Dos siglos de financiación autonómica
Entre los economistas que de forma más destacada han elaborado teorías del desarrollo económico, destaca Alexander Gerschenkron, profesor en Harvard, que puso de relieve, sobre todo, el papel del proteccionismo, esto es, la imposición de aranceles a la importación para evitar la competencia de productos fabricados en otros países. Los países tuvieron que seguir una estrategia diferenciada de industrialización dependiendo de su grado de desarrollo económico.
En particular, los países que se industrializaron tardíamente, entre ellos España, no siguieron la trayectoria de aquellos más avanzados, como el Reino Unido. Cuando España inicia la industrialización, ya existían tecnologías producidas en el Reino Unido con las que no podía competir y unos rivales más fuertes.
En esos casos de industrialización tardía, los Estados tuvieron que adoptar unas políticas más activas para promover la industrialización. Intervención directa de los gobiernos, creación de empresas públicas, suministro de grandes subsidios y, especialmente, imposición de aranceles y otras barreras comerciales para proteger la producción nacional de industrias nacientes. Esos países más atrasados podían proteger a sus industrias hasta que crecieran lo suficiente y fueran competitivas a nivel global.
Cuando los países atrasados iniciaban la industrialización, utilizaban capital de los mercados internacionales al carecer de recursos propios nacionales, así como la ausencia de formación empresarial que obligaba a los gobiernos a la intervención directa en la gestión de las empresas.
Hay que resaltar que los países más atrasados obtenían algunas ventajas, puesto que podían adquirir la última maquinaria de los más avanzados sin tener que pasar por todo el proceso de desarrollo industrial que habían experimentado estos.
En conjunto, se pone de relieve la importancia del proteccionismo como herramienta para promover sectores industriales completos, protegerlos de los mercados internacionales e ir acercándose a los países más avanzados.
Hay que advertir que los aranceles lo pagan todos los ciudadanos y empresas, al ser los productos importados más caros por la imposición de aranceles. De esta forma, el impulso a la industrialización adquiere un carácter más amplio, haciendo partícipe al conjunto de la economía y sus agentes: empresas y ciudadanos a través del consumo familiar, entre otros.
En España, fueron el País Vasco y Cataluña las regiones que empezaron a utilizar maquinaria que generaban un gran incremento de la productividad. En el primer caso, en la industria metalúrgica; en el segundo en la textil. Dado el atraso de España en esos sectores respecto de los competidores europeos, la imposición de aranceles a los productos de esos sectores y regiones fue imprescindible para proteger a esas industrias nacientes.
La historia económica de España nos muestra que durante todo el siglo XIX el librecambismo no existió. La política arancelaria osciló entre la imposición de elevados aranceles a la importación de productos de esas industrias hasta la prohibición total a su importación. Los costes de producción de los tejidos importados fundamentalmente desde Francia eran inferiores a los producidos en España, especialmente en Cataluña. Esta región contaba con un fuerte tejido artesanal, pero con escaso uso de maquinaria que permitiera aumentar la productividad y reducir los costes de producción.
De forma similar ocurría con la producción de hierro en el País Vasco y Asturias. En los años centrales del siglo XIX, la fábrica de hierro más moderna de España se encontraba ubicada en Marbella, trasladándose posteriormente a Málaga. Su propietario, Manuel Agustín Heredia, se trasladó a Inglaterra para contratar a ingenieros que dominaran la tecnología más avanzada y quisieran trabajar en Málaga. Heredia necesitaba importar carbón desde Inglaterra y, a la vez, que se estableciese un arancel elevado a las importaciones de hierro desde Inglaterra.
No consiguió ninguna de las dos. Diputados de Asturias y del País Vasco acordaron imponer un arancel muy elevado a las importaciones de hierro desde Inglaterra, protegiendo de esa forma al hierro producido en el País Vasco. Simultáneamente también consiguieron imponer un elevado arancel a la importación de carbón, protegiendo de esa forma al carbón procedente de Asturias.
La industria naciente, textil y metalúrgica, fue protegida con aranceles elevados durante todo el siglo XIX -en los orígenes de la Revolución Industrial- y buena parte del XX. Aranceles que hemos pagado todos los españoles, porque ni el País Vasco ni Cataluña fueron regiones líderes desde el punto de vista industrial.
La tesis de Gerschenkron se confirma, pues, en la historia económica de España. La industrialización tardía de sus regiones industriales obligó al Estado a intervenir, imponiendo elevados aranceles a la importación.
El desarrollo económico, y en particular el industrial, exige del concurso activo de varios elementos, en los que distintos territorios y sectores económicos interactúan dando como resultado -si se consigue- el progreso. Ningún programa de desarrollo económico ha tenido éxito sin la participación de distintos territorios y sectores económicos. España no ha sido una excepción. Sin la ayuda de varias regiones españolas, ni el País Vasco ni Cataluña hubiesen alcanzado un elevado grado de desarrollo industrial. Los sectores industriales, en sus diversas ramas, han sido construidos en España con la participación de todos.
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