Leiva catapulta al Algeciras (1-0)

Algeciras/La genialidad se tiene o no se tiene, y Álvaro Leiva la lleva en los genes. ¿Dónde se había metido? Qué más da. El fútbol solo vive el presente y lo más inmediato es que el algecireño apareció en un partido opaco y horrendo para poner un toque de luz en el Algeciras CF con un gol que solo se le podría haber ocurrido a él. A los pocos minutos de salir del banquillo, Leiva recordó a aquel Leiva deslumbrante y fabricó una especie de centro chut que se envenenó para poner patas arribas al Nuevo Mirador y decidir un encuentro que estaba condenado a un amargo cero a cero.

Leiva prendió la mecha de un Algeciras que vuelve a experimentar un subidón, el primero de 2025 gracias a una victoria determinante por muchos motivos: los albirrojos volvieron a sumar de tres, se distanciaron de un colista que estuvo a punto de provocar un disgusto y el equipo de Fran Justo se aúpa hasta los 28 puntos en la clasificación en el inicio de la segunda vuelta de la temporada. Con 28 puntazos, el Algeciras se sitúa a uno solo del playoff de ascenso y cuatro por encima del descenso en un grupo II de la Primera Federación no apto para cardiacos. Un grupo para valientes y locos.

El chicharro de Alvarito Leiva lo eclipsará todo para un algecirismo que tuvo que digerir un partido áspero a más no poder, un ejercicio de auténtica fe para todos los que acudieron a las gradas del templo rojiblanco. Como el entrenador auguró, la píldora ante el colista corría riesgo de atragantarse y poco le faltó. Tras una primera parte dura para las retinas, el partido se abrió en la segunda mitad. El veterano de guerra Emilio Nsue pudo adelantar a los alicantinos con un remate al palo tras un córner. El balón parado fue la gran amenaza de los hombres de negro. El Algeciras tuvo la suya con una oportunidad de Rodrigo Escudero, que jugó la última media hora. La suerte parecía echada aunque los últimos cartuchos del banquillo funcionaron. Leiva saltó en el minuto 83 junto a su inseparable Tomás. En cinco minutos, Leiva ofreció más fútbol que casi todos los demás en lo que iba de partido, pero el algecireño se reservó la traca final con un balón que chutó o centró desde la derecha y se coló en el portal de Samu Casado. El Mirador se cayó.

Primer tiempo duro de digerir

El Algeciras salió queriendo ser protagonista y con el balón ante el Intercity. Fran Justo remodeló el once con respecto al de la visita al Atlético de Madrid B. La gripe había estado circulando por la caseta otra semana más y se quedaron fuera gente como Eric Montes o de nuevo Escudero. Regresaron Paris Adot -fundamental- y Aleix Coch. Manín repitió en punta de lanza.

Los albirrojos llevaron las manijas de inicio sin profundizar frente al entramado de un colista que lo tenía muy claro: intentar aprovechar una fuga o un desajuste para montar la marimorena a la contra con jugadores rápidos como Zequi, Ñito y compañía. El conjunto de Alicante se acercó y dejó sus primeros avisos a balón parado, pero sin intimidar. El partido se jugaba con un ritmo lento, muy lento, más aún cuando tenía la bola el Intercity, que parecía interesado en hacer un partido largo en La Menacha.

Más allá de algún intento de conexión frustrado, el Algeciras apenas se asomó. Los de Fran Justo lanzaron su primer córner a la media hora y ni siquiera chutaron a puerta en el primer periodo. Tampoco lo hizo el Intercity. Lo dicho, la primera parte era para mandarla directamente a la papelera de reciclaje.

La segunda parte, más abierta

El Algeciras volvió del vestuario con otras intenciones y nada más salir Javi Gómez desbordó por la izquierda, pero su disparo salió muy desviado. El Intercity debió detectar de que era su momento y metió una marcha más. Los alicantinos volcaron el campo hacia el otro, solo durante unos minutos, los suficientes para provocar un saque de esquina en el minuto 54 en el que Emilio Nsue remató al palo y Andreu mandó fuera el rechace. Se libró el Algeciras.

El toque de atención llegó al banquillo local y Fran Justo sacó de la reserva a Rodrigo Escudero, que seguramente no estará el cien por cien. El ariete la tuvo nada más pisar el verde con una doble ocasión cuyo segundo disparo se marchó muy cerquita de coger portería. Era la más clara de los albirrojos.

El Algeciras se reactivó y otra vez agarró el volante de un partido que se había abierto, más aún con el carrusel de sustituciones. A falta de un cuarto de hora, el embotellamiento de los locales sobre los visitantes era constante, pero faltaba ese remate final, como el que intentó Neco casi cayéndose. Llegó el minuto 82 y saltaron Tomás y Leiva, las últimas balas. Álvaro protagonizó una buena internada en la primera que tuvo por el costado derecho. Instantes después y por esa misma banda, el algecireño se sacó el centro chut que perforó la meta del Intercity y provocó la euforia en el estadio. Su primer gol de la temporada, su primera gran pincelada desde que volvió cedido por el Castilla. 

El tramo final tocó sufrir como mandan los cánones del buen algecirismo, con el Intercity achuchando, el público silbando y el árbitro estirando el añadido un poco más allá, pero el portal de Lucho se quedó intacto. Y ya se sabe, si el Algeciras no encaja, es sinónimo de victoria.