Bodegas

Los vinos de España regresan a Jerez

'Vinos de España, una pasión', muestra en La Atalaya.

'Vinos de España, una pasión', muestra en La Atalaya. / Miguel Ángel González

Volver al origen. Bajo esta premisa ha estado de nuevo en Jerez la muestra Vinos de España, una pasión, celebrando su décimo aniversario, después de haber copeteado por distintas ciudades de Andalucía con su elenco de bodegas patrias, al sonido de descorches, copas que brindan y sonrisas encontradas.Un gran encuentro de elaboradores de las principales denominaciones de origen españolas, dispuestos a ofrecer a los asistentes sus novedades y sus clásicos reconocidos. Más de cincuenta bodegas, algunas como Recaredo, Abadía Retuerta, Dominio del Bendito o José Pariente que ya estuvieron en la cita inicial de 2014 y otras como Hacienda Monasterio, Álvaro Palacios o Raúl Pérez que dan mucho lustre a esta cita ineludible en los calendarios báquicos.

En el apartado de “vinos por descubrir”, las frescas elaboraciones en blanco de Luis Oliván, con un malvar de San Martin de Valdeiglesias, los txakolis de Álava de Bat Garat criados en madera de castaño y cerezo o el ancestral de Palomino de Malaparte, procedente de Segovia. Hay otros como los albariños de Fefiñanes, insisto, idolatrados por Goytisolo y Vázquez Montalbán, los espumosos de larga crianza de Gramona o los tintos de Zárate que bien merecen buscar un hueco en nuestras apresuradas existencias y hacer un alto.

Entre las firmas locales, se pudieron catar jereces y vinos de mucho nivel de las bodegas Emilio Hidalgo, Lustau, Osborne, Miguel Domecq o Sánchez Romate que enaltecían las excelentes conversaciones.

Una muestra cargada de “argumentos líquidos”, en palabras de Juan Manuel Hidalgo, organizador de esta cita y responsable de la Bodega Emilio Hidalgo, en la que tampoco faltaron “sólidos argumentos” de la mano de productores andaluces de renombre como Montesierra, Petaca Chico, MarConil o Caviar Riofrio, encargados de poner las armonías a los ricos vinos presentes en la Jornada. Y no sólo sus productos, sino que se contaba, entre otros, con la presencia de José Manuel Martín y Pedro Muñoz Brenes, como asistentes para poder conversar y conocer de primera mano sus gustos vinícolas y sus preferencias a la hora de maridar.

Volver al origen, que, andando el tiempo, es lo que todas las bodegas están haciendo. Retornar y mirar atrás en busca de su origen en la viña, en la bodega o en las formas de elaboración que dieron sentido a sus comarcas o que les acercan a sus ancestros.

Jerez de la Frontera, hace diez años, era Capital Europea del Vino y hoy mira con ilusión convertirse en Capital Europea de la Cultura en 2031. Sin duda el hecho de que el vino es cultura, sobre todo cultura, servirá de punta de lanza en la diferenciación respecto a otras ciudades y es que su origen, como el de toda la provincia, está en las viñas trimilenarias. El origen, ese lugar al que volvemos todos. Y en Jerez, más aún.

Incluso algún insigne asistente me confesó, con su habitual y formidable expresividad, que estaba mejor… que en brazos. Yo también, que conste.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios