–España es uno de los países de la Eurozona que mejor evolución económica está teniendo en el proceso de recuperación. Sin embargo, aún hay incertidumbres, como la inflación, que está volviendo a repuntar. ¿El Gobierno se plantea nuevas medidas para atajar ese repunte?

–En un entorno que sigue siendo muy complicado, de ralentización económica, lo que nos dicen las últimas cifras es que el crecimiento en 2021 y 2022 fue más fuerte de lo anticipado y que 2023 está siendo de nuevo un año complicado. Con la economía europea más débil, con subidas de los tipos de interés y, de manera más reciente, algunas presiones nuevas en los precios de la energía, sobre todo en los carburantes. Aún así, la economía española es la que más crece y la que tiene una inflación más baja entre las grandes. Y esto es bueno, pues es un síntoma de la eficacia de las medidas que se han tomado y de que algunos de los efectos estructurales de las medidas de reforma y de inversión las empezamos a ver en el ámbito de la inflación. Estar en esa parte muy baja de la horquilla de inflaciones europeas es bueno para las empresas, que ganan competitividad, y también es bueno para las familias. Los últimos datos dicen que las caídas muy fuertes que se produjeron en los precios de la energía durante la parte final del verano y el principio del otoño del año pasado, este año, obviamente, no las estamos viendo. Ahí es muy importante la tendencia descendente que se afirma y se confirma de la inflación subyacente y que muestra esa dinámica de superación de los niveles de inflación que vimos en 2022.

–¿No hay riesgo de que la subyacente también haga un requiebro y vuelva a subir?

–La tendencia descendente de la inflación subyacente es firme. En la secuencia de este episodio de inflación, primero ha sido la general la que ha tendido al alza, reflejando la subida de los precios de la electricidad y del gas, y también un poquito más tarde, el de los alimentos. Luego hemos visto una caída muy fuerte de ocho puntos en pocos meses, que nos ha colocado en la parte muy baja, porque las medidas para bajar los precios de la electricidad fueron muy eficaces, y además los carburantes bajaron. Durante esa bajada de la inflación general, la inflación subyacente todavía estuvo subiendo un poco. Y ahora estamos ya en una fase en la que la inflación subyacente claramente tiende a la baja y lo estamos viendo por los incrementos mensuales. El incremento mensual de septiembre ha sido bajo por el comportamiento de los componentes de los servicios.

–Aún está en el 5,8%.

–Es un nivel alto, por supuesto. Pero se está iniciando una tendencia a la bajada, que vemos firme. Y ésta nos va a señalizar que el núcleo estable de la inflación va a seguir esa tendencia descendente.

–¿Esta fortaleza relativa de la economía española la achaca más a medidas de recuperación específicas puestas en marcha por el Gobierno de España o cree que es fruto de coyunturas como en la buena marcha turística u otras?

–No es producto sólo de la recuperación del sector turístico. Son factores más de fondo. El que hayamos tenido precios de la electricidad y precios de la energía más bajos, sin duda, es uno de los factores que explica el comportamiento positivo diferencial de España. Y luego hay otro elemento fundamental que tiene que ver con el mercado de trabajo. El comportamiento del empleo sigue siendo muy positivo.

–Pero está dando signos de agotamiento.

–Si nos ponemos en la vuelta al cole del año pasado, las perspectivas eran negras, funestas. La fuerte creación de empleo durante el primer semestre se suavizó y luego, sin embargo, al final de año volvió a retomar una senda de crecimiento, digamos normal pero sólido. Y este año estamos viendo que, si bien es verdad que los meses del verano se ha frenado, ha seguido creciendo la afiliación. Y los datos que tenemos de septiembre apuntan a que la economía va a seguir creando empleo en este entorno. Con esa creación de empleo y con un comportamiento de las rentas más dinámico, de los salarios y también de los beneficios, claramente eso impulsa el consumo. Eso es lo que hemos visto en los últimos datos de Contabilidad Nacional, un crecimiento del consumo, en torno al 2%, que eso es una base muy sólida para que continúe el crecimiento.

–España es uno de los países más beneficiados de la Unión Europea en cuanto a fondos para el plan de recuperación. ¿Cómo va la ejecución teniendo en cuenta que es noticia de hoy que la Comisión ha autorizado la cuarta disposición y que estén disponibles 93.500 millones más?

–Es una magnífica noticia el que la Comisión Europea apruebe su valoración positiva a la adenda al plan de recuperación en la que venimos trabajando desde hace más de un año. España es el país que más rápido y que más está aprovechando esos fondos europeos. Hemos hecho un programa de reformas muy concentrado en el 2021 2023 que está casi completado y un programa de inversiones en la transición verde en la transición digital. También en la inversión social que está en marcha, que tiene un protagonismo también destacado de las comunidades autónomas. Andalucía es la comunidad que más fondos ha recibido del plan de recuperación. Y lo importante de la noticia de la aprobación de la adenda es que vamos a poder profundizar y alargar ese efecto positivo de los fondos, sin el cual pues no se entendería que la economía española fuera la economía desarrollada que más va a crecer este año, de acuerdo a las previsiones de todos los organismos europeos e internacionales y el año que viene va a seguir en esa tónica de crecimiento al 2%.

–¿Está influyendo la situación política en la evolución de la economía española? ¿Si hay gobierno antes del plazo del 27 de noviembre, es posible que haya presupuestos para 2024?

–La ministra de Hacienda ya avanzó que, si fuera posible, por supuesto, trabajaría para tener un Presupuesto. Las previsiones no muestran que esté influyendo en la gestión del Gobierno en funciones y tampoco, por supuesto, el resto de gobiernos que no están en funciones. La ejecución del plan de recuperación sigue funcionando.