Los hombres de Rafa

El liderato del que disfruta la Real Balompédica no es resultado del éxito en el desempeño de sus funciones de una sola persona. No se trata de que el entrenador acierte con las alineaciones ni que los jugadores estén rindiendo a un nivel extremo. Entre bastidores existe un grupo de personas que trabajan de manera abnegada para que los albinegros sigan encadenando victorias. Las más de las veces resulta un trabajo sordo, invisible para el público. Pero no por ello menos valioso. Son los integrantes del cuerpo técnico. Los que trabajan con el entrenador, los que le protegen en los malos momentos. Los hombres de Rafa.

Una estructura que el presidente, Alfredo Gallardo, defendió incluso en los peores momentos era imprescindible sostener, lo que en su día le mereció no pocas críticas. El tiempo se ha encargado de darle la razón.

El cabeza visible de este colectivo, Rafa Escobar, el principal responsable del éxito de esta Balona de récord, empieza y no acaba a repartir elogios para aquellos con los que convive a diario entre las paredes del vetusto Municipal, porque sabe que se desviven por acercarle a un éxito con el que todos sueñan.

"Juan Carlos González Galindo, es mi mano derecha, mi otro yo", dice en referencia al preparador físico, que comparte esa responsabilidad con la de consejero. La conexión entre ambos quedó patente cuando el técnico cordobés le convirtió en su compañero de travesía desde la Unión Deportiva Los Barrios, en la que también formaron tándem.

El preparador de porteros, el ex defensa albinegro Miguel Ángel Ordóñez Chichi, desempeña, en opinión del primer entrenador "un papel fundamental en la relación cuerpo técnico-plantilla", hasta el punto de catalogarlo de "insustituible".

El utilero Manolo Valenzuela Pipi, es "la otra mano derecha" del primer entrenador, "pero en su caso en los asuntos extradeportivos".

"Nadie conoce el club como él, el vestuario, en el que pasa más horas que nadie, es como la palma de su mano", dice Escobar. "No puedo pasar por alto que ha sido de gran ayuda a nivel personal, porque si es cierto eso que se dice de que he cambiado para mejor en algunos aspectos, mucho han tenido que ver los consejos que él me ha dado".

El escudero de Valenzuela, el ex árbitro Rafael Larios Calmante no es sólo necesario "por la cantidad de trabajo" que genera una plantilla que trabaja a diario con un regimen semiprofesional. "Su mayor virtud es que siempre está, para un roto o para un descosido, siempre puedes contar con él".

Un personaje con peso específico en la Balompédica desde hace dos décadas es el masajista, Pepe García, al que su propio entrenador define como "el personaje más peculiar" de cuantos habitan en el vestuario.

"Por un lado es fundamental para el grupo por su trabajo, porque trata a los futbolistas con un cariño especial, pero igual hasta más importante es que Pepe representa la sonrisa eterna del vestuario, es un hombre que despide alegría y eso en una caseta es muy valioso, sobre todo cuando las cosas no han ido tan bien como ahora".

Mención especial merecen los servicios médicos de la Balompédica, integrados por el doctor Paco Reyes y el fisioterapeuta Gil Juan, que si bien no comparten el trabajo de campo a diario con el colectivo, son "igual o más importantes" que los que sí lo hacen.

"Creo que una misma definición es válida para ambos", dice Escobar. "Por encima de todo son tremendamente profesionales, trabajan con un criterio exquisito".

"Hemos congeniado desde el principio, porque, como nosotros, buscan por encima de todo el bien del equipo", subraya el primer entrenador. "He trabajado con otras personas que desempeñaban sus funciones y nunca alcancé tanta afinidad. Ellos han comprendido que lo importante es que los jugadores se recuperen cuanto antes y con las mayores garantías pero sin perder de vista la salud del futbolista y ésa es la combinación perfecta".