornamento una lira, otra puerta daba a la Avenida de España, y otra tercera a la calle Méndez Núñez.

Cuando se inauguró contaba con varias dependencias, a la izquierda de la puerta principal se construyo un magnífico salón para conciertos y café y una terraza. Este salón contaba con 140 mesas y veladores y mil sillas con un servicio de mas de treinta personas, también había una elegante sala de tiro y un velódromo, adornados con una población de más de 300 árboles y plantas que rodeaban a este magnífico parque.

Durante la feria anual que se celebraba en esta villa el primer domingo de julio, y exactamente entre esta calle de San Pedro (Carboneros) y la carretera del Cuartel Avda. España) la sociedad del Parque efectuaba instalaciones extraordinarias de Carrusells, Panorama, un Fonógrafo que costaba diez céntimos escucharlo, columpios y otros recreos infantiles que aumentaban los atractivos del numeroso público de La Línea y de Gibraltar, que invadían aquel delicioso paraje.

También se inauguró en aquel mismo año el edificio del Teatro con una superficie de mil trescientos ochenta metros cuadrados. Su construcción, toda de madera y hierro con techumbre de tejas en la parte del escenario y de planchas de hierro la sala. La actividad desplegada en esta construcción causó la admiración de los vecinos que no estaban acostumbrados a presenciar obras de tal magnitud en tan poco tiempo.

La inauguración de este coliseo la efectuó la celebre compañía de zarzuela y opera española dirigida por don Pablo López, de la que formaba parte la celebre diva señorita Soriano. Las localidades la componían cuatro elegantes palcos de proscenio, diez y seis palcos plateas: mil sillas en el patio, cien localidades preferentes y setecientas entradas de grada. Mas tarde se estableció en este Parque el Casino Kursaal, que se quemó en la noche del 19 de noviembre de 1923, siendo necesaria la intervención de los bomberos de Gibraltar.