Pescadores españoles y las autoridades de Gibraltar protagonizaron ayer un nuevo incidente en las aguas que rodean el Peñón, debido al lanzamiento, por parte de una remolcador gibraltareño, de bloques de hormigón al fondo marino.

Los pescadores alertaron a la Guardia Civil para denunciar esta "nueva provocación" con la que, aseguran, Gibraltar quiere impedir su labor, mientras el Gobierno de Fabian Picardo señaló que está procediendo a la creación de "arrecifes para favorecer la biodiversidad" y rechazó la "interferencia de España en actividades legales".

El incidente tuvo lugar durante la mañana de ayer cuando el patrón del Divina Providencia, Francisco Gómez, avisó al Instituto Armado de que un remolcador, de nombre Elliot según pudo saber este diario, estaba lanzando al agua "un gran número de bloques de hormigón, más de 20, de gran tamaño y con puntas de hierro", para espantar a los peces del caladero.

Tras el aviso, la Benemérita envió a una patrullera a la zona, dato que fue confirmado a Europa Sur por la Guardia Civil. La patrullera se acercó al remolcador y preguntó qué tipo de trabajo estaba realizando. El barco interpelado no respondió y abandonó el lugar.

Poco después, según explicaron testigos presenciales que a esa hora de la mañana estaban pescando en tierra, llegó una embarcación de la Policía del Peñón que preguntó por lo ocurrido al Servicio Marítimo español. Éste relató lo ocurrido y negó que se hubieran vivido momentos de tensión entre las partes.

El patrón del Divina Providencia, que ha protagonizado varios incidentes con la Policía gibraltareña y está acusado de infringir las leyese de pesca del Peñón, aseveró que lo sucedido ayer "ha supuesto que se haya perdido un caladero para la pesca".

"Este caladero, ubicado en la zona conocida como Campo de la Virgen, lo hemos perdido ya. Eso afectará al marisco, que se va a morir ahí", puntualizó Gómez, que agregó que los bloques lanzados al mar están "rematados con cuatro puntas de hierro sobresalientes en cada esquina, por lo que ya no podemos echar las redes porque se engancharían".

El patrón expresó su pesar, "ya que llevábamos bastantes meses sin que hubiera problemas de ninguna clase con ellos", y afirmó que la pérdida de este caladero es "un duro golpe porque limita nuestra capacidad de maniobra en la zona para faenar y buscar su subsistencia".

Horas después de este incidente, Gibraltar hizo público un comunicado en el que denunció la "interferencia" que, a su juicio, cometió ayer la Guardia Civil, y asegura que ya ha informado al Gobierno de Reino Unido para que eleve este asunto "al máximo nivel".

En la nota, las autoridades gibraltareñas expusieron que la Guardia Civil "impidió el trabajo de una empresa contratada para construir arrecifes, como parte de una estrategia para la protección marina. Estos arrecifes aumentarán la biodiversidad y proporcionarán refugio para mucha especies marinas", señaló el número 6 de Convent Place.

En su versión de los hechos, añadió que la empresa autorizada por el Ministerio de Medio Ambiente estaba depositando bloques de hormigón para crear estos arrecifes "cuando una patrullera de la Guardia Civil obstruyó su tarea, impidiendo que concluyera su misión cuando sólo" había sido colocada una parte de los bloques previstos".

Según el comunicado, la Guardia Civil "interrogó al remolcador dentro de las aguas territoriales británicas de Gibraltar". Dado que tenía previsto parar de trabajar a mediodía, el remolcador dejó de hacerlo tras el episodio.

Gibraltar indicó también que se ha tomado "muy en serio" este incidente. "Es totalmente inaceptable que una empresa contratada y totalmente autorizada por el Gobierno, que lleva a cabo una actividad legal, sea interrogada y se le impida trabajar por un cuerpo de seguridad de un país extranjero", denunció el Peñón, que emprenderá "las acciones que sean necesarias. Los trabajos continuarán cuando y como se requieran", concluyó el número 6.