La Aduana, más que un edificio (I)

fue demolida en 1971 El edificio se encontraba en la Plaza Alfonso XIII, lo que en la actualidad es la Plaza de la Constitución, e influyó sobremanera en la vida social y económica de la ciudad

La Aduana, más que un edificio (I)
La Aduana, más que un edificio (I)

29 de septiembre 2013 - 01:00

LA ya desaparecida Aduana fue de los principales edificios que en el pasado existieron en el recinto de la Plaza Alfonso XIII (actual Plaza de la Constitución) y que más íntimamente influyera en el pasado de la vida socioeconómica de La Línea de la Concepción, cuya vida dependió durante muchos años de la vecina plaza colonial de Gibraltar, donde miles de trabajadores linenses realizaban intensas jornadas laborales para ganar, con sangre, sudor y lágrimas, el pan de cada día.

Hablar de la historia de la Aduana de La Línea no consiste en la simple descripción de un estático y frío edificio de piedra, sino de algo que fue más palpitante y de gran trascendencia social, económica y política en el sistema de vida con el que antes contaba esta población.

La Aduana de La Línea dejó de serlo por una orden del Gobierno de 4 de octubre de 1966, en la que se establece como "un punto habilitado de tercera categoría", dependiente de la Aduana de Algeciras y cuyo edificio fue demolido el día 18 de octubre de 1971.

Su fecha de antigüedad se remontaba a los primeros años fundacionales de la población de la Villa de La Línea en el Libro Cien años de Historia de La Línea, de don José de la Vega Rodríguez. España establece en noviembre de 1841 el primer Arancel General de Aduanas, serio obstáculo para la entrada en la nación de los productos manufacturados extranjeros, principalmente ingleses, por lo que se habilitó esta Aduana para el despacho de mercancías importadas por este comercio.

A través de las actas de las sesiones de la Corporación Municipal, podemos apreciar esta influencia de la habilitación de la Aduana y, así, en la correspondiente al día 22 de septiembre de 1880, se solicita del Ministerio de Hacienda esta habilitación para importar artículos coloniales y tejidos; en la de 5 de enero de 1887, para la introducción de patatas extranjeras por la escasez de estas en toda la comarca. En la del 12 de noviembre de 1887, para la introducción de alcoholes extranjeros; y en la de 30 de octubre de 1895, para la importación de materiales de construcción, así como de abonos para los huertos de este término.

Amparados en tales consideraciones, bastantes desaprensivos cruzaban la Aduana dedicándose al fraude, con grave perjuicio material y moral para este honrado vecindario en su comercio, cuya voz se alió -en numerosas ocasiones- pidiendo la intervención de los poderes públicos, sugiriendo resoluciones.

Obligada España a la adopción de medidas defensivas contra el elemento perturbador de su economía que significaba la actividad comercial fraudulenta, con base en el referido puerto franco de Gibraltar, establece por R.O. de 10 de noviembre de 1891 una zona especial de fiscalización y vigilancia aduanera (la zona fiscal anteriormente establecida, así como las guías de circulación de géneros, habían sido suprimidas en 1884); tal línea fiscal, demarcada provisionalmente el 30 de dicho mes de noviembre, fue modificada según instrucciones de la Dirección General de Contribuciones Indirectas, quedando fijada el 30 de diciembre del mismo año.

Por R.D. de 23 de octubre de 1894, la habilitación asignada a esta Aduana para importar mercancías al extranjero -incluso las que conduzcan los viajeros-, queda limitado al aforo y adeudo de las pequeñas cantidades de artículos necesarios para el consumo de una familia durante una semana. El Ayuntamiento y el pueblo de La Línea elevaron al Gobierno de Su Majestad, el 7 de noviembre del citado año, sendas exposiciones solicitando la reforma de tal disposición, que no fueron estimadas (firmaban el documento de solicitud el alcalde-presidente, don Agustín Acedo del Olmo; los tenientes de alcalde Manuel Lorenzo, Salvador Ruiz, José Pérez y Cipriano Dovarganes; los concejales Antonio Niebla García, Manuel Natera Salvo, Pedro Ruiz Ojeda, Abelardo Vizosa, José Cruz, Manuel de Casas, José Díaz y Domingo Matías, y el secretario, Manuel J. Bonelo.

El Real Decreto estaba firmado por la reina Regente, doña María Cristina, en nombre de su augusto hijo, el rey don Alfonso XIII, y a propuesta del ministro de Hacienda, el señor Amós Salvador. El régimen especial de la zona y de la Aduana de La Línea continuó en vigor durante 24 años y en junio de 1922 se presenta una propuesta en las Cortes para la modificación de aquel régimen, completándolo con la aplicación a este sector del Campo de Gibraltar de las disposiciones que regulan la instalación de depósitos comerciales y la creación de zonas francas (esta propuesta fue formulada por el diputado por este distrito, don José Luis de Torres Beleña, y a la que se sumaron, entre otros señores, don Miguel Villanueva, don Alejandro Lerroux, don Augusto Barcia, don Juan Antonio de Aramburu, don Ramón Solano y el representante de Cádiz, don Juan Bautista Lazaga). La propuesta fue desestimada por R.O. de 17 de enero de 1923.

Circunstancias como estas y otras muchas son las que nos inspiraban a calificar a la Aduana de una especie de pesadilla para el pueblo de La Línea, ya que en más de una ocasión la severidad del régimen fiscal de épocas pasadas apretó de tal forma las clavijas, que llegaron a producirse desagradables incidentes, como por ejemplo el tumulto en esta Aduana, el día 23 de noviembre de 1893, o como los llamados sucesos de la Aduana, ocurridos en la tarde del día 6 de marzo de 1928, en el que perdió la vida el joven Manuel González y González.

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