Un año y medio sin hacer un póker de goles

El Algeciras saboreó el pasado domingo en Arcos una goleada que no lograba desde hacía un año y cinco meses. La última vez que marcó cuatro goles como en el Antonio Barbadillo fue hace dos temporadas, el 12 de mayo de 2007, en un partido en casa ante el Cabecense que finalizó con 4-0. El encuentro se recuerda con especial cariño en el algecirismo por cuanto gracias a esa victoria el equipo entonces entrenado por Manolín Núñez se convirtió de forma matemática en campeón del grupo X de Tercera, lo que le otorgó una ventaja en las eliminatorias de ascenso que acabaría por serle muy útil para lograr el salto a la Segunda B.

Aquella tarde de primavera inauguró el marcador Manu, de penalti, en el minuto 45. Pasados diez de la segunda parte el mismo jugador volvió a ejecutar una pena máxima con acierto. En el 69' Copi consiguió el tercero y el cuarto se lo adjudicó Francis Flores en el 79'. Era el equipo, entre otros, de Félix, Máiquez, Chumi, Manuel Ángel, Rico, Curro, Alfaro, Pedro, Alexis, May y Mario, que curiosamente jugó aquel día y el domingo también en Arcos, donde además firmó un golazo de cabeza que en encarriló la victoria de los de Yiyi.

Aquella temporada el Algeciras había marcado cuatro goles otras veces. En casa, al Ayamonte, al Chiclana, al Pozoblanco y al Sanluqueño. Fuera, sólo en campo del Xerez B. A la siguiente, ya en Segunda B, ni por asomo. Fue una campaña nefasta en la que consiguió un sólo triunfo fuera de casa, el 6 de abril en Sevilla ante el Betis B (0-2), en un encuentro intrascendente en el que ya participaron algunos de los actuales miembros de la plantilla algecirista, entonces recién salidos del filial: Migue Tirado, Alvaro, Mena e Iván. Era la 32ª jornada de Liga en el grupo IV. Es decir el Algeciras necesitó varios meses para estrenarse fuera. Esta campaña, en Primera Andaluza tras el descenso en los despachos por impago, lo ha logrado en el tercer desplazamiento, tras un empate a uno en Jerez ante el filial azulino y una derrota en Isla Cristina de la que la joven plantilla de Yiyi parece que aprendió mucho.