Me están sacando los colores
Santo y seña de los aficionados, las equipaciones representan el signo distintivo del once en el campo Anéctodas y curiosidades salpican su historia entre los clubes y selecciones
Queridos colores. Signo distintivo de un once en el campo y símbolo que los representa delante de sus aficionados. La materia visible de su esencia, otorga identidad, sentido de pertenencia al grupo y exclusión del resto. ¿De quién es esta prenda? Todo buen hincha que se precie se enfunda la elástica del equipo de sus amores, el hábito de la devoción de los fieles, para que les transmita la fuerza y el poder de sus ídolos.
Pero las reliquias balompédicas no constituyen un objeto sagrado que la divinidad repartió antaño a nuestros ancestros, son meros productos de los avatares de los hombres. Por eso, muchos clubes han cometido sacrilegio sin pudor, y por cuestiones de marketing, ya no visten como la primera vez. Elegir unos determinados colores suele obedecer a un suceso fortuito, capricho, azar, casualidad o necesidad. Al principio los equipos jugaban con cualquier camiseta, no se planteaban lucir un uniforme homogéneo. Resultaba complicado juntar una decena de futbolistas vestidos igual y muchos clubes optaron por el blanco inmaculado, porque era el color mayoritario de la ropa interior.
Decantarse por otro perteneciente a la gama del arco iris fue resultado de curiosas anécdotas. Por ejemplo, el FC Barcelona. Hans (Joan) Gamper escogió el azul y grana al ser los colores del Excelsior de Zúrich, que él también había fundado, y del cantón suizo donde nació. Otra versión sostiene que, en el momento de dibujar el uniforme, se pensó en los lápices mitad azul y rojo que usaban sus contables textiles. La leyenda más pintoresca: que fue idea de la madre de un directivo. La hacendosa mujer cosió unas fajas azulonas y granates a las camisolas de los chicos, y de la fusión de ambas formaciones surgiría una única camiseta: azul y grana, con las mangas de color inverso, y el pantalón... blanco.
El Athletic de Bilbao vestía una zamarra azul y blanca en sus inicios, pero una anécdota hizo que cambiara de uniforme. Juan Elorduy, industrial bilbaíno, era el encargado de traer las equipaciones aprovechando sus viajes a Inglaterra, pues el tejido fabricado allí tenía mejor calidad, no desteñía e iba forrado de felpa. En la Navidad de 1909 Elorduy se hallaba en Londres e intentó adquirir las camisetas que utilizaba el Blackburn Rovers, cuyos colores coincidían con los del Athletic. Pero no encontró suficientes existencias porque había que comprar también para el Atlético de Madrid, que por aquel entonces eran el mismo club. En Southampton, donde debía embarcar, pudo adquirir un lote completo del equipo local, a rayas rojas y blancas. Las prendas gustaron en Bilbao por su textura y colores llamativos, y los futbolistas decidieron vestirlas de forma permanente.
Curiosamente, el Algeciras CF también tomó sus colores rojiblancos de ese conjunto inglés cuando fue a comprar equipaciones a Gibraltar. Por su parte, la Real Balompédica Linense se inspiró en el Newcastle inglés para vestirse con sus tradicionales colores blanco y negro.
El Real Betis basa su verdiblanco en los colores de la bandera de Andalucía. Fue un acto de generosidad de don Manuel Ramos Asensio, quien viendo el penoso atuendo que solían presentar los muchachos, les compró en Escocia unas camisetas a listas verdes y blancas. Y así quedaron para la posteridad, las míticas trece barras que componen el rombo de su escudo.
