Ángel Lozano deja la comisaría "orgulloso" del trabajo realizado en la ciudad

Veinticuatro horas antes de su jubilación subraya su dedicacion al cargo y agradece el apoyo recibido

Ángel Lozano, ayer en su despacho de la comisaría linense.
Ángel Lozano, ayer en su despacho de la comisaría linense.
Rubén Almagro La Línea

31 de mayo 2013 - 01:00

Ángel Lozano pone mañana fin a su dilatada carrera policial para adentrarse en una jubilación a la que no llega, precisamente, con demasiadas ganas. El comisario deja su puesto al frente de la Policía Nacional de La Línea. Vestido de gala realizó una valoración "muy positiva" de su andadura profesional por la ciudad que le vio nacer, a la que llegó en enero de 2006 procedente de El Puerto de Santa María. Agradecido, con un trabajo avalado por las estadísticas y convencido de que, a pesar de las críticas, trató exactamente igual "a los de derechas, de izquierdas o de centro", hace balance horas antes de dejar para siempre el despacho. Un balance cuyo espíritu queda perfectamente recogido en una de sus frases "La situación de La Línea es anormalmente buena".

"Ha llegado el momento de despedirme y quiero agradecer a mis conciudadanos la acogida de que fui objeto en su momento y la confianza que me demostraron después", dijo. "Siempre he querido ser alguien cercano, que tratase sin intermediarios con los ciudadanos y aunque todo se pueden mejorar, me voy satisfecho con lo que he hecho".

Lozano detalló las números "extraordinarios" que seguran que en lo que ha transcurrido de 2013 la comisaría linense resuelve un sesenta y seis por ciento de las denuncias presentadas, que son casi un veinte por ciento menos que en el año 2012. "Esto que contrasta con esos comentarios de que la ciudad va mal y que la comisaría no funciona", recalcó con orgullo. "La situación de La Línea es normalmente buena".

El comisario expresó su agradecimiento por la colaboración prestada tanto a la Policía Local como a la Guardia Civil "aunque haya habido circunstancias difíciles en algunos momentos".

"Más como linense que como comisario he intentado que esos conflictos no generasen heridas, hemos templado, hemos conseguido, salvo en momentos muy puntuales, que no se llegase a circunstancias extremas y si ha habido que reunirse con los sindicatos lo hemos hecho, para que la difícil situación que se estaba viviendo no nos obligase a actuar con una contundencia que hubiese provocado heridas entre personas que conviven con frecuencia", comentó.

Ángel Lozano se confesó "satisfecho" porque llegó "en medio de una situación complicada" pero a base de dedicar a su pueblo "todo lo que podía y más" entiende que logró reconducirla.

"Es cierto que en asuntos como la desarticulación de puntos de venta de drogas me hubiese gustado que hubiésemos llegado aún más lejos, pero también es cierto que los delincuentes están cada día más preparados, que es este pueblo, que es pequeño, es muy difícil hacerles vigilancia, pero vaya que tampoco es que haya ido la cosa mal", reflexionó.

El responsable de la Policía Nacional en La Línea está convencido de que con respecto a la falta de material que vive la comisaría "a veces los sindicatos han hecho reivindicaciones justas" y entonces, afirma, contaron con su apoyo, "pero en otras se han exagerado un poco las circunstancias y al menos puedo decir que teníamos una sola furgoneta y ahora tenemos dos".

"Es evidente que necesitamos más medios, que me gustaría contar con un equipo de motos para poder patrullar por el centro y pelear contra los tironeros, pero no hay, así que toca suplirlo con ganas e imaginación", recalcó.

Lozano recordó la particularidad de una comisaría de la que depende el único control fronterizo con Europa (el paso hacia Gibraltar) en el que, incidió una y otra vez, la pericia de los que allí trabajan evita que las colas se hagan interminables. "Otra cosa es que, a determinadas horas, porque es un embudo, haya retenciones puntuales, lo que es inevitable en un lugar donde la afluencia de personas es enorme, yo diría que brutal", subrayó.

El comisario, que garantiza que su actividad vital después de un verano que dedicará a disfrutar de su familia se centrará en la colaboración con los más desfavorecidos, se marcha feliz por haber invertido su tiempo "en algo que más que un trabajo ha sido una vocación".

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