Dos con ánimos de revancha

Dos jugadores del CD Tudelano tienen desde mañana algo más que una eliminatoria en juego. Tres años después el fútbol le ha brindado la oportunidad de poder vengar (deportivamente se entiende) la eliminación de que fueron objeto cuando eran jugadores del CD Mirandés. Iván Moreno y Oussama Souaidy militaban en el equipo burgalés en 2008. Después de empatar en La Línea, Anduva se preparó para un ascenso… pero fue la Balompédica la que lo festejó.

El delantero Iván Moreno, que posteriormente defendería los colores de la UD Los Barrios entiende que su equipo "no ha tenido suerte" en el sorteo de la fase de ascenso a Segunda B, pero tiene plena confianza en que esta temporada el equipo ribero se puede resarcir de la decepción que sufrió hace un año cuando perdió las eliminatorias con el Atlético Baleares por el doble valor de los goles fuera de casa, y frente a la Sanboia en la tanda de los penaltis.

"En La Línea conseguimos empatar a un gol, pero en la vuelta ellos ascendieron porque empatamos a tres goles en Anduva", recuerda Iván Moreno, al referirse al enfrentamiento entre Balona y Mirandés. "Precisamente, yo anoté el empate a tres, pero nos hacía falta un cuarto gol que no llegó".

"Lo que suceda en la vuelta va a depender en buena medida del resultado de la ida, pero hace tres años la Balona congregó entonces a más de 10.000 aficionados. Parecía un partido de más categoría que de Tercera".

Iván Morenoentiende que existe "una gran diferencia" entre el grupo Navarro y el décimo, en el que milita la Balompédica. "Allí habría equipos de mitad de la tabla de Navarra que sufrirían mucho para mantener la categoría. Pero pasa lo mismo con los grupos de La Rioja o Cantabria. Aquella tierra es muy grande y el fútbol es más competitivo. Los equipos de cabeza no es que sean mejores que los equipos de la zona alta de nuestra tierra, pero en Andalucía casi todos los jugadores son semiprofesionales. Al menos así era cuando estuve yo. Igual ahora con la crisis ha cambiado algo, pero no lo creo".

"Hemos tenido mala suerte en el sorteo. Dentro de lo que había en el bombo no nos ha tocado lo más asequible por el viaje y por todo. Eso no quiere decir que no vayamos a ascender, pero nos podía haber tocado el Náxara, el Andorra o el Noja, por cercanía. Y encima el andaluz el más dificíl, pero es lo que hay".

"No se puede pensar que estemos condenados, ni mucho menos. Yo ascendí a Segunda B con el Varea y lo hicimos contra un equipo profesional como el San Sebastián de los Reyes. En una eliminatoria puede suceder cualquier cosa y somos optimistas porque el Tudelano ha demostado que en los play-off de ascenso lo hacemos bastante bien. También hay que tener suerte, pero si nos ganan la Balompédica no lo va a tener tan fácil si quiere subir".

"Nosotros estamos muy ilusionados. Nos han dado la oportunidad de poder arreglar la decepción de la temporada pasada y resarcirnos. Noto a mis compañeros muy optimistas y con la sensación de que se puede ascender".

Por su parte el internacional marroquí Oussama Souaidy participó sólo en el partido de ida de aquella eliminatoria entre Mirandés y Balompédica. "En el de vuelta la Balona tuvo la suerte de que me doblé el tobillo", bromea.

"De aquel partido tengo un recuerdo espectacular, lo de la afición fue fantástico", recuerda. "Sabemos que si no logramos un resultado amplio podemos sufrir en La Línea, pero ellos también van a sufrir aquí, porque la gente aquí está muy enganchada con nosotros y se va a volcar".

"También es verdad que la sangre de los andaluces es más caliente, más parecida a la mía, que vivo apenas a cincuenta kilómetros de allí", agrega mientras ríe.

"En el aspecto deportivo yo creo que estamos al cincuenta por ciento", valora. "A fin de cuentas los dos somos campeones. Mucha gente dice que el nivel de la Tercera andaluza es superior, pero yo creo que los dos equipos tenemos un nivel parecido".

"Está claro que al final todos somos futbolistas de Tercera, porque si alguno de nosotros fuese tan superior a los demás, no estaría jugando en esta categoría". Esta última afirmación, hecha por un jugador que llegó a debutar con el Toulousse en la máxima categoría francesa y que particpó en unos Juegos Olímpicos no debe ser pasada por alto.