Un gol de raza de incalculable valor (1-1)

Es complicado cuantificar aún el valor real del gol que marcó ayer el algecireño Adrián Máiquez y que significó el empate en casa de la Gimnástica Segoviana, que se adelantó por un penalti accidental, y también la ruptura con los empates a cero a domicilio en esta larga fase de ascenso. Lo que realmente vale ese cabezazo hecho con el corazón de un algecirista más que con la cabeza se verá el próximo domingo en el duelo, ahora sí, definitivo, pero sin duda ayer supo a caviar. El Algeciras Club de Fútbol supo sufrir y levantarse de un nuevo golpe, de varios golpes, para convertir el empedrado que estaba siendo este camino de retorno a Segunda B en una vía asfaltada, una especie de acueducto en el que llevar litros y litros de alegría de Segovia a Algeciras, que vuelve a tenerlo, y ahora más que nunca, en sus manos.

Fue un partido duro, e incluso cruel para el Algeciras. A estas alturas, y con la gloria en juego, no se regala ni lo más mínimo y cada jugada es una batalla importante a ganar. Ningún equipo puede sentirse cómodo en estas circunstancias y ayer ninguno de los combatientes lo estuvieron. Las opciones escasearon, aunque el Algeciras tuvo alguna muy clara en la primera parte, e imperó el orden en uno y otro bando, que se repartieron los dominios a lo largo de la contienda. Lo más importante y meritorio que hizo ayer el cuadro de Mere es que fue capaz de no sucumbir ante el mazazo del tanto segoviano en la segunda parte. Tras despertar de un noqueo que pudo ser fatal, llegó un celebradísimo empate y sólo la desgraciada lesión de Adri Pavón (que obligó al equipo a jugar con diez cuando mejor estaba y era la segunda de gravedad tras la de Gabri en la primera parte) frenó a los albirrojos en su mejor momento sobre el césped de La Albuera.

El técnico del Algeciras optó por entregar la mediapunta, el enganche, al canterano Antoñito y se marcó un súperpartido. Gabri volvió al costado izquierdo pero en el minuto 33 tuvo que dejar su sitio a Javi Chico por lesión. Los del Nuevo Mirador no brillaron en unas circunstancias difíciles, ante un equipo muy serio y con peligro arriba pero se mostró como un bloque serio, robusto y contundente.

De alguna manera fue una continuidad de las salidas de Aranda e Ibiza. Y como en aquellos partidos, volvió a perdonar. Los planteamientos no dejaban lugar para demasiadas ocasiones y las pocas que se dieron no tuvieron buen fin ante la precipitación en las penúltimas decisiones o en la decisión final. Joselu, nada más empezar el partido, estuvo a centímetros de aprovecharse de un error defensivo local para encarar al portero. No llegó. Antoñito tuvo la más clara a pase de Joselu pero disparó centrado a las manos de un meta Pablo que se mostró inseguro por arriba.

El partido se jugaba más en el campo azulgrana, Manzano y Mario ganaron más en el centro, pero la Segoviana tiene peligro arriba. Dani Calleja y Quique ponían velocidad en los contragolpes, desborde y en una de esas Dani Arribas, que estuvo poco solidario, tuvo la más clara para los de Santi Sedano. En la primera parte, como ocurriría en la segunda, hubo tramos para uno y para otro equipo. Incluso minutos en los que el partido parecía roto, de una portería a otra, para templarse de nuevo ante el empate a cero del marcador. El Algeciras tuvo que recomponerse tras la marcha obligada de Gabri y con Javi Chico.

La segunda parte parecía caminar por la misma vereda pero los detalles agitaron el partido. Sobre todo el que aconteció a los cinto minutos del segundo acto. Un desgraciado accidente de esos que te hacen pensar que no es el año del Algeciras. Manu centra desde la derecha y en una carambola el balón toca en la mano izquierda Berlanga. Manos tan involuntaria como clara. El árbitro no dudó. Y tampoco Dani Calleja que venció a Josemi para poner el 1-0.

En los siguientes minutos el Algeciras rozó la tragedia. Parecía fuera del partido. Lo despertó otro accidente. Un despeje del defensa Anel cruzó todo el campo hasta llegar a Arribas, que ganó en velocidad a Víctor González pero falló cuando toda La Albuera cantaba el gol. Había que cambiar algo y la entrada de Adri Pavón por Mario devolvió la seguridad, la tranquilidad y el partido al Algeciras. No fue algo instantáneo sino como el boxeador que se va a la esquina para recuperarse. Pero lo hizo.

Antoñito seguía inquieto, Joselu no dejó de pelear. Fue el canterano el que puso un balón en el área que remató Melchor, sin marca, al larguero. El balón quedó como una moneda al aire, sin dueño y aparentemente sin peligro, pero Adrián Máiquez lo vio claro, se vistió del mejor reboteador de la NBA y entró con todo, o marcaba o se llevaba media Segoviana por delante, y marcó con un cabezado con el alma. Era mucho más que un empate.

Con él también llegó el hundimiento de la Gimnástica Segoviana y ahora la esperanza y el partido había cambiado de bando. El Algeciras quiso más. Mere dio entrada a Willy y los albirrojos lo intentaron pero llegó un nuevo mazazo en forma de lesión grave de Adri Pavón tras una durísima entrada de Manu. El sevillano acabó en el hospital, y el cuadro algecireño sólo pudo mantener una renta que le permitirá afrontar en ventaja la vuelta en el templo algecirista por primera vez en esta fase de ascenso. Un privilegio que ha costado sangre, sudor y lágrimas y que equipo más afición tienen que aprovechar para que esta temporada sea el éxito que merece.

ÁRBITRO: Antonio Alberola Rojas (Colegio de Castilla La Mancha). Acertó en la jugada del penalti en la que el balón toca de forma involuntaria en las manos de Berlanga.

TARJETAS: Amarillas a los locales Anel y Manu y a los visitantes Berlanga, Javi Chico y Joselu.

GOLES: 1-0 (51') Dani Calleja, de penalti. 1-1 (65') Adrián Máiquez tras rematar de cabeza un rechace dentro del área.

INCIDENCIAS: Encuentro de ida de la eliminatoria definitiva por el ascenso a Segunda división B disputado en el estadio municipal La Albuera de Segovia ante más de 2.000 espectadores.