Eugenia Martínez de Irujo: "Ahora tengo una vida más normal, sin presión"
En una entrevista en Vanity Fair, la duquesa de Montoro abre su corazón y revela que, aunque tiempo atrás llevaba mal el acoso mediático, ahora se ha reconciliado con la prensa
La sonrisa de Eugenia
Eugenia Martínez de Irujo está feliz, y eso se nota. La hija de la recordada duquesa de Alba es una persona transparente, cuyo estado de ánimo se traduce inevitablemente en su rostro. De ahí que ahora la veamos más cómoda que nunca en su relación con la prensa, como ocurre en una entrevista que ha concedido a la revista Vanity Fair, en la que confiesa el buen momento personal y profesional que atraviesa. "Ahora tengo una vida normal, en la que puedo salir y entrar sin tener esa presión de que me sigan a todas partes", confiesa.
Su madre, revela, ha sido su gran inspiración, y de sus palabras se desprende el hueco que ha dejado en su corazón. "La tengo muy presente y me consuela muchísimo saber que siempre está aquí. Me ha marcado su pasión por el arte, pero más quizá la libertad que ella manifestaba. Eso y otras muchas cosas, como ser ordenada, la puntualidad... Lo que más me gusta es el legado de cariño que ha dejado", reconoce.
Su hija Tana es su pasión. Se muestra muy orgullosa de ella, e intenta protegerla de la sobreexposición mediática. "No quiero ponerla en el punto de mira", afirma. "Ella es muy discreta, no está metida para nada en este mundo y estoy muy contenta de que sea así".
Narcís Rebollo, su marido desde noviembre de 2017, se ha convertido en su gran apoyo y le ha aportado la estabilidad que tanto necesitaba. "Estoy muy feliz, nos complementamos superbién y me da mucha seguridad. Me río con él, algo que valoro mucho porque para mí es fundamental el sentido el humor. Es una persona a la que admiro profundamente, un tío maravilloso. Me apoya muchísimo en todo lo que hago y eso me da mucho subidón. Además me hace la vida muy fácil: no da un problema nunca y siempre me da tranquilidad".
La duquesa de Montoro se ha reconciliado con los medios de comunicación, con los que vivió una tensa relación en los 90. "Pasé aquella época tremenda para mí en la que estaba todo el rato en el candelero cuando me casé y cuando me separé. Ahora tengo una vida normal, en la que puedo salir y entrar sin tener esa presión de que me sigan a todas partes, de que me hagan guardias diarias... Eso era lo que más ansiedad me creaba, sobre todo cuando mi hija era muy pequeña y la llevaba al colegio", sostiene. "Ahora todo está muy protegido, pero yo me acuerdo de que entonces las primeras que fuimos a hablar con el defensor del Menor para pedir que se protegiera a los niños fuimos Ana Obregón, Terelu Campos y yo… Yo recuerdo ir con mi hija en el coche y ella miraba todo el rato para atrás y me decía: 'Mamá, ya están ahí", recuerda sobre la infancia de su hija.
Eugenia recuerda con mucho temor y tristeza los primeros meses de pandemia, y pronuncia en alto un pensamiento estremecedor, pero sincero y que es compartido por muchos: "Llegué a pensar por primera vez: 'Menos mal que mi madre ya no está". Muy activa en los últimos años en las redes sociales, afirma que es ella misma la que lleva su Instagram. "Al principio incluso contestaba a todo el mundo, pero ahora con casi 300.000 seguidores no puedo", relata. "Sí que sigo leyéndome todo, doy muchos corazoncitos y contesto a los que puedo..."
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