Viajamos por Europa. El Liverpool vistió primero de azul y blanco (como el Everton, rival de su ciudad). Luego, para distinguirse, cambió a camiseta roja con pantalón blanco, hasta que el carismático Bill Shankly sugirió a sus pupilos que vistieran completos de rojo para parecer más altos. El Manchester United, los reds devils, han lucido muchos colores a lo largo de su historia (recuperados como segundo uniforme: gris, negro, blanco con uve roja). En sus comienzos los futbolistas eran trabajadores de una compañía ferroviaria y lucían los colores verde y amarillo de la empresa, después azul, hasta que se rompió el vínculo comercial y eligieron el rojo. El Arsenal, debido a la falta de recursos, aprovechaba las casacas rojas del Nottingham Forest. Un día a su mítico míster, Herbert Chapman, le llamó la atención un aficionado que vestía un jersey rojo sin mangas sobre su camiseta blanca, y lo copió.
Curioso resulta el devenir de la Juventus de Turín. En su fundación eligieron camisa rosa y pantalón negro. Los tejidos eran de mala calidad, no resistían los lavados, y solicitaron a Inglaterra unas camisetas, pero el distribuidor les mandó las blanquinegras del Notts County. El presupuesto no daba para hacer un nuevo pedido y se quedaron con el bianconero. Su rival, el AC MIlan, nació rossonero porque -según sus fundadores- "el rojo es el color del diablo y el negro siembra el terror".
Más hilarante resulta la historia del Lens. Vestía de verde y negro. En 1926 su presidente, Pierre Moglia, pasó una juerga nocturna frente a la Iglesia de Saint-Léger, vestigio de la ocupación española en Francia. En homenaje adoptó el rojo y amarrillo. Del Borussia Dortmund se dice que cambió al amarillo por la cerveza. Otros clubes tienen explicaciones más sobrias. El Mónaco viste a rayas rojas y blancas en atención al escudo de armas de la Casa Grimaldi. Mismo uniforme que luce el PSV Eindhoven, por ser los colores de esa ciudad holandesa. El Anderlecht belga eligió el morado por motivos eclesiásticos. Y el Bayern Munich adoptó el azul en su pantalón por la bandera de Baviera, ya que el nombre del club hace referencia al topónimo en alemán de esa región.
Cruzamos el charco. El River Plate vestía de blanco. Un día desfilaba una carroza de Carnaval, los jóvenes hinchas tomaron una cinta de tela roja y se la fijaron con imperdibles, a modo de banda diagonal. Impactó tanto que se convirtió en su símbolo. En el mismo barrio bonaerense nació el Boca Juniors. Empezaron de azul celeste, pero no resultaba original. Sí lo fue la propuesta para elegir nuevos colores: los de la bandera del primer barco que entrara por el puerto. Y aquel navío era sueco.
Concluimos el largo periplo con las selecciones. La española hizo su presentación en los Juegos de Amberes 1920 vestida de rojo (por las dos franjas rojas de la bandera), con un león rampante amarillo en el pecho (presente en el escudo de armas del monarca Alfonso XIII y en el del condado de Flandes), pantalón blanco y medias negras con vuelta amarrilla (los colores del ducado de Brabante). A partir de 1941 cambió a camiseta azul (de tonalidad falangista) y calzón blanco. Desde 1947 viste camiseta roja y pantalón azul.
El azzurro de la selección italiana fue un reconocimiento a la Casa de Saboya. Antes iba de blanco. Los blues de Francia vistieron de rojo, después de blanco, hasta que siguiendo la lógica de su bandera, tomaron el azul. Brasil perdió ante Uruguay la Copa del Mundo 1950, en lo que se conoce como el Maracanazo. Tan traumático resultó que su Federación decidió retirar el blanco y pasó a jugar de azul. El diario Correio da Manhá organizó un concurso para escoger el nuevo uniforme. Y resultó vencedor el diseño de Aldyr Garcia Schlee, que combina los colores de la bandera del país: camiseta amarilla con ribetes verdes, calzón azul y medias blancas. Curiosamente, la canarinha ganaría su primer Mundial en 1958 vestida de azul, pues en la final coincidió con los colores del anfitrión, Suecia.
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